Henry corrige el error de Valdés



Algo ha cambiado en el Barcelona. Más allá del resultado, las sensaciones que transmite el conjunto que entrena Pep Guardiola no son buenas. Ese equipo arrollador, que sometía a los rivales con un juego casi perfecto, dinámico, atractivo y divertido, parece ahora un grupo inseguro, desconfiado, que se ha dejado en el camino la excelencia, la lucidez en la creación y la seguridad defensiva. El gol de Henry rescató al Barcelona de un lío en el que le había metido Víctor Valdés con un error, uno más, producto de una indecisión que nunca puede tener un portero del Barça. El empate es, sin duda, la mejor noticia para los azulgrana, perdonados en la primera parte por el Lyon y que supieron reaccionar tras pasar por los vestuarios.

Las dudas parece que han alcanzado también a Guardiola, que solucionó la baja de Abidal situando a Puyol en el lateral izquierdo. Con esta maniobra perdió a su mejor central y continuó sin lateral izquierdo. La buena voluntad de Puyol no evitó que su aportación en ataque fuera casi inexistente y su contribución en defensa estuvo lejos de ser la acostumbrada. Estuvo más pendiente de Piqué y de que éste no perdiera el sitio que de mantener el suyo. Lo mejor para el Barcelona es que el Lyon no supo sacar partido de la autopista en la que quedó convertida esa zona.

Acumuló hasta cinco hombres el Lyon en el centro del campo, formado por Toulalan, Makoun, Keita, Juninho y la ayuda de Ederson, y planteó una presión intensa que asfixió al Barcelona. Márquez y Piqué se vieron obligados a iniciar al juego y por ahí empezó a morir el Barcelona, que tuvo más el balón que el Lyon, pero nunca encontró ese ritmo de juego que convertía a sus rivales en simples invitados a sus fiestas. Las combinaciones rápidas, a un toque y precisas que han distinguido a este conjunto no existieron y Xavi se perdió en la telaraña creada por los franceses en el medio. Neutralizado Xavi, el Barcelona se quedó sin referencia, sin el faro que da luz a su juego.

Tuvo suerte el Barcelona de que Benzema no estuviera inspirado y mostrara a Europa todo su egoísmo. Le faltó al joven delantero francés toda la generosidad que tuvo Víctor Valdés con el Lyon. El portero volvió a fallar, no de forma tan escandalosa como el sábado contra el Espanyol, pero sí de un modo improcedente para un portero del Barcelona. Sacó Juninho una falta tocadita, con mucha curva y algo pasada, o eso debió pensar Valdés, que se quedó a media salida, sin saber si saltar, sacar las manos o volver hacia atrás. Optó simplemente por mirar como el balón pasaba por encima de su cabeza y entraba en la portería, sin hacer nada por evitarlo. Quizá fuera por esa acción o porque el equipo nunca se encontró cómodo en defensa, pero lo cierto es que cada balón cruzado en el área de Valdés se convirtió en un sufrimiento para el Barcelona.

Pudo sentenciar Benzema un minuto después del gol de Juninho y malgastó más de un ataque durante el primer tiempo. No acabó el Lyon con el Barcelona y le dio el aire suficiente que no se ahogara y recuperara la compostura. Avisó Etoo con un tiro al palo, en lo poco que hizo el camerunés en todo el choque, y respondió Benzema con otro disparo a la madera.

Llegó vivo a duras penas el Barcelona al descanso y en el segundo tiempo mostró su mejor cara. Tuvo mucho que ver la pérdida de intensidad en la presión del Lyon, incapaz de mantener el altísimo ritmo defensivo mostrado en la primera parte. Perdieron algo de concentración los franceses, aparecieron los espacios que no había encontrado hasta entonces el Barcelona, que comenzó a dominar con más autoridad, a mover la pelota con más criterio y, lo que era quizá más importante en este encuentro, a vivir cada vez más lejos de Valdés.

Tuvo más peso en el juego Xavi; Touré Yayá y Keita, que reemplazó al despistado Busquets, empezaron a imponer su físico y a tapar las salidas al Lyon, menos activo que al inicio y nada resolutivo en ataque.

Dani Alves, Messi y Etoo continuaron fuera de foco, sin ningún peso en el juego del Barcelona, que se agarró a Henry para rescatar un empate que le permite mantenerse como favorito en esta eliminatoria. Márquez prolongó con la cabeza un centro de Xavi desde la derecha y Henry entró solo en el segundo palo para marcar de cabeza.

Faltaban más de 20 minutos para el final y el partido comenzó a perder ritmo hasta dormirse definitivamente. Quizá es lo mejor que le pudo pasar a los dos equipos.