demanda de prostitutas cayó 50%


Una crisis de la gran puta: en lo que va de 2009, la demanda de prostitutas cayó 50%



La trabajadora sexual Elena Eva Reynaga afiló el lápiz y lanzó la sentencia: “Con la desocupación, el trabajo delas compañeras se redujo a la mitad”. Así, la titular de la Asociaciónde Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR), integrante de la Centralde los Trabajadores Argentinos (CTA), confirmó a este diario que desdeque la crisis internacional contrajo la economía, la calle se puso durapara todos por igual.


Este verano, elescenario es el peor: a pesar de que hay menos demanda, cada vez sonmás las mujeres y los hombres con problemas de trabajo que recurren almercado del sexo para poder sobrevivir. “Lo que pasa es que la gente sequeda sin trabajo y no consume. Y encima hay cada vez más oferta dechicas porque no encuentran otro trabajo. En Capital, por ejemplo,muchas limpian casas por horas o se buscan otra cosa para complementary parar la olla. Ya pasaron los tiempos en los que estábamos con lacartera llena de plata”, describió Reynaga y analizó el proceso queempeoró desde diciembre pasado: un sostenido incremento de la ofertasexual acompañado por una merma muy notable de clientes, mucho sexovirtual y muy poco sexo real. ¿El resultado? La reducción de lastarifas y, en consecuencia, del ingreso que reciben quienes se dedicana esta tarea. “Hoy hasta para limpiar te piden que sepas computación.Exigen demasiado y las chicas buscan otras salidas. El tema es que eltrabajo sexual te da bastante autonomía. Nosotras paramos y volvemos ala hora que queremos y eso es importante para las que somos jefas dehogar”, explicó Reynaga.


PEOR QUE EN 2001. Tanto lastrabajadoras sexuales como los clientes así como los dueños dedepartamentos privados que ofrecen sus servicios en el rubro 59coinciden en que éste ha sido el verano más difícil. “Esta temporadafue peor que en la crisis de 2001 y 2002, cuando casi no había laburo”,cuenta el dueño de un viejo local nocturno del centro porteño queaceptó entregar su mirada sobre el oficio. Para este testigo de lanoche porteña, “lo único que salvó el deterioro de 2001 fue ladevaluación del peso, porque todos los bulos se llenaron de turistas,pero ahora, además de que hay pocos turistas, los clientes estánarrugando mucho, ya no quieren gastar”, se quejó.
Una decena de masajistas que trabajan en departamentos y publican regularmente en diarios y páginas web identificaronla merma con la misma cifra. “Bajó un 50%, y si bien siempre cae en elverano, éste fue mucho peor acá y en la costa. Ahora los clientesvienen cada muerte de obispo. Muchos se quedaron sin trabajo o tienenmiedo de perderlo y directamente no vienen”, cuentan las chicas.“Nosotras nunca preguntamos nada a nuestros clientes, pero sabemos quela mayoría de los que vienen son comerciantes. La noche está bastantemuerta. ¿Cómo nos damos cuenta? Es fácil. Vienen a vernos al mediodía”,confiesa Valeria. Sin embargo, al igual que sus compañeras, tiene laesperanza de que la crisis afloje: “Por ahora no nos buscamos ningúnlaburo alternativo. La seguiremos peleando acá y veremos qué pasa enmarzo”.


UNA GANGA. A pesar de que BuenosAires es reconocida como una de las ciudades del país con mayor ofertade sexo, en el interior la caída también supera el 50%. En La Plata,Susana Martínez, a cargo del Hospital de Prostitutas de esa localidad,confirma el deterioro: “Aumenta todo y hay muy poca guita en la calle.Cada vez son más las quejas de que no hay laburo. Acá vemos muchaschicas que tienen dos o tres pibes y la pasan más difícil que decostumbre”. Pero cuando el dinero merma todos tironean el doble. “Loque está pasando ahora es que el comisario se abusa y cobra más,entonces las chicas tienen menos plata para pagar avisos y esas cosas”,explicó.


En el mundo de la prostitución masculina lasituación es similar. Javier tiene 24 años y desde hace un año y mediotrabaja como taxi boy en Barrio Norte. “Volví de viaje hacedos meses pues me fui a trabajar afuera porque acá estaba difícil. Cadavez hay más hombres en el negocio porque no consiguen otros trabajos yla cosa está más repartida.” Para él, hay grandes diferencias con laschicas. “No es tan fácil: hay que pagar gimnasio, departamentoy otros gastos para mantenerse bien estéticamente. Hay como 300 o 400chicos trabajando. Poner un aviso en internet sale 500 pesos, y pagarun anuncio en un diario pesa lo mismo. Pero rinde muchísimo”, diceHernán. “Yo atendía cuatro clientes por día y ahora tengo dos consuerte. Estaba acostumbrado a hacer 1.000 pesos diarios y tuve quereducir todo”, se lamenta. Sin embargo, la peor parte se la llevan losamateurs. Desde AMMAR no ocultan su sorpresa por la cantidad de genteque se lanzó a trabajar por primera vez. “Eso es delicado –diceRoxana–, llegan, invierten lo poco que tienen, cobran muy poco parasobrevivir, se terminan enfermando. O alguien hace algo y nos respeta,o esto será cada vez peor”, advirtió.


Fuente: Crítica Digital.