La noche en que la Argentina perdió hasta su historia




A sacar la calculadora



Con una alarmante producción, el seleccionado cayó ante Paraguay por 1 a 0; quedó en zona de repechaje, cuando restan dos fechas para el fin de las eliminatorias; con Schiavi y Palermo jugando de nueve, el equipo de Maradona intentó rescatar un punto; preocupante actuación






Messi no generó peligro y trotó en la cancha; Agüero no participó del juego



¿Habrá tocado fondo?





O lo que viene promete ser aún peor. La Argentina deambula por las eliminatorias con los motores averiados y un capitán que no encuentra el rumbo. La derrota por 1 a 0 que Paraguay le propinó al seleccionado, en el estadio Defensores del Chaco de esta ciudad, deja al equipo aún más desorientado que tras el traspié ante Brasil. Hoy, se ubica en repechaje, a dos fechas del final de la clasificación a Sudáfrica 2010. Sin embargo, aún quedan dos batallas ante Perú (local) y Uruguay (visitante), encuentros que marcarán el futuro de esta tormentosa selección.

Maradona luce deprimido, vencido y hasta algunos ponen en duda su continuidad. Así, se muestra el equipo en la cancha, sin ideas, con groseros errores defensivos y apostando a tirarle pelotazos a dos bajitos como Messi o Agüero. Los cambios (Palermo y Schiavi, por ejemplo) parecen manotazos de ahogado y, para colmo, Verón, uno de los referentes para Diego, termina expulsado, cuando el segundo tiempo recién empezaba.

Nelson Haedo, en el primer tiempo hizo el único gol del partido, que marcó la clasificación de Paraguay al Mundial. No pasa por su mejor momento el equipo del argentino Gerardo Martino, pero con la cantidad de licencias que otorga la selección todo parece posible.

La Argentina suma 22 puntos en las eliminatorias y está 5ª en zona de repechaje. Tiene detrás a Uruguay (21) y Colombia (20) y delante a Ecuador (23). Un panorama sombrío, una situación inédita con este sistema de eliminatorias. Para el próximo encuentro falta poco, porque el seleccionado recibirá a Perú el 10 u 11 de octubre, en un escenario a definirse y, cuatro días después, chocará con Uruguay.

A pesar de algún atisbo de cambio, el primer tiempo pareció una prolongación de las carencias mostradas ante Brasil. La defensa fue una invitación al desequilibrio de los delanteros paraguayos, encabezados por el incansable Cabañas y por el eficaz Haedo. Sebastián Domínguez mostró fisuras a veces inexplicables, cierres tardíos y malas salidas. Heinze sumó desconcierto y Papa nunca clausuró el lateral izquierdo.

El despliegue de Gago, quizá el mejor jugador argentino de la mitad inicial, se fue diluyendo con el correr de los minutos. Los arranques de Dátolo por la izquierda eran apenas intentos al igual que lo que podía hacer por derecha Verón, con más coraje que juego a sus 35 años.

Los ataques invitan al replanteo. ¿Sirve buscar a Messi y Agüero con pelotazos de 40 metros?, ¿cómo hace Agüero para cabecear los centros de Dátolo, quien desborda y llega casi sin aire para terminar la jugada?

La Argentina da la sensación que cuando ataca no tiene hombres y cuando defiende también está mal parada. Paraguay empezó a aprovechar las facilidades argentinas. El gol llegó recién, a los 28 minutos, porque, antes, el palo y el travesaño se lo habían impedido al propio Haedo y a Santana.

Cabañas, delantero robusto y habilidoso, era una pesadilla para los defensores argentinos, quienes lo sufrieron. En el gol, Cabañas hizo una gran maniobra, abrió para Barreto, quien buscó a Haedo, que sólo tuvo que cruzar el remate para que el estadio explotara y los guaraníes empezaran a sentirse dentro de Sudáfrica 2010.

Para el complemento, Maradona dispuso el ingreso de Lavezzi por Dátolo, pero, si el panorama ya era sombrío, la situación empeoró cuando, a los 8 minutos, Verón vio la roja por doble amonestación, tras quejarse por enésima vez.

La Argentina salió arriesgar, pero sin ideas. Con uno menos, Diego puso a Palermo por Agüero para soñar con algún centro salvador para que el delantero de Boca escribiera otro capítulo de su carrera de película.

La reacción no llegaba. Alguna pelota parada mal aprovechada, un disparo desviado de Messi, centros desesperados. Demasiado poco para tantas aspiraciones.








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