Generosidad...



Generosidad
La generosidad del ser humano es el hábito de dar y entender a los demás. Comparado a menudo con la caridad como virtud, la generosidad se acepta extensamente en sociedad como un hábito deseable. En momentos de desastres naturales, los esfuerzos de la ayuda son con frecuencia proporcionados, voluntariamente, por los individuos o los grupos que actúan de manera unilateral en su entrega de tiempo, de recursos, de mercancías, de dinero, etc. La generosidad es una forma de altruismo y rasgo de la filantropía, como puede verse en las personas anónimas que prestan servicios en una organización no lucrativa.




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La generosidad puede también ser tiempo, dinero, o trabajo del gasto, para otros, sin la recompensa en vuelta. Aunque el término generosidad va a menudo de común acuerdo con caridad, mucha gente en el ojo del público desea el reconocimiento de sus buenos actos. Las donaciones son necesarias para apoyar organizaciones y sus comités, sin embargo, la generosidad no debe estar limitada a épocas de gran necesidad tales como desastres y situaciones extremas; ya que la generosidad no ha de estar basada solamente en el estado económico, sino que por el contrario, incluye las intenciones puras del individuo de mirar hacia fuera para bien común de la sociedad y dar ejemplo a los demás.






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La generosidad debe reflejar la pasión del individuo en la ayuda. Un ejemplo común de la verdadera generosidad es el de muchas organizaciones no lucrativas. Estas organizaciones, pequeñas o grandes, proporcionan las herramientas libres, fuentes, y aguantan largas horas de trabajo para mejorar las condiciones y dar a la gente menos afortunada el consuelo y/o apoyo que necesitan.Entender a las demas personas y ser amable con todo el mundo.




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Es claro que resulta más fácil hacer un favor a una persona que nos resulta simpática (un hermano, un amigo) que al que nos cae mal. Este hecho se da especialmente en la adolescencia, en la que se juzga a las personas sin matices: son buenas o malas, simpáticas o antipáticas. Y los actos generosos se dirigen hacia los simpáticos y buenos. Pero esto no es auténtica generosidad, porque no se actúa a favor del que lo necesita, sino a favor del que me cae bien.
El egocentrismo nos lleva a la infelicidad, aunque la sociedad actual nos quiera persuadir de lo contrario. Cuando la atención se vuelca hacia el “Yo”, se acaba haciendo un doble daño: a los demás mientras se les pasa por encima, y a uno mismo, porque a la postre se queda solo.






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A pesar de la gran desvalorización de la sociedad, hay que decir que muchos hombres y mujeres son ejemplos silenciosos de generosidad: la madre que hace de comer, se arregla, limpia la casa y además se da tiempo para ir a trabajar; el padre que duerme solo cinco o seis horas diarias para dar el sustento a sus hijos; la juventud generosa que ayuda a sus amigos cuando tienen problemas. Todos ellos son ejemplos que sin duda deberíamos seguir. Y estos actos de generosidad son de verdad heroicos. Siempre es más fácil hacer un acto grandioso por el cual nos admiren, que “simplemente” darnos a los demás sin obtener ningún crédito. Y es que casi todos tendemos a buscar el propio brillo, la propia satisfacción, el prevalecer sobre los demás y solemos evitar el dar nuestra luz a los demás.








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Dar sin esperar nada a cambio

Conviene , por una parte ser generoso cuando se da y, por otra, no mostrar dureza en reclamar lo que nos deben, y en toda suerte de transacciones cuando vendemos, cuando compramos, cuando damos o recibimos un alquiler, en las relaciones de vecindad en la ciudad y en le campo, manifestarse ecuánime, afable, dispuesto a ceder en muchos casos de su propio derecho, manteniéndose siempre en lo posible y más que en lo posible alejados de los pleitos. Renunciar un poco al propio derecho no solamente es generosidad, sino muchas veces también ventajoso. Pero hay que tener en siempre en cuenta la hacienda familiar, porque ciertamente dejarla arruinar es algo vergonzoso; hay que proceder de forma que se eviten en todo momento las sospechas de avarientos y de miserables. El poder ser generoso, sin despojarse del patrimonio, es ciertamente el fruto mayor de la riqueza"







frases de José Narosky


La sensibilidad es una riqueza cuyo dueño siempre desea compartir.

Riqueza

Cuando el amor es rey, no necesita palacio.

Amor

Nacer vacío, posibilita todo. Vivir vacío, nada.

Vivir

Quién da todo, quisiera dar más.

Dar

Se puede ser generoso dando poco y miserable dando más.

Generosidad

Todos caminaron. Pero pocos dejaron huellas...

Huellas

Hombres de pequeña talla proyectaron sombras gigantescas.

Gigante

Se puede ser feliz sin talento, pero no sin pasión.

Pasión

Compañerismo no siempre es amistad. Pero amistad siempre es compañerismo.

Amistad

Mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones.

Ilusión

Toda mujer es madre aunque no tenga hijos.

Madre

La verdadera hermandad no requiere lazos de sangre.








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Cuento
Hubo una vez en un lugar una época de muchísima sequía y hambre para los animales. Un conejito muy pobre caminaba triste por el campo cuando se le apareció un mago que le entregó un saco con varias ramitas."Son mágicas, y serán aún más mágicas si sabes usarlas" El conejito se moría de hambre, pero decidió no morder las ramitas pensando en darles buen uso.





Al volver a casa, encontró una ovejita muy viejita y pobre que casi no podía caminar."Dame algo, por favor", le dijo. El conejito no tenía nada salvo las ramitas, pero como eran mágicas se resistía a dárselas. Sin embargó, recordó como sus padres le enseñaron desde pequeño a compartirlo todo, así que sacó una ramita del saco y se la dió a la oveja. Al instante, la rama brilló con mil colores, mostrando su magia. El conejito siguió contrariado y contento a la vez, pensando que había dejado escapar una ramita mágica, pero que la ovejita la necesitaba más que él. Lo mismo le ocurrió con un pato ciego y un gallo cojo, de forma que al llegar a su casa sólo le quedaba una de las ramitas.







Al llegar a casa, contó la historia y su encuentro con el mago a sus papás, que se mostraron muy orgullosos por su comportamiento. Y cuando iba a sacar la ramita, llegó su hermanito pequeño, llorando por el hambre, y también se la dió a él.



En ese momento apareció el mago con gran estruendo, y preguntó al conejito ¿Dónde están las ramitas mágicas que te entregué? ¿qué es lo que has hecho con ellas? El conejito se asustó y comenzó a excusarse, pero el mago le cortó diciendo ¿No te dije que si las usabas bien serían más mágicas?. ¡Pues sal fuera y mira lo que has hecho!
Y el conejito salió temblando de su casa para descubrir que a partir de sus ramitas, ¡¡todos los campos de alrededor se habían convertido en una maravillosa granja llena de agua y comida para todos los animales!!
Y el conejito se sintió muy contento por haber obrado bien, y porque la magia de su generosidad hubiera devuelto la alegría a todos









Este post a llegado a su fin espero que les guste el post y todos nosotros seamos mas generosos muchas gracias hasta el proximo post...