Samuel Morse
Samuel Finley Breese Morse (Boston, Massachusetts, Estados Unidos, 27 de abril de 1791 - Nueva York, 2 de abril de 1872), fue un inventor y pintor estadounidense, conocido por haber inventado el telégrafo.
Su padre era un pastor calvinista.
Dio inicio a sus estudios en la Academia Phillips de Adover, de donde pasó al Yale College.
En sus años de estudiante descubrió su vocación por la pintura y decidió dedicarse a ella, pero también le atraían los recientes descubrimientos y experimentos respecto a la electricidad. Por una temporada, trabajó en Boston para un editor y posteriormente viajó a Inglaterra para estudiar pintura en Londres, y se convirtió en un retratista y escultor de éxito. Su cuadro más conocido es el retrato de La Fayette que pintó en 1825, se convirtió en pintor de escenas históricas. Cuando regresó a su país notó que las pinturas de escenas históricas no gustaban entre sus paisanos, por lo que dio un giro hacia la especialización en el retrato. Para 1825 en Nueva York, era uno de los retratistas más importantes del país y formó parte de los grupos intelectuales más distinguidos. En 1826 fue uno de los fundadores y primer presidente de la Academia Nacional de Dibujo.
A los 27 años conoció a Lucrecia Walker, una bella y culta joven de la que se enamoró. La pareja se casó y tuvieron cuatro hijos, pero siete años después al poco de nacer el cuarto, su mujer murió, dejando desconsolado al inventor. A pesar de ser un genio, no llegó a ganar mucho dinero como pintor y durante esos años malvivía con sus escasos ingresos. En ocasiones, llegaba a pasar días sin comer, en lo que esperaba el pago por algún cuadro o lección de pintura.
Morse se casaría posteriormente en segundas nupcias.
Su latente interés por los asuntos de la electricidad se concretó durante el regreso de un viaje por Europa. Cuando estudiaba en Yale aprendió que si se interrumpía un circuito se veía un fulgor y se le ocurrió que esas interrupciones podían llegar a usarse como un medio de comunicación. Esta posibilidad le obsesionó.
Al llegar a tierra de aquel viaje en 1832 ya había diseñado un incipiente telégrafo y comenzaba a desarrollar la idea de un sistema telegráfico de alambres con un electromagneto incorporado. El 6 de enero de 1833, Morse realiza su primera demostración pública de su telégrafo.
A la edad de cuarenta y un años, se internó en la tarea de construir un telégrafo práctico y despertar el interés del público y del gobierno en el aparato para luego ponerlo en marcha. En 1835 apareció el primer modelo telegráfico que desarrolló Morse. Dos años más tarde abandonó la pintura para dedicarse completamente a sus experimentos, lo cual oscurecería sus méritos como pintor.
En 1838 había perfeccionado ya su código de señales, que a base de puntos y rayas llegó a conocerse y usarse mundialmente como "Código Morse". Intentó implantar líneas telegráficas primero en Estados Unidos y luego en Europa pero ambos intentos fracasaron. Por fin, Morse consiguió que el Congreso de su país aprobara un proyecto de ley para proporcionar 30.000 dólares designados a construir una línea telegráfica de 60 Km. Varios meses después el proyecto fue aprobado, y la línea se extendería a lo largo de 37 millas entre Baltimore y Washington.
El 24 de mayo de 1844, Morse transmitió el mensaje que se haría tan famoso: "Qué nos ha forjado Dios" (traducción literal) o tambien: "Lo que Dios ha creado"("What hath God wrought", una cita bíblica, Números 23:23) desde la Corte Suprema de los Estados Unidos en Washington, D.C. a su asistente, Alfred Vail, en Baltimore, Maryland. A pesar de lo notable de su trabajo, Morse debió enfrentarse a la oposición de supersticiosos que culpaban a su invento de todos los males. Además, el invento estaba siendo desarrollado simultáneamente en otros países y por otros científicos, por lo que Morse se vio envuelto en largos litigios para obtener los derechos de su sistema. Estos derechos le fueron finalmente reconocidos en 1854 por la Corte Suprema de los Estados Unidos.
Con su invento, Morse ganó una gran fortuna con la que compró una extensa propiedad, y en sus últimos años se dedicó a hacer obras filantrópicas, aportando sumas considerables a escuelas como Vassar College y la Universidad de Yale además de otras asociaciones misioneras y de caridad.
Su padre era un pastor calvinista.
Dio inicio a sus estudios en la Academia Phillips de Adover, de donde pasó al Yale College.
En sus años de estudiante descubrió su vocación por la pintura y decidió dedicarse a ella, pero también le atraían los recientes descubrimientos y experimentos respecto a la electricidad. Por una temporada, trabajó en Boston para un editor y posteriormente viajó a Inglaterra para estudiar pintura en Londres, y se convirtió en un retratista y escultor de éxito. Su cuadro más conocido es el retrato de La Fayette que pintó en 1825, se convirtió en pintor de escenas históricas. Cuando regresó a su país notó que las pinturas de escenas históricas no gustaban entre sus paisanos, por lo que dio un giro hacia la especialización en el retrato. Para 1825 en Nueva York, era uno de los retratistas más importantes del país y formó parte de los grupos intelectuales más distinguidos. En 1826 fue uno de los fundadores y primer presidente de la Academia Nacional de Dibujo.
A los 27 años conoció a Lucrecia Walker, una bella y culta joven de la que se enamoró. La pareja se casó y tuvieron cuatro hijos, pero siete años después al poco de nacer el cuarto, su mujer murió, dejando desconsolado al inventor. A pesar de ser un genio, no llegó a ganar mucho dinero como pintor y durante esos años malvivía con sus escasos ingresos. En ocasiones, llegaba a pasar días sin comer, en lo que esperaba el pago por algún cuadro o lección de pintura.
Morse se casaría posteriormente en segundas nupcias.
Su latente interés por los asuntos de la electricidad se concretó durante el regreso de un viaje por Europa. Cuando estudiaba en Yale aprendió que si se interrumpía un circuito se veía un fulgor y se le ocurrió que esas interrupciones podían llegar a usarse como un medio de comunicación. Esta posibilidad le obsesionó.
Al llegar a tierra de aquel viaje en 1832 ya había diseñado un incipiente telégrafo y comenzaba a desarrollar la idea de un sistema telegráfico de alambres con un electromagneto incorporado. El 6 de enero de 1833, Morse realiza su primera demostración pública de su telégrafo.
A la edad de cuarenta y un años, se internó en la tarea de construir un telégrafo práctico y despertar el interés del público y del gobierno en el aparato para luego ponerlo en marcha. En 1835 apareció el primer modelo telegráfico que desarrolló Morse. Dos años más tarde abandonó la pintura para dedicarse completamente a sus experimentos, lo cual oscurecería sus méritos como pintor.
En 1838 había perfeccionado ya su código de señales, que a base de puntos y rayas llegó a conocerse y usarse mundialmente como "Código Morse". Intentó implantar líneas telegráficas primero en Estados Unidos y luego en Europa pero ambos intentos fracasaron. Por fin, Morse consiguió que el Congreso de su país aprobara un proyecto de ley para proporcionar 30.000 dólares designados a construir una línea telegráfica de 60 Km. Varios meses después el proyecto fue aprobado, y la línea se extendería a lo largo de 37 millas entre Baltimore y Washington.
El 24 de mayo de 1844, Morse transmitió el mensaje que se haría tan famoso: "Qué nos ha forjado Dios" (traducción literal) o tambien: "Lo que Dios ha creado"("What hath God wrought", una cita bíblica, Números 23:23) desde la Corte Suprema de los Estados Unidos en Washington, D.C. a su asistente, Alfred Vail, en Baltimore, Maryland. A pesar de lo notable de su trabajo, Morse debió enfrentarse a la oposición de supersticiosos que culpaban a su invento de todos los males. Además, el invento estaba siendo desarrollado simultáneamente en otros países y por otros científicos, por lo que Morse se vio envuelto en largos litigios para obtener los derechos de su sistema. Estos derechos le fueron finalmente reconocidos en 1854 por la Corte Suprema de los Estados Unidos.
Con su invento, Morse ganó una gran fortuna con la que compró una extensa propiedad, y en sus últimos años se dedicó a hacer obras filantrópicas, aportando sumas considerables a escuelas como Vassar College y la Universidad de Yale además de otras asociaciones misioneras y de caridad.
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