Delfinoterapia


Delfinoterapia.

Los delfines, son animales que pueden ayudar a personas, tanto con trastornos físicos como emocionales, de diversas maneras, ya que el delfín emite ondas ultrasónicas de distintos tipos, que circulan por todo el cuerpo de la persona tratada, y que operan beneficiosamente sobre el sistema nervioso.

La delfinoterapia, puede ser aplicada en bebés desde los cinco a seis meses, no existiendo límites máximos de edad. Los pacientes están vigilados constantemente por el personal especializado, y además los animales empleados en estas terapias son dóciles, bien amaestrados y acostumbrados al contacto con personas.



Los delfines mas utilizados, son los de la especie tursciops truncatus, conocidos coloquialmente como “nariz de botella”.

Los especialistas en delfinoterapia, explican que las ondas ultrasónicas que emiten estos amistosos animales, generan endorfinas y otras sustancias que ayudan a mejorar la conexión entre las neuronas, y además incentivan el funcionamiento de ambos hemisferios cerebrales. Los cambios neurológicos y neuroquímicos que se generan se traducen en diversos beneficios físicos, emocionales e intelectuales, tales como mejoras en el sistema inmunológico, mejoras en la coordinación motora, en el estado de ánimo, el contacto social, y en el lenguaje.

Uno de los fenómenos mas estudiados con relación a las terapias con delfines, es su potencial didáctico, especialmente en el aprendizaje de niños con síndrome de down, habiéndose observado que los pequeños con esta condición, que han interactuado con delfines, han aprendido de 2 a 10 veces más rápido que aquellos que no lo hacían, y que en un 50% de los casos, podían retener tales lecciones incluso un año después de la terapia.



El tratamiento con delfinoterapia, es aplicable también a individuos con padecimientos del sistema nervioso, casos de cáncer, problemas mentales, e impedimentos motores ya sean congénitos o adquiridos.

En las sesiones de tratamiento, el delfín se deja tocar, y además hace contactos con distintas zonas del cuerpo de la persona, como la columna, manos, plantas de los pies, transmitiéndole de esta manera ondas ultrasónicas alfa, beta y theta. Las sesiones en el agua pueden durar de 15 a 20 minutos, por lo general complementadas con otras actividades como ejercicios cognoscitivos, masajes, o cualquier otra actividad que el terapeuta considere conveniente, según el caso.

Al cabo del tratamiento, cuyo número de sesiones indicará el terapeuta, se hace el balance de resultados obtenidos, que determinará si se necesita repetir el tratamiento ya que el efecto de los estímulos obtenidos, dura varios meses después de completado el proceso.

Sea por cuestiones de salud, o por conocer esta experiencia, sin lugar a dudas, un contacto de esta naturaleza con estos maravillosos animales, será un disfrute inolvidable.

La Delfinoterapia es una rama de la Zooterapia, donde se utilizan Delfines como medio Terapéutico. Es aplicada no solo a niños autistas sino a pacientes con todo tipo de patologías y trastornos a nivel físico y emocional, ya sea personas con síndrome de down, parálisis cerebral, retardo mental, depresiones, fobias, adicciones, etc. También se trabaja con personas con cáncer y  enfermedades comprometidas.

Las sesiones, tienen una duración aproximada de 15 minutos diarios, el sonar del delfín emite unas ondas sonoras electromagnéticas que producen una estimulación en todo el sistema nervioso central, las cuales activan y conectan las neuronas, que se hallan dormidas en el cerebro.

En el caso de los Autistas una de teorías más fuertes es la ausencia parcial o total de neurotransmisores, por eso se recomienda la Delfinoterapia como apropiada.

El sonido del Delfín, estimula directamente al hipotálamo produciendo endorfinas que son las células neurotransmisoras y estimula la producción de la hormona ACTH, la cual produce una sensación de estabilidad (equilibrio emocional). Se dice que produce cambios neuroquímicos y neuroeléctricos.

Las endorfinas aumentan nuestro umbral de dolor. Produciendo una sensación de anestesia. Dentro de los primeros cambios que aparecen en los pacientes que toman delfinoterapia, esta el aumento en calidad y cantidad de sueño, se ven mas interesados por su entorno, puede que al tercer o cuarto día se presenten vómitos ya que nuestro organismo, no está acostumbrado a trabajar con nuestro cerebro en ondas Alfa y Teta.



DELFINOTERAPIA VIBRACIONAL

Esta Técnica se utiliza a nivel vibracional a través de Sonidos puros de Delfines aplicados en el Cuerpo Físico y en el Aura, combinado con Esencias VIbracionales de Delfines y Ballenas.  Las Esencias se crean en distintos lugares del mundo con diversas especies de cetáceos. La Esencia Madre es preparada a  través de la vibración de sus cantos y sus cuerpos.
El Aura de los Delfines puede llegar a medir  seis kilómetros, la vibración que emiten sus cuerpos puede sentirse a la distancia, entrando en un estado  de ensoñación y profunda relajación.

abemos que éstos cetáceos emiten ondas ultrasónicas de altísima frecuencia y de amplitud diversa,  que estimulan  directamente al hipotálamo produciendo endorfinas, a su vez   se activa la glándula pituitaria, produciendo efectos de relajación, manteniendo los niveles de azúcar  en la sangre, regulando la presión arterial, brindando  energía vital al cuerpo  y  eliminando la ansiedad y estrés.

Su sonido penetra en el sistema nervioso y glandular central, armonizando y regulándolo. El trabajo se realiza aplicando sonidos y esencias en  determinados puntos energéticos, armonizando los chacras, liberando tensiones o bloqueos y activando lugares específicos del cuerpo. Se acompaña con sonidos armónicos, cantos, cuencos tibetanos, dijedridoo, flautas,  tambores y piano. La intención es aumentar la vibración de nuestro cuerpo y
conectar con la energía de los Delfines, para sembrar la Nueva Tierra,
ya que es hacia donde estamos yendo los Humanos y el Planeta.

Samanta Pistocchi



Amigos espontáneos de los humanos, inteligentes a tal grado que algunos piensan que poseen su propia cultura, y ahora descubiertos como portadores de una energía curativa que ha dado pie al desarrollo de una nueva forma de terapia, los delfines saltan del mar a nuestro Templo del Cuerpo, invitados como sanadores. Todo empezó hace miles de años, en Grecia, cuando se edifica el oráculo de Delfos consagrado a Apolo, el dios Sol de la serena luz. Los animales consagrados a ese santuario son delfines. En Creta también se pintan frescos con imágenes de estos cetáceos, simbolizando los espíritus femeninos, maternales, del mar. Por un lado, la connotación de la claridad serena de la sabiduría; por el otro, la maternidad del mar, de la mar. Cuenta Homero en La Odisea que Ulises-Odiseo es salvado del mar por dos delfines. A lo largo de los años varias anécdotas recogen historias de delfines que salvan personas de las aguas: marineros, incluso a niños. ¿De dónde viene esa desinteresada compasión de un mamífero marino no entrenado, no domesticado, por otro mamífero terrestre tan distinto, y que cree ser el rey de la creación? La gente de mar, cuando ve a un delfín, dice que es un buen augurio. Las personas que nadan con delfines narran que esta actividad les hace más felices, les da una calma singular.Los doctores Horace Dobbs y David Nathanson, en Escocia y Florida, respectivamente, comenzaron hace unos 20 años a estudiar el efecto de los delfines en personas con padecimientos emocionales, síndrome de Down y autismo. Cuenta el Dr. Dobbs que en 1974, en las costas de la isla de Man él y su hijo conocieron un delfín que llamaron Donald. El delfín llevó al chico a dar un paseo por todo el puerto, cuidando de mantenerlo fuera del agua, y la emotiva interacción entre ambos cambió la vida del Dr. Dobbs, que cada vez se aficionó más a la natación con los delfines y menos a su laboratorio. El océano fue a partir de entonces su centro de investigación, y encontró que las personas con depresión crónica o anorexia nerviosa podían salir de su trastorno con la compañía alegre y amistosa de los delfines. ¿A qué se debe este "efecto delfín"? Hasta la fecha se documentan efectos curativos en las personas que tienen contacto con ellos tales como reducción del dolor, cambios químicos en la sangre, y refuerzo para la recuperación en enfermedades crónicas y terminales.



Se ha observado por medio de la medición de las ondas cerebrales de los pacientes que éstas cambian en presencia de los delfines hacia una armonización entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro, lo que produce un estado de paz y relajación tal como sucede al realizar una meditación. De hecho, se establece una armonización entre el cerebro de la persona y del delfín, pues estos mamíferos mantienen casi permanentemente una actividad cerebral de frecuencia baja en el denominado nivel alfa, precisamente el nivel de meditación que enseñan diversas escuelas espirituales, lo que nos lleva a recordar la paz que emana de las personas con un alto grado de maestría espiritual. ¿Delfines gurús? En México ya comienza a dar sus primeros pasos la delfinoterapia. Para los interesados, en el bosque de San Juan de Aragón de la ciudad de México existe un delfinario en donde se da tratamiento a niños con desórdenes del movimiento, síndrome de Down y autismo. Y para saber más sobre delfinoterapia, existe un site hecho con mucho amor a los humanos y a los delfines que recopila una buena cantidad de trabajos: Dolphin facilitated healing articles. Sea cual sea la explicación de los efectos benéficos de la relación entre el delfín y el hombre encontramos que los griegos no estaban equivocados en su apreciación de los delfines. Y si queda alguna duda, una anécdota: Para proteger los barcos norteamericanos de ataques iraquíes durante la Guerra del Golfo, la Marina de los Estados Unidos llevó delfines entrenados en patrullar alrededor de las naves para descubrir merodeadores, a manera de perros guardianes. Pero la estrategia de defensa falló cuando apareció una manada de delfines árabes; sí, habitantes del Golfo Pérsico. Los delfines norteamericanos decidieron que era mejor hacer nuevas amistades que hacer la guerra, y se fueron a jugar con ellos. Toda una moraleja de sabiduría, ¿no?.