Los Corsarios De La Libertad (Primera Parte)

     

Es difícil que pase desapercibido el notorio parecido de varias banderas de naciones centroamericanas (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua) con la Argentina. Sin embargo, no es algo que se enseñe en nuestras escuelas a pesar de que, al conocerla, es una circunstancia que enciende el orgullo patriótico.
Quizás se deba a que el poder dentro de las fuerzas armadas siempre ha sido del Ejército y por lo tanto nuestros próceres serán terrestres. Otra razón puede ser que nuestros marinos de la independencia eran, en su mayoría, extranjeros, lo que no fue óbice para que se sintieran hondamente calados por un sentimiento patriótico e independentista que los llevo a acometer acciones de gran heroísmo y a soportar inhumanas privaciones.
La epopeya de los corsarios de Buenos Aires se inicia con las hazañas de Guillermo Brown en el Rio de la Plata, que culminan en 1814 con la toma de la isla de Martin García y la destrucción de una escuadra Española frente a Montevideo. Al año siguiente el marino irlandés es enviado a explorar las costas del Pacifico cuando San Martin comienza a preparar su empresa trasandina. En febrero de 1816 la escuadrilla se despliega frente a la desembocadura del rio Guayas y Brown ordena el ataque a la fortificada plaza de Guayaquil, que según sus informes estaba pronto a sublevarse. Pero el poco calado del rio lo obligo a dejar sus barcos más importantes, el Hércules y el Halcón, para utilizar solo la Trinidad, goleta velera bien armada. Cañonea y rinde las dos primeras baterías, pero ante la tercera, ultima defensa de la ciudad, la goleta varo y aunque sus hombres lucharon bravamente Brown no tuvo otra alternativa que la rendición. Otros corsarios con bandera de Buenos Aires se batieron con las naves de escuadras Españolas en aguas del mar Caribe. Merecen recordarse las campañas de Tomas Taylor, marino Ingles al que se le confía el mando del bergantín Patriota, de doce cañones y 140 tripulantes, con el que llega a las costas centroamericanas y hace numerosas presas. Ha quedado en el anecdotario de la rica historia Haitiana el momento en que durante una tocante ceremonia Taylor impuso a Pétion, presidente y hoy héroe nacional del país caribeño, el respeto debido al pabellón de Buenos Aires enarbolado en su nave.
También deben recordarse las andanzas del capitán corsario Luis Aury, que de  1817 a 1822 comando una escuadrilla que alcanzo a contar con 14 navíos todos ellos enarbolando la bandera  azul y blanca de las Provincias Unidas, a cuyo amparo el aventurero marino estableció un efímero dominio en la isla de Providencia en un respiro de su acoso a las posiciones hispánicas en las costas de Guatemala, Honduras y Nicaragua.
Lo más notorio sucederá al cumplir el primer aniversario de la declaración en Tucumán  de la Independencia de las Provincias Unidas de América del Sud, cuando salió de Buenos Aires la Fragata La Argentina al mando  de Hipólito Bouchard, marino de origen Francés que ya se había distinguido como Teniente del Regimiento de Granaderos a Caballo de San Martin en el combate de San Lorenzo, arrebatando una bandera enemiga en el fragor del encuentro.      
                                             CONTINUARA  
                                                                   

                                                                      PACHO  O’DONNELL
                                                                      Los héroes Malditos