¿Fraude electoral en Rafaela?

Crónicas de un auxiliar de mesa

Faltan aún unos minutos para cerrar la mesa de votación. Afuera llueve. Presidente y auxiliar estamos cansados, las planillas ya tienen numerosos dibujitos y todas sus “o”, su correspondiente rellenado en birome.


De pronto se presenta un muchacho. Muestra un D.N.I., dice que es de su padre y pregunta si vota en esta mesa. Miro el nombre, el apellido, nada más, y contesto que sí. Lo voy a buscar entonces, dice, está en el auto.


Luego de unos instantes llega. Tiene la ropa raída, sucia, y con un fuerte olor a bosta de vaca. No viene solo, lo acompaña a prudente distancia una señora rubia muy bien vestida. La tintura de su cabello seguro es más costosa que la ropa del hombre. Éste extiende el mismo documento que me mostrara el muchacho.


Juan B., la planilla dice clase 49 pero a simple vista aparenta muchísimos años más. Profesión: peón de campo. Al final, luego de la ristra de datos, un asterisco mínimo dice que el hombre no sabe leer ni escribir. En el apuro, ya estamos por cerrar, se le da el sobre y se lo invita a pasar al cuarto oscuro.


Pero surge un problema. La planilla anuncia que Juan B. debe tener un D.N.I. duplicado y el señor nos ha entregado un original. No se puede sufragar portando un documento emitido anteriormente al que figura en el padrón. Lo detenemos antes de que ingrese al cuarto oscuro y le pedimos que nos devuelva el sobre firmado. El hombre alarga una mano tosca, entumecida. La presidente toma el sobre pero en el ademán un bollito de papel que el señor apretaba junto al sobre, cae sobre la mesa. Es la boleta de un candidato, y el nombre del mismo y su partido, se alcanzan a leer claramente. “Luis Castellano Concejal – Partido Justicialista”. Voto cantado. Por pudor, por vergüenza, por respeto, por pena, quién sabe por qué, todos los de la mesa nos hacemos los boludos. Incluso los fiscales de los otros partidos. Como si no hubiera pasado nada, tomo el papel (lo abollo todavía más) y se lo devuelvo.


Le explicamos que no le está permitido sufragar con ese D.N.I. Preguntamos si tiene otro. Juan B. dice unas palabras ininteligibles. La señora, que hasta el momento estuvo callada, contesta que el otro documento en su poder está destruido. Lo lamentamos, no puede emitir el voto.


Mirada triste del hombre a la señora. Habla la señora. “No se preocupe, Don B., no hay problema. Vamos.”


Preguntas:

1- ¿Será casualidad que la señora trabaje como empleada en el municipio local?

2- ¿Será casualidad que la señora haya sido Fiscal General por el Partido Justicialista?

3- ¿Será casualidad que el mismo Partido venga gobernando la ciudad desde hace 20 años?

4- ¿Será casualidad que otra vez el Partido Justicialista es el que más votos ha sacado?

5- ¿Habrá cobrado igual Don Juan B.? ¿Habrá cobrado su “hijo”?



Vuelvo a mi casa luego del escrutinio de la mesa. En la radio está hablando Omar Perotti, el intendente de la ciudad por el Partido Justicialista. Lamenta la escasa asistencia de votantes. “Lo que pasa”, dice, “es que con la lluvia, la gente más humilde que es la que más acompaña a nuestro partido, en muchos casos no ha tenido medios para acercarse a emitir su voto”.


Abro la ventanilla del auto. Omar Perotti y la reputa madre que te parió…


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