¿Adolescere la muerte o el advenimiento de la muerte?

“…No soy un niño, he perdido en condición de niño;
Mis padres no son los padres de un niño, sino los padres de un adulto;
Yo tengo que comportarme como un adulto, tal como mi cuerpo…”
ABERASTURY A. Y KNOBEL M. La adolescencia normal, Paidós, 1984


Hay un hecho factico que produce un antes y un después no deseado en los individuos, hablamos de los cambios físicos dados en la pubertad, que nos llevan a la adolescencia. En esta etapa de la vida, el individuo necesita un determinado tiempo para poder elaborar el duelo por el cuerpo infantil que esta cambiando. Lo que lo llevara, irremediablemente a buscar una nueva identidad, para poder asumir los cambios físicos, el nuevo cuerpo, para poder saber quien es y así entrar luego en la vida adulta, llena de responsabilidades nuevas, de la cual la mas importante es la reproducción de la raza humana.
Suena crudo por la descontextualización que se le dio al primer párrafo, pero pronto veremos que dándole significado a lo dicho hasta el momento, llegaremos al gran deseo humano, a través de la interiorización de una gran etapa de la vida como lo es la adolescencia (y no solo transición entre la niñez y la adultez), que no es otro que el de no morir jamás.
Primero descubramos cuales son estos cambios físicos para luego poder ir desplegando sus consecuencias. “…El muchacho presenta el crecimiento del pelo axilar, pubiano y facial, el cambio de voz, el incremento muscular y el comienzo de la emisión seminal. La niña también muestra la aparición del pelo axilar y pubiano, la acentuación de las caderas, el desarrollo del busto, y el comienzo de la ovulación y de la menstruación…”
[1]. Estos son algunos de los cambios físicos, que van a traer consecuencias psicológicas y sociales, en el individuo se desata un profundo sentimiento de preocupación. El adolescente necesita un tiempo para poder realizar el duelo por la muerte del cuerpo infantil, para poder asimilar los cambios, buscar una identidad que le permita poderse explicar. Este tiempo que demanda se lo tiene que dar la sociedad, la familia, y es lo que denominamos la “moratoria social”. La moratoria social es lo que necesita todo joven para poder pensar quien es, que va a hacer de su vida, en estos periodos el joven emite signos propios de la juventud.[2]
Antes de nombrar y explicar los signos que emiten los adolescentes, daremos características de este periodo que al fin y al cabo son las consecuencias de dichas emisiones de signos.
Tenemos que tener en cuenta que en este periodo el joven perdió su cuerpo infantil, empezó a florecer un nuevo cuerpo, esta en proceso de duelo, necesita tener identidad propia, la sociedad le da una moratoria, pero además de la angustia y la perturbación que le esta produciendo todos estos cambios bruscos y no deseados, el joven tiene “…un crédito temporal, una “moratoria vital6] ABERASTURY A. Y KNOBEL M. La adolescencia normal, Paidós, 1984, Pág.76

Nicolás Zaupa, 2009