Ciudades clásicas de los Mayas
Monumento Olmeca
Las grandes ciudades mayas surgieron gracias a un proceso lento queempieza a finales de la época preclásica, hacia el 200 o 100 antes denuestra era. Pero para seguir la formación de los primeros centros deculto y de poder, hay que remontarse mucho más atrás: los asentamientoslevantados por los olmecas del golfo de México hacia el 1200 o 1000a.C. constituyen el origen de los centros ceremoniales precolombinos,que incluyen unas construcciones dotadas de esos dos elementosconstitutivos que son, por un lado, la pirámide, y por el otro, eljuego de la pelota.
El ritual del juego de la pelota
En La Venta, en la zona pantanosa de Tabasco, los olmecaslevantaron una pirámide de tierra en forma cónica, de 125 m de diámetroy 31,5 m de alto, con unas 20.000 toneladas de materiales. Es aquítambién donde la primera gran cultura del antiguo México acondicionauna monumental zona de juego entre dos terraplenes paralelos, que miden80 m de largo. En el extremo norte de este conjunto se encuentra unaplaza en forma de cuadrilátero. Los tres elementos —pirámide, patiopara el juego de pelota y cuadrilátero— están ordenados sobre un ejerigurosamente orientado norte/sur, que ocupa el centro de un islotesituado sobre un afluente del río Tonala. El conjunto está formadoademás por túmulos y una serie de monolitos colosales, en particularaltares y estelas, así como por unas enormes cabezas de piedra,admirablemente esculpidas, que representan a jugadores de pelotatocados con cascos . Estas obras, que pueden llegar a pesar 25toneladas, marcan la eclosión del gran arte plástico de México.
La isla de La Venta
Éste es el legado que heredan las primeras tribus mayas, además delos rudimentos de un sistema de glifos que les permite consignarnombres y apuntar cifras por medio de puntos y de barras que sirvenpara recordar las fechas de un calendario sagrado, basado encomplicados datos astronómicos.
Centros religiosos
Erigidos en terrenos de aluvión —la piedra es rara y tiene que sertraída en balsas desde canteras situadas a varias decenas dekilómetros— los monumentos olmecas están hechos, por lo general, detierra apisonada. Se trata de amontonamientos de lodo. Este materialprocede de la limpieza de los canales, necesaria para mantener elsistema de drenaje y de irrigación. Así, por ejemplo, la arquitecturaolmeca está totalmente hecha de tierra, como lo estarán durante muchotiempo las primeras construcciones mayas. Constituida por formidablesmasas cuya acumulación da origen a plataformas, taludes y pirámides; lainclinación de estas últimas está formada por el ángulo natural dedeslizamiento de los materiales blandos que las componen.
Cabeza monolítica de Monte Alto
La escultura olmeca —sobre todo las cabezas colosales— tendrá ungran eco hasta en la costa del Pacífico, al sur de la actual Guatemala,en los emplazamientos de La Democracia y de Monte Alto. Respecto a lasestelas, aparecen también en La Venta, pero sólo alcanzan su perfecciónen los soberbios ejemplares decorados con personajes tratados enbajorrelieve que los arqueólogos han descubierto en Kaminaljuyú (300a.-150 d.C.), no lejos de la moderna ciudad de Guatemala. Finalmente,en Veracruz, la estela de La Mojarra marca la aparición, en el 156 denuestra era, de un estilo llamado «epiolmeca», en el que la efigie delpersonaje va acompañada por una gran inscripción cuyos glifos sonanálogos a los que utilizan los mayas.
Una estela emblemática
Por lo tanto, alrededor del centro olmeca se observa el desarrollode un conjunto de construcciones cuyas influencias se remontan a LaVenta, Tres Zapotes o San Lorenzo. En el país maya, la arquitectura notarda en seguir la misma evolución —con la pirámide y el juego depelota— en las primeras ciudades edificadas en Petén y en las sierrasde las regiones volcánicas de Guatemala y Honduras. Las edificaciones—que los arqueólogos llaman «estructuras»— que continúan esta tradicióncomún son plataformas de tierra, más tarde de fábrica, destinadas asoportar templos cubiertos de hojas de palma. Su planta es sencilla: setrata de uno o dos terraplenes superpuestos de forma rectangular ocuadrada, cuyos «niveles», que retroceden conforme se van elevando,están adornados con grandes mascarones decorativos de estuco. Unaescalinata axial conduce a la cima, hasta el lugar de culto del quesólo se conservan unos muros o un hueco entre postes, vestigios de unacella primitiva.
Portería del juego de la pelota
Un edificio de estas características, la estructura 5C-2 , que seremonta al año 50 de nuestra era, ha sido descubierto en Cerros,Belice. También en Uaxactún, cerca de Tikal, la «pirámide» H-Sub 3ofrece grandes máscaras de estuco superpuestas. Finalmente, la«pirámide» llamada E-VII Sub, descubierta en 1927, mostraba unadecoración análoga, pero aplicada a las cuatro fachadas del edificio,siguiendo una doble simetría axial y ortogonal. También aquí, sobre dosniveles, grandes mascarones de estuco ofrecían representacionesestilizadas de las divinidades.
Influencia Maya
Este tipo de edificios religiosos, que se encuentran tanto en Edznácomo en Kohunlich, demuestra una preocupación simbólica que semanifiesta en las construcciones destinadas al culto. Los trabajos deLinda Schele y David Freile demuestran que la construcción de Cerrostenía un significado cosmológico en relación con el recorrido ritualque hacían los reyes-sacerdotes. En la fachada, en el nivel inferior, aambos lados de la escalinata, se hallaba la imagen esquemática del solnaciente a la derecha, y del sol poniente a la izquierda. Del mismomodo, en el nivel superior, las imágenes del lucero del alba, por unlado, y del lucero de la tarde, por el otro, representan los dosaspectos visibles del planeta Venus, que jugaba un papel primordial enla correlación entre el calendario astronómico de 365 días y elcalendario ritual de 260.
La pirámide de Uaxactun
Por lo tanto, estas investigaciones demuestran, en primer lugar,que existe un estrecho vínculo entre la arquitectura y la religión,gracias a un sistema semiológico que traduce una rigurosarepresentación del universo y de la «mecánica» celeste. En todo el paísmaya deben relacionarse las construcciones religiosas con el mundodivino en el que cree este pueblo, cuya realidad los arquitectos seesfuerzan por expresar simbólicamente en sus creaciones.
Pirámides
Centro ceremonial de Tikal
Es en Tikal donde el colosalismo de la arquitectura maya clásica semanifiesta más libremente. En esta inmensa metrópoli que, en su apogeo,tuvo que albergar a decenas de miles de habitantes y absorber laproducción de todo Petén, la concentración del poder político yreligioso obligó a dedicar enormes esfuerzos a la edificación de unconjunto de monumentos grandiosos, cuya función sagrada se conjugabacon el ceremonial.
Pirámide que llega hasta el cielo (Templo II de Tikal)
Hará falta medio milenio para que la pirámide maya alcance susdimensiones máximas: se puede calcular una evolución constante desde laplataforma de Cerros (19 x 14 m, x 5 m de alto, o sea, 1.300 m3), odesde la de Uaxactún, en los albores de nuestra era (25 m de lado por 9m de alto, o sea 5.000 m3), hasta la colosal pirámide del templo IV deTikal (70 m de alto por una base de unos 60 x 50 m, o sea, 75.000 m3)que data del siglo VII. El volumen del edificio que constituye elbasamento del santuario superior se habrá multiplicado por sesenta, enun caso, y por quince, en el otro. Pero su función no habrá variado:sobre el enorme zócalo —generalmente con escalones superpuestos, enretroceso los unos con respecto a los otros— la cella, que antañoestaba hecha con materiales perecederos, se ha transformado en unadoble o triple cámara de mampostería, rematada por una crestería (o«cresta» superior meramente decorativa).
Espacios internos limitados (Templo I de Tikal)
El templo está formado por unas minúsculas estancias, que comunicanentre sí, cubiertas por falsas bóvedas de hormigón cuya forma reproduceel espacio interno de la tradicional choza hecha con adobe y caña. Esaquí donde tienen lugar los ritos de un culto de carácter cosmológico.Comparado con el volumen total de la pirámide, el espacio vacío queconstituye el santuario representa menos de la centésima parte, a vecesincluso menos de la ciento quincuagésima parte de la construcción.
La silueta orgullosa de la pirámide
Y mientras las superficies cónicas de la pirámide olmeca de tierrade La Venta no superan los 35º, en Tikal la pendiente alcanza ahora lainclinación vertiginosa de 70º, con una fenomenal rampa de escalinatascuyos peldaños son dos veces más estrechos que altos. Unas superficiestan inclinadas, que caracterizan esta fantástica montaña artificial quetotaliza 150.000 toneladas, se deben evidentemente al desmoronamientonatural de los materiales acumulados. Ya no se trata de tierra, sino demampostería, y la construcción representa una verdadera hazaña desde elpunto de vista técnico. La pirámide ha sido construida gracias aldominio del mortero. Tiene un revestimiento cuidadosamente aparejado,subrayado por unos escalones cuyo modelado aligera la masa.
Estos escalones, que en el templo II se limitan a tres, en eltemplo I alcanzan el número de nueve. Constituyen una vigorosaestructuración de la masa piramidal. A cada nivel, una acanaladurahiende la superficie casi vertical cerca de la base. El vigorosotratamiento plástico del volumen y la regularidad de estas estríashorizontales ofrecen un magnífico contraste con la escalinata salienteque resalta con su única rampa, subiendo desde la base hasta laplataforma de mampostería sobre la que se alza el santuario, rematado asu vez por la crestería de 8-10 m de alto.
¿Cómo se trabajaba?
Complejo de pirámides
¿Cuál sería el aspecto de una obra en una metrópolis como Tikal,inmersa en la selva virgen? Para hacernos una idea hay que tener encuenta, por un lado, que la ciudad tenía varias pirámides grandes, quese alzaban a 45-70 m de altura, y por el otro, que amplios palaciosalternaban con las construcciones de carácter religioso. El volumen detrabajo era, por tanto, considerable. Para la construcción de edificiosde fábrica, seguramente se necesitaron durante años cientos, puede quemiles de obreros. Alrededor, el pueblo maya seguía viviendo —tanto enel perímetro urbano como en las zonas agrícolas circundantes— ensimples chozas hechas con materiales perecederos.
El reparto del trabajo era bastante sofisticado, ya que las tareasrequerían distintos grados de especialización: preparar grava decaliza, recoger combustible para obtener la cal o picar piedras en lascanteras y transportarlas, lo podía hacer mano de obra pococualificada, es decir, un «proletariado» rural que estaba desempleadodurante determinadas estaciones del año; pero para los trabajos másfinos, como el corte de los bloques que iban a servir para el aparejo,el montaje de las paredes de mampostería, la cuadratura de la maderapara los dinteles y los paramentos internos de los santuarios, etc., senecesitaban obreros especializados; finalmente, hacía falta todo unequipo de artesanos hábiles: escultores, estucadores encargados de laornamentación con estuco, pintores que se hicieran responsables de lapolicromía y escribas capaces de cincelar inscripciones.
Todo esto, sin tener en cuenta el proyecto arquitectónico, eldiseño y la realización de los planos, la orientación y la evolución delos edificios, que eran renovados periódicamente (superposiciones).Hemos aludido sólo al trabajo material, pero también estaban losrituales del culto y el funcionamiento de los complejos religiosos, quenecesitaban un número elevado de sacerdotes, a cuya cabeza estaba elsoberano que detentaba el poder absoluto.
Función pirámides
Una escalera hacía el cielo
Las pirámides mayas responden a distintas exigencias. La diferenciaprincipal entre una pirámide maya y una egipcia está en que la primera,igual que el zigurat babilónico, tiene como función principal soportarun templo, lo que no ocurría con las construcciones faraónicas. Eledificio maya es ante todo un monumental zócalo sobre el cual se alzael sanctasanctórum, el lugar del culto consagrado a las divinidades.
A este respecto, las pirámides de Tikal ensalzan de maneraespecialmente evidente la unión entre la tierra y el cielo: hay unaformidable «escalera» que permite a los sacerdotes ascender a lo másalto y comunicarse con los dioses del cosmos. En cambio, en la base,como ocurre con las pirámides de Egipto, se encuentra a menudo unatumba que puede ser subterránea o estar horadada dentro de la mole dela construcción. Allí descansaban los restos mortales del soberanodivinizado. Esta función, definitivamente reconocida tras eldescubrimiento de la famosa cripta del Templo de las Inscripciones dePalenque en 1952, que contenía el sarcófago de Pacal, confiere aledificio maya su doble significado, funerario y religioso.
Un bloque apenas desbastado
Pero, en la medida en que se afirma el poder autocrático del jefede cada ciudad, con la tendencia a la hegemonía que algunos centrosimportantes ejercen sobre las ciudades cercanas, las funcionesculturales y funerarias se convierten en una sola cosa: la exaltacióndel poder personal. Aquí se manifiesta el absolutismo del soberano. Ylas estelas situadas en la explanada, al pie de cada templo, proclamanpor escrito los acontecimientos importantes del reinado de cadajerarca, recordando su llegada al trono, su boda, sus victorias,mencionando los enemigos que sacrificó a los dioses, enumerando lashazañas que llevó a cabo.
Esteleas esculpídas
La arquitectura maya, en esta perspectiva, se convierte eninstrumento de la gloria individual: vincula estrechamente a lasdivinidades con el rey que les ha consagrado altares, plataformas opirámides.
Monumentos
La antigua metrópoli maya de Tikal, descubierta en el siglo XVIII,ha sido estudiada a partir de 1881. Conoció numerosas campañas deexploración, excavaciones y restauraciones a lo largo de los 500 km2que forman su área. En su centro propiamente dicho habrá como mínimounos 3.000 monumentos sobre 16 km2. Situada en el corazón de esta granciudad, la zona llamada ceremonial, donde están las principalespirámides, los juegos de pelota y el palacio, cubre 1.200 x 600 m. Esaquí donde se yuxtaponen los gigantescos templos edificados sobre laacrópolis norte.
Planta esquemática de los principales centros de Tikal
El conjunto, que se remonta en gran parte a los siglos VI y VII,tras un período de eclipse de Tikal, marca el renacimiento de lacapital de Petén. Está ordenado según un programa simétrico, orientadonorte/sur, sobre un eje que mide 200 m de largo con una anchura que nosupera los 150 m. Pero sobre esta superficie se alzan diecisieteconstrucciones, las más impresionantes de las cuales se elevan hasta 45m.
Una selva de estelas
Al fondo de la Plaza Mayor cuadrada, rodeada a derecha e izquierdapor altas pirámides, bautizadas como templo I y templo II, hay un«bosque de estelas» conmemorativas y de altares para el sacrificio (entotal unos cuarenta monolitos) delante de tres nuevas pirámides a lasque se ha denominado prosaicamente templos 32, 33 y 34. Éstos estándispuestos de cara al visitante y los sigue un pequeño patio simétricoa cuyo alrededor se sitúan ordenadamente nuevas pirámides, máspequeñas. En la Plaza Mayor era donde tenían lugar las celebracionesdinásticas que exaltaban el poder de los soberanos de Tikal.
Un conjunto gigantesco
Aunque los mayas hayan querido sacar partido de la menor elevacióndel menor pliegue del terreno por lo general plano de Petén paralevantar allí su acrópolis, el conjunto está a nivel. No cabe duda deque constituye un conjunto urbanístico cuidadosamente planificado,cuyos rasgos específicos obedecen a un proyecto arquitectónico muyelaborado. La composición está regida tanto por las necesidades delritual consagrado a las diferentes divinidades, como por la jerarquíade los templos y por el programa en el que se inscriben los monumentosde los soberanos que se van sucediendo.
Esta subordinación a un plan unitario demuestra que los mayashacían proyectos a largo plazo, que a veces se iban desarrollando a lolargo de varios siglos. Por otro lado, la lectura de las inscripcionespermite atribuir en gran parte a un personaje determinado —del que sepuede distinguir el nombre y las fechas de reinado— cada monumento,cada tumba, cada estela. La historia de las construcciones refleja losacontecimientos que atañen a la ciudad, los períodos gloriosos quesiguen a las decadencias, revueltas o invasiones.
Tikal cuenta además con grandes calzadas que unían entre sídiferentes barrios de la ciudad, y por las que seguramente pasabansuntuosas procesiones. También tiene depósitos de agua: se trata casisiempre de excavaciones hechas en las canteras al aire libre, para laexplotación de la roca, de la que los obreros extraían los materialesde construcción. Estos depósitos de agua potable, situados por debajode las plazas y las explanadas, de forma que recibían sus aguas deescorrentía, se llenaban durante la estación de las lluvias.
Tikal es el ejemplo más espectacular de las ciudades de Petén y deBelice, en las tierras bajas. Pero las ciudades mayas de la épocaclásica se cuentan por decenas: además de las ya citadas de Uaxactún yCerros, hay que mencionar Nakum, Naranjo, Río Azul, Altún Há, Xultún,etc. Todas ellas están dotadas de una serie de construcciones que losarqueólogos van rescatando pacientemente de entre la vegetación y elhumus. Hay variantes locales, pero casi todas tienen pirámides,plataformas, palacios, juegos de pelota y estelas o altares, queconstituyen el repertorio normal de los monumentos simbólico-religiososde los centros mayas.
Estas ciudades, agrupadas en principados bajo el poder de unsoberano, gozaban, al parecer, de una cierta autonomía en el aspectocultural y religioso. Se enfrentaban con frecuencia en combatestribales, durante los cuales el vencedor hacía prisioneros y losdestinaba a sacrificios cruentos.
Pero también había, entre estas ciudades diseminadas en la selvapluvial, fuertes lazos basados en los intercambios y en un comercioactivo. Productos como el cacao o las conchas marinas, eran objeto detráfico entre las tierras bajas y los altiplanos mexicanos. Asimismo,al final de la civilización maya, la metalurgia del oro aparece cuandoempiezan a establecerse las relaciones comerciales entre las culturasandinas y las civilizaciones mexicanas, por mediación de los pueblos deAmérica central.
Reminiscencia de los altiplanos]
Estas rutas comerciales han sido reconstruidas en parte. Confrecuencia se cruzan con los caminos de las migraciones, que traen aterritorio maya influencias artísticas lejanas, especialmente en elaspecto arquitectónico. Una corriente procedente de la gran ciudad deTeotihuacán, no lejos del actual México, llega hasta Tikal hacia el375. En esta época, asistimos a la irrupción de formas mexicanas entierra maya: la solución del talud-tablero de Teotihuacán sustituye alos escalones de las pirámides. Se trata de un tipo de peldaños conbase inclinada en forma de glacis, rematado por un tablero saliente,provisto de un marco. Este modelado —en el que se alternan un elementocuya inclinación supera los 60º y una superficie vertical provista demarco— sustituye durante un tiempo a los característicos de laspirámides de Tikal.
A partir del 534 de nuestra era, los arqueólogos observan unaespecie de «interrupción» en la cronología: las inscripciones —quenormalmente se suceden de manera continua— desaparecen del todo.Simultáneamente, empiezan a escasear las grandes construcciones. En lasobras clásicas, el trabajo no se reanuda plenamente hasta finales delsiglo VI. El mundo maya ha llegado ya a su «clímax»: la población, laconstrucción y el número de inscripciones lapidarias alcanzan aquí suapogeo.
En los siglos VII y VIII la ciudad de Tikal tuvo una civilizaciónfastuosa, como lo demuestran los descubrimientos hechos en la tumba delseñor Ah-Cacao, descubierta en 1962 bajo el templo I, llamado Pirámidedel Gran Jaguar. Esta tumba, que se remonta aproximadamente al 734 denuestra era, fecha en la que su hijo le sucede en el trono de Tikal,contenía ricos obsequios de jade y conchas, así como cerámicas y huesosgrabados con la efigie de los dioses, realizada con extraordinariadelicadeza.
Todos estos hallazgos nos ayudan a imaginar cómo sería laexistencia de esta «nobleza» maya, con sus ropas de algodón de unablancura espectacular, sus uniformes de gala de colores fuertes, sustocados de plumas resplandecientes, sus joyas de jade, sus sacerdotesofreciendo sacrificios en los altares de piedra entre aromáticos humosde copal. Al son de trompetas y entre cantos rituales, todo un pueblose agita delante de las pirámides pintadas de rojo, situadas en mediode la omnipresente vegetación tropical donde gritan papagayos,quetzales y tucanes deslumbrantes.
Después de la fatídica fecha que figura en la última estela de Tikal —el 869—, la cronología se detiene bruscamente.
Quirigua
Estela Quirigua
Al sudeste del país, en el territorio montañoso que rodea la cuencadel río Motagua, se extiende una provincia que marca la civilizaciónurbana de los mayas clásicos. En esta zona, formada por los pliegues dela Sierra Madre, rocas como la andesita y la traquita condujeron a lastribus precolombinas a concebir un arte en el que la piedra, hábilmentetallada, ocupa un lugar destacado. En efecto, se constata que laarquitectura produce aquí unas bóvedas abocinadas aparejadas por capashorizontales, y que la escultura se ha desarrollado de forma admirable:hay estelas y altares de gran tamaño en todos los emplazamientosantiguos.
Estela de C de Quirigua
Estos caracteres son particularmente evidentes en dos ciudades:Quirigua y Copán. La primera, situada en el curso inferior del ríoMotagua, no lejos de su embocadura en el golfo de Honduras y el Caribe,es célebre por sus monolitos esculpidos. Aquí se encuentra la estelamás grande del mundo maya: un bloque de 10,6 m, que pesa como mínimo 65toneladas. Esta estela E, que data del 771 de nuestra era, se alza enla fértil planicie. La llevaron allí a través de los canales deirrigación que unían las colinas cercanas con la ciudad de Quirigua. Sutransporte se llevó a cabo —como ocurrió con los bloques olmecas de LaVenta— a bordo de balsas hechas con la ayuda de troncos sacados de laselva pluvial.
La penúltima fecha de Quirigua
En Quirigua, la Plaza Mayor, orientada en sentido norte/sur, estájalonada de estelas cuyas fechas se suceden regularmente cada cincoaños, entre el 746 y el 810, época en la que toda actividad parececesar en la ciudad. La calidad de estas obras, que demuestran unnotable sentido de la escultura en altorrelieve, se reafirma en unaserie de altares monolíticos. El «zoomorfo» P, que representa almonstruo de la Tierra, ofrece una ornamentación de un barroquismosorprendente, en el que se mezclan los jeroglíficos y los adornossimbólicos. En el centro, una figura humana sentada «en postura india»sale de la boca, provista de colmillos, de un ser terrorífico. Elpersonaje, en el que se puede reconocer a un soberano tocado con unacorona complicada y suntuosa, está representado de frente, dentro de lagruta cósmica. Este motivo, que retoma textualmente una fórmula olmeca,evoca un célebre altar de La Venta expuesto en el Museo-Parque deVillahermosa. La coincidencia seguramente no es casual, a pesar de losmuchos siglos que separan estas dos obras: en efecto, los olmecas ibana las montañas que rodean la cuenca del río Motagua a explotar unacantera de jade verde, material que para ellos, antes que para losmayas, fue el símbolo del renacer y de la vida en el más allá.
Los colosales altares de Quirigua
La autonomía artística de las ciudades mayas es evidente sicomparamos los estilos de los distintos emplazamientos donde se hanproducido estelas: cada uno posee su propia expresividad. No se puedeconfundir una escultura de Quirigua (o de Copán), que se caracterizapor su personaje de frente, con un relieve acusado, con una estela deTikal, donde el soberano está representado de perfil y en bajorrelievecasi plano. Del mismo modo, la ornamentación casi siempre estructuradaque rodea la cabeza de la efigie principal se limita en Quirigua a unosesbozos casi geométricos, mientras que en Tikal la escena hieráticareproduce con meticulosa precisión cada detalle del atuendo y de losobjetos para el ceremonial que lleva el jerarca.
Un formidable monolito
Quirigua, situada en la fértil planicie que está a orillas del río,nunca alcanzó unas dimensiones comparables a las de Copán, de la quecon toda seguridad dependía políticamente. Un soberano de Copán,denominado «18-Conejo» fue, sin embargo, vencido en el 738 por el reyde Quirigua.
Copán
Una capital maya en Honduras
Copán, que está entre las ciudades clásicas más originales, distatan sólo 50 Km. de Quirigua y forma parte del territorio de la actualHonduras. Domina una región de colinas bañadas por un afluente delMotagua, el río Copán. Por lo demás, este río, durante las violentascrecidas, ha erosionado la acrópolis a la que rodea por el lado este.Asimismo, ha dejado al descubierto —en una especie de corteestratigráfico— la estructura del terreno. Así, se puede observar quelas construcciones ceremoniales de Copán están levantadas en gran partesobre una gran terraza artificial.
Estela y altar de Copán
El centro de la ciudad se inscribe dentro de un rectánguloorientado en sentido norte/sur, que mide 500 m de largo por 300 deancho (15 ha), y que sigue unas reglas ortogonales. La mayor parte deesta explanada, cuidadosamente nivelada y rodeada de terraplenes sobrelos que se alzan plataformas y pirámides, está hecha, por tanto, deterrazas cuyos materiales han sido acarreados por el hombre. Hasta 30 mde alto y sobre una superficie de 3,5 hectáreas, los mayas acumularoncerca de un millón de metros cúbicos de materiales destinados aconstruir la famosa plaza jalonada por una docena de estelas. Lasestructuras piramidales más altas están a unos 38 m sobre el nivel delrío.
La escalera jeroglífica
En la última década, Copán ha sido objeto de fructíferas campañasde excavaciones y restauración. En particular, sobre la acrópolis, laimponente escalinata jeroglífica —que reúne cerca de 2.500 glifosesculpidos en la parte anterior de sus 63 peldaños— ha sido restauradaa raíz del descubrimiento de una tumba subterránea. Esta graninscripción —el documento dinástico más largo que actualmente se conoceen la región maya— merece ser estudiada, pero el desorden con el quefueron colocados ciertos jeroglíficos durante las primeras expedicionesarqueológicas dificulta su interpretación. Sabemos, sin embargo, quelas fechas enumeradas están entre el 545 y el 757. Esta monumentalescalinata, rodeada de barandillas, conduce a una pequeña cella queforma el sanctasanctórum de la pirámide.
La puerta del infierno
Al sur se levanta la importante estructura 22, cuya puertarepresenta la entrada al más allá, y domina la plaza oriental, rodeadade gradas, que está más abajo. Hay una serie de grandes escalinatas quedelimitan plazas y confieren una poderosa articulación urbanística alconjunto de edificios que rematan la acrópolis.
Portador de antorcha
Al final de una escalinata de no menos de 90 m de ancho, al sur dela Plaza Mayor, se levanta un curioso santuario. Adosado a la parteposterior de este templo, hay un palacio que domina una terraza llamada«Tribuna de los espectadores», flanqueada por la plaza occidental. Lasgradas que haya lo largo de esta Tribuna forman, a su vez, unaescalinata jeroglífica.
Casi toda la parte superior de esta acrópolis es obra de un solosoberano, llamado Yax-Pac, que empezó a reinar en el 763 y se mantuvomás de 40 años en el trono. La estela 11 de Copán conmemora suapoteosis en el 810, calificándolo de «Padre de la Patria». Poco antesde su final, este soberano remodeló las edificaciones que rematan laacrópolis de Copán.
Rastros de color sobre las estelas
Por aquella época, el conjunto de las ciudades mayas de Guatemala estaba ya en plena decadencia.
Fuente: http://www.almendron.com/arte/arquitectura/mayas/may_03/mayas_03.htm
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