Inventos Argentinos








Las huellas digitales



El Sistema Dactiloscópico, o sea, el método de clasificación y la tecnología de identificación de personas por sus huellas digitales, fue inventado en 1891 por el policía argentino Juan Vucetich, impulsado por la enorme cantidad de crímenes. Y el primer caso resuelto con ayuda de este método también ocurrió en Argentina. Vale a aclarar que innumerables clases de delitos también son de invención argentina, porque somos inventores imparciales.




El Bypass




La intervención para tratar obstrucciones del corazón fue creada por René Favaloro en 1967. Revolucionó la cirugía y hasta hoy es la más practicada en todo el mundo. Por desgracia, el bypass no pudo salvar la vida de Favaloro, quien se pegó un tiro en el corazón al no recibir apoyo económico del gobierno para su Fundación, pionera en la investigación de la medicina cardíaca. Los gobiernos ignorantes también parecen ser un invento argentino.



El baston para invidentes




En 1921, José Mario Fallótico vio a un ciego esperando por ayuda para cruzar una calle de Buenos Aires, pero nadie se percataba. Pensó entonces en crear algo que fuese una herramienta y al mismo tiempo un símbolo para avisar que la persona necesita ayuda. Su invento llenó huecos por todo el mundo, y hasta tiene su propio día internacional (15 de octubre). Como comenté antes, la última versión, que funciona con ultrasonido, también argentina, así como el semáforo braile.




El dogo



Puede no parecer un invento pero lo es: una máquina de matar diseñada por el médico Antonio Norez Martinez, y definitivamente no lo citaría como un "buen" invento, pero sigue siendo un asombroso logro de la genética, una calculada cruza de siete perros de caza. El Dogo argentino es definido como el mejor perro de combate del mundo, capaz de cazar jabalíes sólo. Un sólo dogo fue incluso capaz de abatir a un toro, aún teniendo una pata fracturada por la difícil pelea.



La soda



El sifón de soda es un invento de la empresa argentina Drago. Lo creó en 1965 como una máquina de fabricar soda artesanal, ya que los sifones eran recargables. Al pasar los años, se comenzaron a fabricar en todo el mundo, sufriendo modificaciones hasta terminar en los actuales y más comunes sifones de plástico no recargables... Lo cual es una pena, porque fabricar la propia soda cuesta entre 7 y 10 veces menos que comprarla ($0,10 en Argentina) y es mucho más divertido.




El tango



El tango, la danza, el género -musical y literario- y la amplísima cultura que de él emana, es un invento compartido por Argentina y Uruguay, entre muchos otros países que aportaron junto a sus inmigrantes diferentes condimentos para crear algo único. Según Sábato, es una expresión original y nueva que deriva de una movilización humana gigantesca y excepcional, algo que expresa como nada más puede lo que significa ser y sentirse argentino.



El helicoptero




El helicóptero, si bien su concepto existe incluso desde antes de da Vinci, en el siglo XV, el primero en poder volar y ser controlado fue íntegramente creado y pilotado en Buenos Aires en 1922. Los sistemas inventados por Raúl Pateras de Pescara se siguen usando en la fabricación de los helicópteros más modernos, al menos según la NASA. La Fábrica Militar de Aviones, que ya no existe, también es responsable de varias máquinas únicas en la historia de la aviación.




Las estaciones de radio



La primera emisora de radio del mundo tuvo lugar en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, en 1920, y continuó transmitiendo hasta 1997. Obviamente, la radio no es un invento argentino, pero sólo era una rareza tecnológica hasta que el Dr. Enrique Telémaco Susini creó la primera red de radiodifusión con ellas, convirtiéndose, además, en el primer locutor del mundo. Susini conoció a Einstein en 1925, quien lo calificó como "una de las primeras inteligencias de la Argentina".




El boligrafo



Biró visualizó de inmediato el bolígrafo cuando unos niños jugaban con bolitas en la calle y una de ellas surcó un charco, dejando una estela de agua sucia sobre el asfalto. Con el mismo princpio, inventó el desodorante a bolilla, entre sus otras 30 patentes, que incluyen la caja de cambios automática y un dispositivo para obtener energía de las olas del mar. La mayoría de ellos se siguen usando sin modificaciones importantes hasta el momento.




La educacion moderna




El Sistema Preventivo Salesiano es el método educativo que creó Juan Bosco en respuesta a la dura educación europea del s. XIX. Basado en cosas tan lógicas como cambiar castigos por incentivos, vigilancia por orientación, discurso por diálogo y represión por prevención, su sistema se expandió por todo el mundo. Es lamentable que su visión no se respete en la actualidad argentina, donde la educación ya no es ni represiva ni preventiva... ni educativa.




La holofonia




Es un sistema acústico que permite crear la ilusión de tridimensionalidad. Su inventor simple y genialmente copió el modelo más perfecto que conocía: puso dos micrófonos dentro de una cabeza de maniquí, simulando el sistema auditivo humano. En términos de fidelidad espacial, primero viene el sonido mono, luego el estéreo, luego el binaural y finalmente el holofónico, siendo éste el más avanzado. Los primeros en utilizarlo fueron Pink Floyd.




Transfusion Sanguinea



Si bien la transfusión directa existía desde mucho antes, no era posible conservar la sangre; había que pasarla directa e inmediatamente de un paciente al otro. Tras años de experimentos fallidos, Luis Agote descubrió un sistema para mantener la sangre libre de coágulos, abriendo toda clase de posibilidades para la medicina. Agote no patentó su descubrimiento, si no que de inmediato difundió las técnicas y procedimientos en todos los medios de comunicación.




Los Dibujos Animados


[enlace]

El primer largometraje animado de la Historia fue obra de Quirino Cristiani, así como la primera película animada con sonido. Era El Apóstol, y constaba de 58.000 cuadros dibujados a mano por el propio Cristiani. Esto fue 20 años antes de que Disney hiciera Blancanieves y los siete enanitos, en 1917. Disney quiso contratar a Cristiani, pero éste se negó. Por desgracia, todo su trabajo se perdió cuando su estudio se incendió... dos veces en un periodo de cuatro años.









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