6 kilómetros de alambrado separarán al G-20
6 kilómetros de alambrado separarán al G-20 del resto del mundo
Toronto se prepara para el inicio de la cumbre, a la que también asistirá Argentina: se instaló un muro metálico que costó más de U$S 5 millones para proteger a los Presidentes. La ciudad está saturada de policías y se declaró feriado bancario.
“Es la primera vez que estoy en Toronto”, admitió un policía canadiense a esta cronista cuando le preguntó cómo llegar a su hotel. Con 12.000 efectivos y 1.100 guardias privados circulando por las calles, los torontonianos se quejan de ser sede de la cumbre y comparan el vallado de la ciudad con los de Guantamo.
A dos horas de Toronto, en Huntsville, arranca este viernes la cumbre del G-8, -que nuclea sólo a países más desarrollados-, que se superpondrá el sábado con la primera jornada de la del Grupo de los 20 (G-20).
En rigor, el G-20 también iba a tener lugar en esa localidad. Sin embargo, por razones de seguridad, las autoridades locales por emplazarla en Toronto.
“Esperamos que los manifestantes ejerzan su derecho a manifestarse”, dijo el miércoles Dimitri Soudas, director de comunicaciones del Poder Ejecutivo canadiense, durante un conferencia de prensa al ser consultado respecto de las diversas contra-cumbres que impulsan organizaciones sociales y ecologistas. Por si acaso, un anillo de alambrado rodea las cuadras en las que tendrá lugar el encuentro de los mandatarios.
Con un costo estimado de U$S 5,28 millones, la cerca de seguridad desplegada en el centro de Toronto, donde esta tarde llegará la comitiva oficial encabezada por la presidenta Cristina Kirchner para participar de la cumbre del G-20, se convirtió en un emblema de la ciudad.
Los turistas -muchos de ellos familiares de los funcionarios que integran las delegaciones oficiales- en vez de sacarse fotos en el Skydome -el equivalente al obelisco porteño- optan por posar frente al alambrado o rodeados de cuerpos policiales.
Se estima que el vallado metálico de red tiene una extensión de más de 6 kilómetros y tres metros de altura. Por ahora, la presencia policial parece totalmente desmesurada respecto de las esporádicas marchas ecologistas o pro-inmigrantes que han tenido lugar.
Impecablemente uniformados a pesar de las altas temperaturas veraniegas, decenas de efectivos se apostan en cada esquina del microcentro torontoniano.
Otros grupos de efectivos recorren en bicicleta, a alta velocidad, las calles clave, que ahora se encuentran desoladas, ya que se dispuso un feriado bancario y muchos comercios se sumaron voluntariamente a las entidades financieras. Sin embargo, los resultados de semejante operativo, por ahora, sólo se traducen en un detenido por llevar explosivos.
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