Se publico el libro de Pappo
Pappo en tu biblioteca
Se publican dos libros para reconstruir el mito: un anecdotario y una biografía. Hablamos con los autores.
Germán Arrascaeta
Pappo fue un genio pero también un enigma. Y al igual que Luca Prodan fue interpretado de manera antojadiza por haberse convertido en una estampita que se pega en la frente para exaltar fulgor callejero. Para algunos, Pappo fue un troglodita con el ímpetu de un Hell angel; para otros, un bluesman virtuoso. Para la minoría, en la que me alisto, un músico exquisito con vida y obra que exigen varios niveles de interpretación. Es decir, Norberto fue más que el personaje que le sugiere al dee jay que se busque un trabajo honesto o el que le pega una piña al músico indie que se considera el dueño del gusto.
A pocos días de un nuevo aniversario de su muerte, tres colegas que, según interpreto, comparten su espacio en esa minoría, se despachan con sendos libros sobre Pappo. Uno será un frondoso anecdotario compilado por Fernando García y José Bellas, dos periodistas de Clarín quienes contarán con un ensayo introductorio de su compañero Pablo Schanton. El título, 100 veces Pappo; la editorial, Norma. El otro consistirá en una biografía. La escribió y está próximo a editarla Sergio Marchi, el hasta aquí biógrafo de Charly García. Se titulará Hombre suburbano, bajo licencia de editorial Planeta.
100 veces Pappo ya está en librerías y en su contratapa se erige como un “sincero homenaje al último mito del rock argentino” por parte de dos plumas que han testimoniado y coleccionado, según el caso, “las más fantásticas y curiosas anécdotas sobre Pappo”.Hombre suburbano saldrá dentro de unas semanas y Planeta tiene entre algodones toda la data relacionada a la edición. No obstante, a pedido, Marchi adelanta: “Fue un laburo tremendo. Cuatro años de investigación, más de 60 entrevistas… Hablan todos, de Spinetta a BB King. Y el libro me permite concluir algo que ya suponía: Pappo fue un tipo complejo”. Reforzá los estantes de tu biblioteca
Bellas – García: Evocación suprema y napolitana
-¿Por qué un libro de anécdotas y no una biografía? Ustedes siempre observan que Pappo es un mito sobre el que pesan algunos malentendidos.
-(José Bellas) Porque, desde el vamos, este libro fue así. Fueron muchos años de atesorar historias, contárnoslas y fantasear. Una vez que acumulamos 20 o 30 relatos increíbles, algunos vividos de primera mano con el Carpo, concluimos que una anécdota era buena sólo si nos cagábamos de risa. Bromeábamos: “Tenemos que hacer El libro gordo de Pappo”. Era un puro hobby. Cuando esa broma tuvo el viso de seriedad de un contrato editorial, salimos a buscar más y nos dimos cuenta de que el historial es inagotable. Indudablemente, Pappo es un artista mucho más completo y complejo que lo que una mirada superficial puede llegar a detectar. Es como un milhojas debajo de una carrocería de acero: si agarrás el soldador, enseguida aparece un mundo fascinante. Las historias intentan dar cuenta de un TODO, al que habría que complementar con esa voz, ese sonido de guitarra, esas letras, ese olor.
-¿Cómo realizaron el relevamiento de anécdotas? ¿Cómo asegurarse que una fuente entusiasta no distorsione un poco lo que realmente pasó?
-Al no ser una biografía, trabajamos con la soltura y libertad de quien no tiene que tener a la verosimilitud como un único norte. Alguien dijo alguna vez: “Las cosas no son como sucedieron, sino como se las recuerda”. Así que nos pareció que la mejor forma era tratar de captar y transmitir los relatos como si fuesen de una sola toma. Confiamos en que el recuerdo de aquellos que vivieron el episodio de primera mano nos lo estaban transmitiendo de la manera más vívida posible, como una evocación suprema... napolitana.
-Fernando, el sobre interno del disco “Pappo y amigos” tiene un texto de tu autoría que va al hueso sobre la relevancia de su legado. ¿”100 veces Pappo” es otro paso más en tu batalla por legitimar a Pappo como algo más que…? Completar línea de puntos.
- (Fernando García) No creo que se trate de una legitimación, pocas cosas tan legítimas como Pappo hay en el rock. Más bien es una necesidad a partir de re escuchar insistentemente Pappo's Blues en los ‘90, después de haberlo heredado de los hermanos mayores (me refiero a los hermanos de la música, a los incitadores-iniciadores-avivagiles de Pappo's Blues III bajo el brazo en el Parque Rivadavia) y de haberlo perdido en algún momento entre el pos punk y los años underground. Pappo siempre fue una referencia, pero redescubrirlo me hizo ver todo el error sistemático en su interpretación. ¿Por qué no habría de hacerse un verso perfecto cantándole a un motor? ¿Por qué Cristálida sí y Abelardo el pollo no?
-Eso, ¿por qué?
-Parte del redescubrimiento fue a partir de recuperar los discos de vinilo uno por uno, lo otro de la experiencia directa entrevistándolo: cada encuentro fue una performance, igual a nadie, mejor que todos. Recuerdo una nota donde yo escribía hacia 1993 que de la época templaria solo quedaban vigentes Charly, Spinetta y Pappo. Por alguna razón que nunca entendí, Pappo fue borrado de esa tríada. ¿Why? ¿No estaba a la altura artística? Nah Me rebeló la idea de cierta intelligentsia de que gustar de Pappo podía ser o bien un gesto snob o directamente cultivar. La militancia por el gusto de Pappo empezó con la votación de El auto rojo entre los mejores discos de 1999, siguió con el texto de “Pappo & Amigos” y, visto así, es posible que se complete con “100 veces Pappo”. Pero Pappo no necesita de mi legitimación en absoluto, ni siquiera de mi memoria. Simplemente, creo que se lo puede abordar de una manera distinta y eso es lo que siempre traté de hacer en los textos. Atisbar el encanto de la sensibilidad incorrecta.
-En la previa de la edición me habían comentado que hay mucho de Córdoba en el libro. Pappo amaba nuestros cabarets, pero también paseó todos sus proyectos por nuestros festivales. ¿Qué prevalece?
-Todo junto y revuelto. Hay mucho Córdoba porque Pappo tocó mucho allá y de las giras con Riff salen varios cuentos. También recopilamos sus cameos en el libro de Palazzo, nobleza obliga. Ese es un punto también. Donde ya había una buena historia contada se la buscó y se la refiere con su crédito completo. El folklore de Pappo es colectivo, nosotros simplemente juntamos, escuchamos, preguntamos. Por eso la autoría es relativa. Además sus shows en los Cosquines fueron todos memorables.
-¿Pappo era más jodido que entrañable? ¿O viceversa?
-(Bellas) Era un jodido entrañable. En ese sentido, el libro tiene algo de statement. Ahora todos los músicos quieren parecer buenas personas: hacen los deberes, bailan, no generan polémicas. Todo el tiempo contemporizan. Pappo era como esas parrilladas completas que vienen con todo, inclusive, con algunos cortes desagradables, que nadie quiere. Siempre que le preguntan a Vitico “¿Qué le dirías si lo pudieras ver?”, él contesta “Que vuelva, por favor”. Es eso. Lo extrañamos como a casi nadie.
Sergio Marchi: “No evité ningún tema espinoso”
-¿Tuviste la venia de los herederos?
-Cuando decidí este libro, Pappo estaba vivo. Y cuando él se muere, abandono el proyecto. Y cuando decido recomenzar, hablo con dos personas: Luciano (Napolitano, su hijo) y Liliana (Napolitano, su hermana). Luciano me ofreció todo lo que estuviera a su alcance. Con Liliana me costó un poco más, pero cuando se abrió, fue divina. Hubo gente que no quiso hablar, pero no por mala onda. Sólo una persona pudo haber tenido esa razón. Entiendo sus causas.
-Me interesa saber si habrá un capítulo dedicado a las letras de Pappo. Te lo consulta porque considero que es un aspecto subestimado en su vida siendo que tenía una gran pluma.
-El libro abarca todo Pappo, y hay mucho hincapié en el tema letras porque pienso exactamente lo mismo que vos. No se lo ha valorado como letrista. A veces ha escrito bestialidades, pero hasta esas bestialidades eran muy simpáticas. En términos gramaticales, digo. No le quité el cuerpo a ningún tema. Ni siquiera a la piña que le pegó a Lucas Martí. Está recontado ese incidente. Ningún libro de rock tiene tantas entrevistas. Entrevisté a grandes, personajes chicos. Me he ido a distintos lugares del conurbano. Hay cosas que nadie sabe de la vida de Pappo. Son cosas que yo no sabía hasta que me las contaron. Y yo era fan de Pappo.
-Una biografía reveladora, entonces.
-No sé si revelador, esclarecedor. Quiero que la gente lo juzgue por su cuenta.
-¿Qué te dijo Charly de este laburo?
-Nada, porque hace un año y medio que no lo veo. No lo entrevisté para este libro, pero sé muy bien lo que pensaba de Pappo. Y además, hay un tema suyo que adaptó para referirse a él. Eso fue en 2005. Se muere Pappo y graba una versión de un tema propio que se llama Loco, no te sobra una moneda. Está la relación Charly - Pappo, pero García no habló para el libro.
-¿Estará al tanto de que estás en esta bio?
-No lo sé. La última vez que lo vi, ni siquiera había salido Beatlend (el libro de Marchi sobre The Beatles, escrito en colaboración con el músico Fernando Blanco). Por supuesto, le haré llegar un ejemplar.
–¿Por qué creés que la figura de Pappo sugiere un hombre suburbano aun siendo él un porteño de pura cepa?
–Porque el suburbio es o era el barrio. Y más en esa época, de fines de los ‘60, comienzos de los 70, y sobre todo donde vivía Pappo. Esta es una explicación que te va a quedar muy clara con el libro: en esa época no era lo mismo ser del Centro que de Flores o Belgrano. El contraste era mucho más marcado. Un porteño, justamente, conoce la diferencia entre los barrios. Esa “frontera”, si querés llamarlo así, se ha ido diluyendo. Pero yo era de algún modo un pibe suburbano porque era de Flores; ibas al Centro a trabajar o a algo en especial. El Centro no es esa cosa espantosa de hoy, de la cual querés huir. En ese tiempo tenía magia, era toda una salida. Flores, por ejemplo, tenía su movida, y era “el Centro” de otros barrios más suburbanos aún: Mataderos, Liniers, Floresta. Pappo era esencialmente un tipo de barrio, aferrado a esos valores y códigos de antes.
Fuente: http://vos.lavoz.com.ar/content/pappo-en-tu-biblioteca
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