Curso acelerado de Chamuyo

TIPOS DE CHAMUYO


Los chamuyeros nos valemos de diferentes armas para conquistar el amor de las muchachas. Para eso nacieron los chamuyos. Chamuyos hay miles. Se reinventan día a día. Vos podes estar inventando uno ahora mismo. Pero esto es mas bien general. Los más comunes y los no tanto.
Hay que entender que los porcentajes son de efectividad, pero no así de belleza. Algunos chamuyos son exquisitos pero tienen un porcentaje de efectividad baja. Otros tienen un alto porcentaje de efectividad pero nada se pone en juego, es un planteo meramente conservador. Un hurra por quienes se juegan el todo por el todo, los chamuyeros de alma que prefieren salir a golear y no a buscar el empate y los penales.
Dicho esto, aquí están, estos son.

(Nota: El hecho de que los chamuyos estén ilustrados con fotos de Homero responde única y exclusivamente a un capricho del autor.)


El Saludo (Porcentaje de efectividad: 50%)


Requisitos: estar aprendiendo. Ser chico o novato.
Este es el primero. Para novatos, para rookies. Es el primero que se aprende y el primero que se practica. En un boliche, generalmente, las primeras veces que estás saliendo a bailar, tímido aún (aunque tal vez un chanta en potencia), después de unas cuantas copitas o sea que estás MUY desinhibido tirás un:
-Hola, ¿todo bien?
O, más jugado:
-Hola, ¿podemos hablar un segundito?
La efectividad de este chamuyo es discutible. Yo lo atribuyo más al azar. No es ni osado ni timidón, es sin dudas el chamuyo más básico de la lista. Puede funcionar. Pero es probable que no. Depende mucho de los atributos físicos de quien lo practique.
Calificación: Tal vez sea efectivo, la mitad de las chances son positivas, ya que no te jugás con nada. Es un planteo defensivo: no hay belleza en tu juego, querido.



El Confundido (0,2%)


Requisitos: Ser medio bobo, inseguro de sí mismo.
Un clásico. Clásico por la cantidad de veces que fue practicado, no así por su eficacia, que es bajísima.
Caso típico. Mina sola esperando a las amigas/novio. Divina ella, se la chamuyaron ya 300 tipos antes que vos. Te acercás, le tocás el hombro y le decís:
-Perdoná, ¿vos ibas al San Pablo?
O más jugado aún:
-¿Sos vos? Marianela?
Este chamuyo es uno de los peores, y no es recomendable casi en ningún caso. Las probabilidades de que resulte efectivo son casi nulas, las minas van a pensar que sos un repelotudo aún siendo lindo. Salvo que seas el más hermoso de Occidente, ni lo intentes.
(Nota: la única variante accesible, que haría un poco menos nulo este chamuyo, es confundirla con alguna famosa modelo. Pero saldría de la categoría de confundido para pasar a ser un chanta nomás, así que no estoy seguro de que se pueda considerar lo mismo)
Calificación: Berreta, infantil. Una en un millón te va a dar bola, y va a ser una estúpida. Pero después de todo, qué te importa.



El Violento (2%)


Requisitos: Alcohol en sangre.
Hay un requerimiento casi fundamental para poder practicar esto, que apenas se puede considerar chamuyo: estar borracho. Caso contrario, las chances de que alguien se anime a hacer esto son bajísimas.
Consiste en entrar a una pista de baile (la de cumbia es muy visitada; guarda con los novios) y pararse en un lugar bien concurrido. Cada presa que pase, es tomada del brazo/cintura y arrimada hacia el lugar del cazador (cuando digo tomar es tomar, fuerte, como un macho cabrío)
El final es conocido: en un 98%, las mujeres se van a ir enojadas. De ese 98%, un tercio utilizará la nunca bien ponderada cachetada (se han visto carterazos) La única ventaja que tiene el chamuyo es que si el 2% restante agarra viaje, agarra viaje en serio. Vos me entendés.
Calificación: Prácticamente suicida. Pero si funciona vas a ser feliz.



El Bailarín (38%)


Requisitos: huevos para sacar a bailar una minita.
Este es peligroso pero efectivo.
Hay que saber antes que nada que una de las cosas más peligrosas (y en lo posible se debe tratar de evitar) en el mundo del chamuyo es una ronda de mujeres bailando. Estamos hablando de la formación humana más inquebrantable que se ha visto desde la formación tortuga utilizada por las legiones romanas para la guerra. Una ronda de mujeres bailando es una barricada muy difícil de romper. Por lo tanto tratemos de evitarlas.
El cazador entra en la pista (ritmos movidos, de cumbia o música latina preferentemente) y comienza a buscar presas. Siempre intentando evitar las rondas de a partir de 4 mujeres, se dirigirá hacia las parejas de mujeres o a lo sumo un trío. Se elije una y se la toma de las manos, comenzando a bailar. Es casi imposible que la mujer sea tan yegua de sacarte las manos y darse vuelta, por lo tanto casi con seguridad va a bailar con vos, aunque no tenga ganas. Acá la tenés que laburar vos. El primer paso ya lo diste: te miró y está bailando con vos. Si sos lindo, mostrá tus facciones. Si bailás bien, mové el cuerpo. Si no sos ni lindo ni bailás rico, al menos tenés que tener buena labia (si tampoco tenés buena labia dejá de leer) El mecanismo es el siguiente: tratás de coordinar tu voluntad con tus extremidades, para que al menos parezca que bailás, disimulando, sabiendo que ella y las amigas te están mirando de arriba abajo, y te acercas cada algunos segundos y le hablás al oído. Atención: vas a tener que hablar fuerte, para que te escuche de una, sin necesidad de repetir. Y estar concentrado escuchando: nada las irrita mas que la preguntita: “¿Qué?” Las preguntas para hacer al oído son básicas: edad, nombre, procedencia, ¿novio? En un plazo de como máximo 5 minutos, ya tiene que haber algun acercamiento o al menos tiene que haber respondido a algún estímulo. Caso contrario, a buscar otra, bailarín.
Calificación: Difícil de realizar pero altamente efectivo.



El Filósofo (16%)


Requisitos: 900 palabras castellanas en el vocabulario y ganas de hablar boludeces.
Acá llegó la hora de la verdad. Este es selecto: si tu lengua no hace karate, ni lo intentes. Hay que ser rápido y tu léxico tiene que ser nutrido.
Acá primero tenés que entablar conversación. No te voy a enseñar cómo. De cualquier manera. Este chamuyo es profundo. Para llevarlo a cabo la mina tiene que, por lo menos, querer hablar con vos. Tal vez no le parecés un símbolo sexual. Pero algo en vos le interesa. Hay que usar ese punto.
En cierto momento de la charla, comenzás a hablarle de la vida. Ahí va una muestra gratis:
“Pasa que acá la gente está confundida. Con el solo hecho de ver el sol cada mañana deberíamos ser felices, ¿para qué el dinero?”
“Yo creo que la vida es simplemente la vida, y si continúa o no es sencillamente irrelevante. ¿Coincidís conmigo?”
“Mi vida pasa más por encontrar el amor verdadero que por tener pequeños encuentros cuasi sexuales. ¿Para qué, si no me dejan recuerdos vívidos para rememorar?”
Dicho con el tono adecuado, y con la mina adecuada enfrente, puede funcionar. Atención que hay dos peligros. A) Hay peligro de enamoramiento (de parte de ella, más bien. Vos sos un chamuyero) B) Hay peligro de bagarto. Las lindas casi nunca se fijan en si sos inteligente o no. Atenti la tosca.
Calificación: extraño. Si llegaste a utilizarlo es posible que funcione.



El Directo (25%)


Requisitos: ser directo, je. Y tener un poco de alcohol en la sangre facilitaría las cosas.
Simple, concreto. Directo, en fin. Entrás al boliche, o en la parte de afuera, o en cualquier lugar con mujeres, te acercás y le decís directamente lo que querés hacer con ella.
Ejemplos:
“Que tal. ¿Me harías el favor de chaparme?”
“Dame un beso”
“CHAPAMEEEE” (este tal vez es un poco zafado)
No pienses que la mina te va a chapar ahí nomás, no. Es muy difícil, tal vez no existe la posibilidad. Pero bien hecho, podés resultar simpático (sobretodo porque generalmente la gente que está alrededor se ríe de tu caradurez) y entrarle por ese lado. Tenés chances.
Calificación: Simpático. Jugado pero puede funcar.



El Romántico (30%)


Requisitos: tener a mano un diccionario lleno de grasadas. Y ser un Sergio Denis cualquiera.
Este es especial. Casi no se registran casos en que las minas se enojen. En el peor de los casos, la mina se rie y te hace una cara tierna. O al menos se rie de lo boludo que sos. Es difícil que caiga mal en la presa. Aún así, tampoco es infalible ni mucho menos. Son bajos los casos en los que ganás con este chamuyo. Pero vale la pena intentarlo.
La idea principal es simular que estás enamorado de ella. Es totalmente inverosímil pero tal vez la conquiste tu simpatía. Tu tono es importante.
Ejemplos:
“Sos o no sos? Si, sos el amor de mi vida”
“Disculpame pero creo que me enamoré”
“En mi vida había visto algo tan lindo”
Y demás cosas grasas. Si la mina es cursi, es casi tuya. Caso contrario, asegurate de que se note que estás jodiendo. Bien hecho es un chamuyo muy aceptable.
Calificación: algo cursi. Peligroso en ese sentido pero puede que ande, si lo hacés bien.



El Gentilicio (55%)


Requisitos: imitar bien alguna tonada.
Tal vez estemos hablando del más mítico y simpático de los chamuyos. Aún así, no deja de ser absolutamente simplón. Ojo: al mismo tiempo es jodido.
Consiste en elegir una nacionalidad/provincia que hablen con linda tonada y ejecutarlo. Córdoba es un punto común.
Atención: hay que estudiarse bien la tonada y los modismos. Puede resultar simpático, pero ni bien la mina se de cuenta que no sos cordobés anula todo lo bello del chamuyo. Tal vez te la ganes pero, ¿Dónde está la calidad?
Vas y le entrás por ahí, diciendo cualquier cosa. Si estas en Buenos Aires pega mucho el “Qué linda porteñita, che!” (culeao esta permitido también)
Al cuarto o quinto intento, alguna mina se va a interesar por conocerte. Mantené la tonada hasta que logres conquistarla. Nunca pierdas la gracia que tienen los provincianos.
Con respecto a la nacionalidad, hacerse el extranjero es peligroso. Venezolano, Colombiano, y hasta Brasilero, está permitido y hasta recomendado. Pero no entres en Italiano o Francés, salvo que la tengas muy clara con el idioma. Tampoco te hagás el alemán porque vas muerto. Tirale algo de sangre caliente, que después de todo es lo que andan buscando.
Calificación: el príncipe de los chamuyos. Bien hecho, es casi una fija.



El Boludeador (0,5%)


Requisitos: estar medio al pedo y haber rebotado ya muchas veces.
Este no necesita introducciones baratas. Es muy discutido si se trata de un chamuyo o de. bueno, de otra cosa que no es un chamuyo. Pero bueno, primero la diversión. Estas al pedo y queres tirar tu último tirito. Probaste todos los que conocías y no te funcionó ninguno. Te entiendo.
Acá lo único que tenés que hacer es entrarle a una mina, y mientras hablás, boludearle alevosamente, como hacen ellas cuando no les interesás.
Ejemplos:
"Estoy formando una banda y necesitamos un baterista, te copás?"
”Mi nombre? Hércules.”
"El jueves hay partido, andamos buscando un 5 tapón. Como te ves?"
“La barba? No, estoy en segundo año de la secundaria, pasa que repetí nueve veces cuarto grado.”
Y otras necedades pubertiles. Es casi imposible, pero tal vez a alguna le excite que la boludees. Por las dudas tiralo.
Calificación: Poco serio. Barato, borracho. Prácticamente imposible.



El Baboso (5%)


Requisitos: ser un guaso de nacimiento. Puritanos abstenerse.
Este es lindo, esto es jugar bien, esto es saber de mujeres. Esto es querer dar espectáculo. Es una frase, a lo sumo dos, que lo resume todo, vas directo al grano, después de todo, ¿qué es lo que buscamos de ellas?
No hay más preámbulo, los ejemplos son superfluos:
”Disculpá, ¿sos virgen?” (delicatessen)
“Te llego a agarrar y te dejo culito pal norte” (provinciano soft-porn)
“Como te parto, mamá” (camionero remix 09)
“Contigo tendría sexo toda la noche” (gallego ganador)
“Yo, a vos te haría el amor” (rozando lo metrosexual)
“Te violo mami” (vikingo nórdico)
Y muchas otras. Lo lindo de este chamuyo es la improvisación, el misterio. Las novedades. La variedad. En otro momento comentaremos mas al respecto.
Probablemente se enoje y te putee. Probablemente se ría y siga su camino. Tal vez alguna te golpee. ¿Ganartela? Difícil pero vale la pena intentarlo.
Calificación: jogo bonito. La belleza hecha chamuyo. Una lástima que es casi imposible que funcione.



La víctima / el humilde (27%)


Requisitos: un par de dotes actorales.
Muchos dirán que son dos diferentes, pero yo uno estos dos chamuyos ya que se parecen lo suficiente. La víctima y el humilde, la base es la misma. A ver cómo es esto:
Consiste básicamente en dar lástima. O intentarlo. Ejemplo:
“Pasa que anoche murió mi perro… Estoy destrozado”
“Claro, no me contestás porque soy feo…”
“Por qué, dios, por qué me hiciste así?”
“Nunca voy a poder estar con una chica como vos”
A ver… no te aseguro nada. Pero bien hecho (si tirás algún lagrimón hasta puede que se la crea) puede resultar o bien simpático, o bien lastimoso, lo suficiente como para que se quede hablando con vos un rato. Y ahí está la base del chamuyo. Lograr que la mina hable un rato con vos es oro. Un buen chamuyero aprovecha esos minutitos para arrimar el bochín. La víctima y el humilde, bien realizados, te aseguran un par de minutos para tirar el anzuelo. Ojo, de ahí a que pique hay un tramo largo.
Calificación: algo boludazo, pero puede funcionar, si sos Alfredo Alcón y la mina es la Madre Teresa…



El Cantante (6%)


Requisitos: muchas ganas de hacer papelones.
Están pasando una canción. Una canción preferentemente romántica y preferentemente grasa. La escuchás. Y te gusta y de casualidad la sabés. Y la ves, es tu chica. Te gustó
Vas, suavecito, sin que te vea, y desde atrás, le cantas bajito pero que escuche tu voz masculina:
“Quiero darte, mi libertad, mi vida, y desnudarte el alma, querida, y no dejar de abrazarte”
O se rie y dice, qué boludo; o te pega un cachetazo y se va casi enojada.
Calificación: gracioso pero si querés ganar, se complica. Para intentar con una minita del montón.



El Guardaespaldas (9%)


Requisitos: Que el tipo sea una larva. O bien ser enorme, o bien tener los huevos enormes. O saber kung fu.
La minita está hablando con un tipo que le habla, le habla, le habla y no pasa nada. Y la mina pone caritas. Te das cuenta que no le gusta, que no va a pasar nada, que el chabón es un bagre y a la mina no le interesa. Es decir, está buscando el momento justo para despacharlo. Ahí entrás vos, machazo. Te ponés al lado de ella y le tirás un:
”Pasa algo, mi amor?” (guiñando el ojo que él no ve)
Si la mina de verdad quiere deshacerse de él, se va a prender en el operativo y tal vez consigas que finja ser tu novia / hermana. Después llegaría el momento de chamuyarla propiamente dicho. Hasta ahí todo lindo. El tema es que el muchacho se enfade y quiera golpearte. No vas a tener otra que pelearte, porque no hay nada más humillante que cagarte por algo que vos provocaste. Así que te arremangás y peleás. Guarda con este.
Calificación: Medio raro. Sólo si estás cuasi enamorado de la mina. Peligroso: podés cobrar.



El Rico (34%)


Requisitos: no ser rico.
El lugar ideal para practicarlo es en una barra, o en algún lugar donde estés parado o sentado pero puedas hablar claramente. Pistas de baile, olvídalo.
Básicamente, tenés que lograr que la mina quiera usarte (mas bien usar tus pertenencias) Presumir tu auto, tu casa, tu jet ski, tu cuatriciclo, tu helipuerto o tu holding de empresas en Suiza son buenas ideas. Dos observaciones: A) si la conquistás, es una gran perra usadora, interesada y no vale nada. B) guarda con lo que decís. Sabelo que cuanto más mientas, menos la vas a seguir viendo. Las mentiras grandes son difíciles de sostener.
Ejemplos:
“Si queres ahora nos vamos en mi BM… Ah, no, hoy traje el 206, perdoname, ¿te subís igual o ni da? Mando un amigo a buscar el otro eh, no hay drama.”
“El otro dia me quede en la arena con el auto, tuvo que venir papá con el helicóptero a sacarme… Un bajón, pero bueno, después el hidromasaje en casa me relajó”
Billetera mata galán, como dijo Jacobo: este es especial para feos. Si te la ganás, terminá de hacerlo y salí corriendo fingiendo que pasó algo con tus amigos. Si se entera que además de feo sos pobre te vas a sentir un poco mal (aunque hay quienes aseguran que es muy divertido que se enteren de que fuiste en el 152… “te llevo en el auto” y parar un taxi es una fórmula casi mágica para resolver estos encuentros. Ojo que si se enojan estas yeguas golpean)
Calificación: si empezás a presumir, y se queda escuchando, altísimas chances. No te jugás casi nada. Eso sí: no esperes amor de estas lobas.



El Mirón (70%)


Requisitos: concentración mental nivel budista.
Vos dirás, es fácil, ni siquiera hay que hablar. Pero es difícil. Muy difícil. Difícil y hermoso. Uno de los chamuyos mas sutiles. “Jogo Bonito”
Consiste en mirar a la presa, mirarla a los ojos, 10, 15, 20 minutos. Estoy hablando de mirada fija, cosa que pocos pueden hacer: no hay nada mas incendiario que una mina devolviéndote la mirada cuando la estas chapando con los ojos. Si te bancás dos arremetidas de miradas, estás listo para el show. No despegues tus ojos de los suyos. Ella va a intentar mantenerte la mirada, pero si sos macho al toque la va a bajar. Interesantes son los casos en los que ella no baja la mirada. En ese caso, es casi una fija que te vas del boliche con mujer.
Pero como no es lo más normal, tenés que lograr que sea evidente que te gusta y que la estás comiendo con la mirada. Ojo, no mirada de pajero, no mirada de “mami, que linda estas” Mirada de amor, mirada Juan Dhartes. Pasado un buen rato (siempre y cuando no se vaya, ojo con eso que te corta el mambo de una manera cruel), te acercas y las palabras fluyen, no me preguntes por qué
Calificación: el Afrodita, el Narciso de los chamuyos. Mucha calidad, para hacerlo hay que tener años en el tema. No cualquiera. Si lo hacés bien, es casi una fija.



El Agrandado (0,1%)


Requisitos: creerse mil, al menos unos instantes. Restringido para Brads Pitts.
A ver. Acá estas jugando con fuego. Puede ser, sí, que a alguna le excite que tengas el ego por las nubes. Puede ser, también, que a alguna que otra le guste los chicos con autoestima y seguros de sí mismo. Pero es real también que la gran mayoría rechaza a los soberbios. Por lo tanto, hay que saber usarlo con la mina adecuada. No le pifies porque te quemás para toda la cosecha.
En primer lugar, si no sos lindo o al menos fachero quedás excluído. Aún los lindos deben ser carismáticos. Así que no es para cualquiera.
Primero lo primero: hay que saber pararse. Derecho, erguido, casi trabado. Mirándola como desde arriba. Segundo, hay que saber hablar. Sobradoramente, socarronamente, desde un lugar más alto que ella. Tercero, hay que meter bocadillos. Bocadillos que casi nunca caen bien.
“No, yo vengo acá afuera porque ahí adentro no me dejan de chamuyar las minas…”
“Sabes las minas que me dieron bola a mi? Y vos no me vas a dar bola?”
“Yo podría estar con cualquier mina, y te elegí a vos… No te sentís orgullosa?”
La verdad: el 99% se va a ir enojada. Y con razón, sos muy sorete. Pero ojo: el 1% existe y también existe la chance de que te encuentres uno de esos especimenes que les gusta el autoflagelamiento y les encanta tu soberbia. Si ganaste con este, tenés el título de chamuyero. Ojo, no te la creas.
Calificación: no imposible pero sí dificilísimo. Las minas que gustan de los agrandados existen, pero nunca nadie las ha visto.



Pequeños chamuyos:

- El del trago: Consiste en comprar un trago (preferentemente frutal) e ir ofreciéndolo a todas las mujeres. Las chances son bajas pero es un recurso válido. Borrachos, felices.
- El Famoso: hacerse el famoso es un recurso bajísimo pero tan chanta que puede funcionar. Importante nombrar alguna serie que esté al aire y tirar un nombre de un personaje que sea imposible que exista (ejemplo: “No ves Los Exitosos Pells? Bueno, yo soy Eusebio!”) La verdad, es un chamuyo boludísimo. Pero, quien te dice. En la guerra y en el chamuyo todo vale.
-El Invitador: te parás en la barra, te apoyás, tranqui, fachero, al lado de la mina que te gusta. “Qué te vas a pedir?” Lo que te conteste, pedís dos (y lo pagás vos, animal) Es cortés y probablemente abra una puerta. Ahí entrás con todo.
-El deprimido: se desprende de “La víctima”, pero se puede considerar que está separado. Te sentás solo en la barra y empezás a tomar, un trago tras otro (de bebidas blancas preferentemente, no te tomes un daikiri que se te va a acercar el barman nomás) Flojos, abstenerse. Acá hay que escabiar. Si podés llorar, mejor. Alguna va a picar. Ahí hacés lo tuyo.