Salvaje golpiza de militares

City Bell





Salvaje golpiza de militares a un soldado voluntario





Denuncian que el joven fue esposado y golpeado luego de una discusión en el casino de suboficiales del Regimiento 601 de City Bell.










Un soldado voluntario fue sometido -luego de ser esposado- a una brutal paliza, que incluyó puñetes y patadas durante más de media hora por parte de un grupo de suboficiales y un oficial a cargo. El aberrante hecho se produjo en la madrugada del jueves en el casino de suboficiales del Regimiento 601 de City Bell. La denuncia fue realizada en la comisaría décima. Los abogados de la víctima analizan notificar lo ocurrido al Ministerio de Defensa.

La justicia federal de La Plata comenzó a investigar, ayer, la golpiza que denunciara un soldado en la comisaría 10ª y que habría ocurrido anteayer a la madrugada en el Regimiento 601 de City Bell.







Además, los abogados de Marcelo Porta, de 22 años, analizan notificar de lo ocurrido al Ministerio de Defensa para que tome cartas en el asunto, en virtud de que el hecho habría ocurrido dentro del predio que el Ejército tiene en camino Centenario y Güemes.

El soldado voluntario, que se venía desempeñando como cocinero en el Regimiento fue brutalmente atacado a golpes de puño y patadas durante casi media hora por un grupo de militares, tras previamente ser esposado y arrojado al piso.

El padre de la víctima, indicó anoche que "el ministerio de Defensa nos tiene que dar explicaciones sobre el proceder de estos militares y analizar además si son pasibles de alguna sanción, más allá de que sean imputados penalmente".

Marcelino Leonardo Porta, de 52 años y que vive con su familia en City Bell, aseguró que el violento episodio ocurrió "poco después de las 23.30" del pasado jueves "en el casino de suboficiales" de esa unidad militar.

Según relató el papá de Marcelo Porta, "primero hubo un intercambio de palabras entre mi hijo y un suboficial, por una cuestión del momento. Ahí se aparecieron 6 o 7 militares, entre ellos el oficial de servicio, para calmar los ánimos. Una vez que se apaciguó todo, Marcelo descubrió que le faltaba el celular que tenía en el pantalón. Entonces se enojó y reclamó a viva voz, pero nadie decía nada". A ese reclamo le siguió el brutal y cobarde ataque.