crítica del modelo de propaganda de chomsky parte2



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3. Aplicabilidad a otros contextos

3.1. Aplicabilidad a otros países del centro con democracias liberales

En este artículo me he referido en particular a los medios de EEUU, España y Reino Unido, con los que estoy más familiarizado, pero el MP ha sido probado empíricamente con éxito además de en estos países, al menos, en Canadá, Australia, Francia, Holanda y distintas partes de América Latina.

Los filtros del MP se corresponden con la estructura institucional y organizacional de los medios de comunicación de los países liberales del centro, los llamados países desarrollados. Como han señalado Herman y Chomsky (1990: 353), existen importantes diferencias entre los medios de su país y los de otros que, en general, hacen que en EEUU haya una mayor estrechez del universo discursivo. Sin embargo, a un nivel estructural y organizativo básico, los medios de otros países occidentales operan bajo las restricciones de los elementos que componen el MP. En EEUU, como centro hegemónico del sistema mundial en el que el capitalismo y los mecanismos de poder están más desarrollados, la influencia de estos filtros es mayor, pero en otros países también se produce.

En muchos países hay una mayor variedad de soportes, pero como se explicaba anteriormente, la concentración de medios es un fenómeno global, con fuertes conexiones entre las élites mediáticas, políticas y económicas del centro y la periferia. La mayoría de medios también viven de la publicidad, recurren habitualmente a las fuentes oficiales, son sometidos a contramedidas de los poderosos y trabajan bajo los parámetros de la ideología dominante.

Sin lugar a duda, el desarrollo y la fuerza de estos filtros es menor en lugares como Europa, pero su efecto también es visible en los contenidos informativos. Hay una serie de factores específicos como un contexto cultural e ideológico y una cultura periodística más abiertos, un mayor interés de la población en la política, la existencia partidos de izquierda representados en las instituciones o una mayor competencia en los mercados de periódicos (Sparks, 2007: 77), que permiten una mayor amplitud. En general, hay una mayor diversidad en los países con una tradición socialdemócrata que en EEUU, pero tras la ofensiva ideológica global a favor del libre mercado y de la concentración y conglomeración de los medios, en muchos países se ha asentado un importante sesgo liberal (en el sentido europeo, no de progresista) en los medios de comunicación. En España, como ha mostrado Vicenç Navarro (2007), el dominio del pensamiento liberal es patente incluso en los medios de tradición socialdemócrata como El País.

Hay que tener en cuenta además, que en la mayor parte de conflictos y políticas globales el principal actor es EEUU. Los medios de otros países pueden ser más abiertos tratando este tipo de información o criticando al gobierno estadounidense por varias razones como, por ejemplo, porque no es tan necesario convencer a la población, porque los intereses de los gobiernos y corporaciones de esos países no son tan importantes, o porque la población tiene una imagen negativa de los gobiernos estadounidenses conservadores. Sin embargo, cuando los intereses en juego son realmente importantes para la élite nacional e internacional, la operación de los filtros es mayor por lo que la diversidad también se contrae.

Asimismo, hay que considerar la existencia en muchos países de un servicio público informativo potente. En primer lugar, hay que decir que el Modelo de Propaganda no es aplicable a los medios públicos, pero eso no significa que no cumplan una función propagandística para las élites, sino que operan de una manera algo distinta. Alex Doherty (2005) ha mostrado que el epítome de los servicios públicos audiovisuales, la BBC, está constreñida por un conjunto de filtros similares a los que propone el MP que promueven su servicio de legitimación de la élite. En segundo lugar, es importante resaltar que los medios públicos tienen una mayor vocación pluralista y democrática, pero aunque gocen de elevadas audiencias la mayor parte del espectro mediático está copado por medios privados, con lo que la validez del MP como marco general para entender los sistemas de comunicación preponderantes en estos países no disminuye.

Se puede concluir que el proceso de filtración también se produce en los países con unos medios de comunicación mayoritariamente privados operando en un sistema de libre mercado guiado, aunque las constricciones que se producen son menores porque los filtros están menos desarrollados que en EEUU y existe una ambiente político, cultural e ideológico algo más abierto. Esto corrobora la coherencia del MP, ya que muestra que hay una relación causal entre una menor consistencia de los filtros y un espectro de opinión algo más amplio y variado.

3.2. El MP e Internet

Con la emergencia de Internet es coherente preguntarse si el MP puede explicar su funcionamiento y contenidos. Para responder a esto hay que tener en cuenta dos dimensiones.

En primer lugar, las características de Internet permiten pensar un modelo de medios muy distinto al que existe en la radio, los periódicos o la televisión. De hecho, Internet es la plataforma donde los medios de comunicación no corporativos con perspectivas críticas y de cambio social han podido desarrollarse y crecer.  Por lo tanto, como ha dicho Herman (University of Windsor, 2007) “(t)he rise of the Internet potentially challenges the model”. Pero aunque Internet permita una gran libertad, hay que tratarlo como un medio por el que hay que luchar en un contexto en el que el poder político y el poder económico quieren hacerse con su control y lo utilizan como una herramienta muy beneficiosa para sus intereses. En esta batalla se dirimirá si en el futuro Internet será un medio libre y ciudadano o un medio controlado por el poder.

En segundo lugar, la aparición de Internet no ha supuesto apenas cambios en el tipo de información que presentan los medios de comunicación mainstream, por lo que el MP sigue siendo perfectamente válido para explicar su producción digital.

4. Otros elementos a considerar en el modelo

4.1. El rol de los periodistas

Una de las cuestiones que suele criticársele al MP y a la Economía Política de la Comunicación en general es que desestima el papel de los periodistas. Pero esto no es del todo correcto ya que Herman y Chomsky, conceden que “la humanidad y la integridad profesional de los periodistas” es un factor que “entra en conflicto” con la función de los medios asignada por el MP (1990: 351).  La labor periodística de los profesionales y los micro-procesos que se producen en las redacciones informativas son variables que también tamizan la materia prima que se convertirá en noticia. Sin embargo, como se argumentaba antes a propósito del código de profesionalismo periodístico, hay que entender el papel agente de los periodistas en un marco más amplio, relativamente fijo y consistente que limita, sanciona, gratifica y promueve determinadas conductas. Como ha argumentado Herbert J. Gans (2003), los periodistas se encuentran en una situación de “desempoderamiento”, precisamente, por los imperativos corporativos y comerciales de la industria. El elemento humano periodístico es notorio en algunos contenidos, tanto en los que se apartan de la línea oficial como en los que los periodistas transmiten propaganda conscientemente. Es decir, que existe cierta autonomía periodística y algunos periodistas incluso se atreven a desafiar los dictados de los filtros, pero la realidad es que la estructura organizativa y corporativa predominante hace que los periodistas operen bajo unas constricciones muy severas que no permite que los medios de comunicación puedan ser libres y ajenos a los intereses de las élites. Los periodistas pueden adoptar distintas actitudes que les producirán unos resultados distintos determinados por la economía política de los medios, por lo que en general, éstos tienden a socializarse en unos valores que les permitan operar y progresar en su oficio.

En conclusión, el papel que cumplen los periodistas es un factor variable influido y modelado poderosamente por unas fuerzas estructurales superiores como los cinco filtros del MP. Esta conclusión se corrobora analizando los medios de comunicación no corporativos, cuyos contenidos, escritos por periodistas profesionales o no profesionales, son muy distintos a los mainstream porque no están sometidos a los mismos constreñimientos. El papel que cumplen los periodistas en la producción de noticias solamente puede entenderse adecuadamente teniendo en cuenta el cuadro general en el que operan.

4.2. La audiencia

Como ha señalado el profesor Colin Sparks (2007), la necesidad de llegar a una audiencia, que en muchos casos es predominantemente de la clase trabajadora, es un factor importante que las empresas de medios tienen en consideración cuando elaboran sus contenidos. Las noticias son, en definitiva, productos que hay que vender y que, en principio, tienen que gustar y ser más o menos creíbles para el público. Se entiende pues, que los dos primeros filtros del MP, muy relacionados entre sí, sirven como marco desde el que estudiar la audiencia: Los contenidos necesitan unas audiencias que justifiquen una inversión publicitaria de los anunciantes de la que la rentabilidad de los medios depende.

La audiencia conforma una sub-categoría del Modelo de Propaganda, pero además no hay que sobreestimar la influencia de la audiencia en la producción del contenido. Los medios tienen que ofrecer un producto que agrade, pero dentro de unos parámetros determinados por la dificultad de enfrentarse al poder, por la búsqueda de la complacencia de los anunciantes, por el capital disponible, por la dependencia en las fuentes oficiales, etc. Es decir, que los medios elaboran unos productos que están sometido al sistema de filtrado que describe el MP, siendo uno de los elementos a considerar el hecho de que la audiencia tiene que mantenerse o ampliarse. Pero el efecto global de todos los filtros impone limitaciones a lo que se puede y no se puede ofrecer más allá de lo que tenga interés para la audiencia. Mientras que las élites tienen capacidad para influir en los medios, la audiencia no tiene unos mecanismos tan adecuados y eficaces mediante los que realizar peticiones o exigencias. De hecho, como se ejemplificaba arriba, no es poco habitual que soportes o programas con elevadas audiencias fracasen, ni que comentaristas con un número amplio de lectores por todo el mundo, como los propios Herman y Chomsky entre muchos otros, sean regularmente excluidos de los medios.

Lo que marca estas limitaciones en la importancia de la audiencia es que la balanza de poder está muy decantada hacia el lado de la élite. Como ha mostrado Chomsky insistentemente, en la mayoría de los grandes asuntos hay una clara diferencia entre la opinión de la élite y la opinión de los ciudadanos, con los medios de comunicación claramente del lado de los primeros (ver, por ejemplo, Chomsky, 2002). Según ha escrito Herbert Gans basándose en varios estudios, la audiencia está insatisfecha con los contenidos noticiosos por “inaccuracy, insuficient attention to audience concerns, or bias toward one or another political group or socioeconomic stratum” (2003: 33). Añade que “(i)f the polls are right, citizens feel that the news media are as unresponsive to them as is government” (pág. 34). A pesar de esto, la conducta de los medios sigue siendo la misma y los periodistas pueden hacer poco por cambiarlo porque se encuentran en una situación de “desempoderamiento” derivada de la presión comercial y corporativa.

El MP da cuenta del papel que cumple la audiencia dentro del Sistema de Comunicación (SC), pero también pone el SC en relación con el Sistema Social (SS). Según las previsiones del MP, en temas en los que las élites estén poco implicadas o en torno a los cuales existen divergencias entre éstas, las posibilidades de diversidad son mayores. El MP también entiende que habrá algo más de espacio en los medios cuando hay una opinión pública informada, organizada y oposicional a la élite. En estos casos se sigue dando una cobertura mayoritaria a la élite pero las voces de los colectivos organizados se pueden hacer oír. Es decir, que la Sociedad Civil es un elemento externo al SC que influye en los medios, pues éstos tienen que hacerse eco de lo que acontece a ese nivel social y evitar causar desaprobación. Sin embargo, los medios tienen unos  intereses y objetivos más inmediatos que, junto a la falta de una mayor vitalidad de la Sociedad Civil, restan su influencia para modelar los contenidos informativos.

Por todo ello, creo que es interesante considerar la categoría Sociedad Civil, como un filtro “optativo” que puede explicar una parte de la conducta de los medios. Los medios necesariamente tienen que pasar por el filtro de la aprobación social y de recoger, aunque sea en pequeña medida, lo que los miembros organizados tienen que decir, por lo que al contrario que los filtros del MP se trata de un filtro positivo. Sin embargo, en un contexto de apatía y descreimiento social y político –fomentado por los medios de comunicación–, la influencia de este filtro positivo apenas es notoria. Su importancia como filtro radica pues, en su laxitud, es decir, en que la Sociedad Civil permite y facilita en gran medida la función propagandística de los medios. Pero debe tratarse como un filtro optativo porque los condicionantes estructurales de los medios y la relación de fuerzas lo supeditan hasta el punto en el que incluso cuando hay una opinión pública que desea hacerse oír, los medios tienden a favorecer a la élite.

5. Propuestas específicas de nuevos filtros

5.1. La Tecnología como sexto filtro


Cliff Vanderlinden (2006) ha realizado un interesante análisis del papel de la tecnología en dar forma a los contenidos a partir de la economía política y la teoría crítica. Como muestra, las tecnologías de cada época y de cada medio han afectado a la naturaleza y carácter de las noticias. Nadie puede dudar, que la tecnología facilita y limita las posibilidades informativas y expresivas. Por ejemplo, las características internas de los medios audiovisuales, hacen de la televisión un medio con una menor capacidad para permitir una comprensión amplia de la realidad que la prensa escrita, pero permite apelar más a las sensaciones. No obstante, lo más importante no son los usos específicos que cada tecnología permite, sino en si el uso general que se le da es el de promover la justicia social y la liberación humana o si sirve, como ha sido la norma general (aunque con algunas desviaciones puntuales) a los intereses del poder. Y eso depende de quién controle cada tecnología y en cómo la emplee.

Las revoluciones tecnológicas siempre han supuesto una apertura en las posibilidades informativas, tal y como han entendido muchas personas y movimientos sociales que han luchado por el control de las tecnologías de su tiempo para ponerlas al servicio del cambio social. Pero éstas han estado generalmente controladas por los estratos sociales más altos, minoritarios en número pero dominantes. Todas las batallas por las últimas tecnologías aún en uso, como la radio, las han ganado las élites y su potencial democratizador se ha erosionado por la comercialización y concentración corporativa.  La batalla actual se está produciendo por Internet porque como bien saben los activistas de los medios, como los miembros de Free Press, no hay que caer en una suerte de determinismo tecnológico que nos lleve a creer que Internet será siempre un medio libre. Aunque permite un periodismo ciudadano alternativo que tiene muchos seguidores, está, cada vez más, bajo el control de las grandes corporaciones y de los gobiernos que utilizan sus grandes posibilidades en su propio interés. Internet tiene un potencial democrático que ninguna otra tecnología ha tenido y las posibilidades de las élites, a pesar de su empeño, para aplastarlo son menores. Pero igual que sucedió con otras tecnologías, la naturaleza intrínsecamente libre de Internet puede verse superada si no consigue ponerse bajo control ciudadano. Son los factores económico-políticos y de propiedad y acceso que se van asentando con el paso del tiempo los que determinan si las nuevas tecnologías van a suponer una transformación fundamental en el orden comunicativo o si van a utilizarse con el propósito de que cumplan la misma una función que las tecnologías de la comunicación previamente existentes.

5.2. La influencia directa o compra por parte de la élite

David Miller (Mullen, 2007) ha cuestionado del MP el hecho de que desestima el rol de la industria de las relaciones públicas y de la propaganda organizada. En la misma línea, Boyd-Barret ha propuesto un sexto filtro consistente en “the direct purchase of media influence by powerful sources, or the ‘buying out’ of individual journalists or their media by government agencies and authorities” (2004: 436). Sin duda, como han mostrado ambos autores este factor es determinante en la transmisión de propaganda cada vez más desarrollado y efectivo.

Herman y Chomsky analizaron este elemento brevemente en el apartado de suministro de noticias de su libro Manufacturing Consent, y creo que es en este filtro en el que debe englobarse la influencia directa de las corporaciones y los gobiernos sobre la información. El suministro de noticias se refiere a la relación entre los proveedores de información poderosos y los medios de comunicación, por lo que permite un análisis a dos niveles consistente en cómo se organizan y actúan las fuentes y en cómo los medios las reciben.

6. Conclusiones

El Modelo de Propaganda ha sido sometido a un gran número de pruebas empíricas que han corroborado su validez incluso en los casos, como el Watergate ola guerra de Vietnam (Chomsky y Herman, 1988), en los que la visión predominante es que los medios de comunicación han actuado como contrapoder enfrentándose a la élite gubernamental o económica. Sus elementos operativos son consistentes y adecuados para explicar la dimensión propagandística de las noticias y su influencia es cada vez más poderosa, incluso a nivel internacional en los países con unos sistemas de comunicación predominantemente privados. Por último, las cinco amplias categorías que componen el modelo abarcan otros factores que también filtran la información como el profesionalismo periodístico, el rol de los periodistas, el papel de la audiencia, la tecnología o la influencia directa de la élite, y que, por tanto, pueden ser entendidos como sub-categorías de los demás filtros o como filtros optativos a considerar junto a los cinco elementos obligatorios originalmente presentados.

El MP ha demostrado ser una excelente herramienta heurística para analizar la producción de noticias, que es hoy aún más válida que hace veinte años. Como otros modelos, tiene sus limitaciones ya que no abarca todas las dimensiones de los medios de comunicación que pueden ser estudiadas. Por ejemplo, el MP no sirve para medir los efectos sobre los receptores. Pero esto es algo que nunca ha pretendido. La validez del modelo debe ser evaluada en función de lo que pretende explicar –la propaganda en los medios de comunicación–, mientras que los otros factores y fenómenos observables y medibles que no tienen que ver, solamente muestran la imposibilidad del modelo como abstracción teórica de una faceta de la realidad de los medios, de dar cuenta de todo fenómeno.  El MP no es omniabarcante, pero tampoco tiene limitaciones serias en explicar el “propósito social” de los medios, por lo que supone un marco fundamental desde el que poder estudiar, entender y prever la conducta mediática en la producción informativa, compaginable con otros modelos que se centren en otras dimensiones.

Todo ello explica que en la actual época de concentración y comercialización mediática el MP haya sido rescatado por varios autores para someterlo a reflexión o para utilizarlo como instrumento metodológico. Pero por el hecho de que explique y denuncie  precisamente el rol propagandístico de los medios a favor de la élite, se trata de un modelo anti-élite que debe ser marginado institucionalmente.  Uno puede estar seguro por su demostrada validez para explicar lo que pretende, de que si el Modelo de Propaganda no atentase contra los intereses de la élite, sería un modelo ampliamente aceptado y utilizado.


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