Intoxicados dijo chau en la primera fecha del Cosquín Rock

Rock en Córdoba
Intoxicados dijo chau en la primera fecha del Cosquín Rock



"Sepan entender", dijo Pity. Con las presentaciones de Babasónicos, Catupecu y un multifacético León Gieco + D-Mente, fueron lo más aplaudido en la apertura del festival Cordobés, ante más de 20 mil personas. Skay y Daffunchio pasaron como invitados sorpresa. Seguí la fecha del sábado, con Deep Purple, La Vela Puerca y Alma Fuerte, entre otros, en vivo por Terra.
Pity hizo la transición: chau Intoxicados, hola Viejas Locas (otra vez).La montaña y 20 mil personas como testigos. Cuando las nubes dieron tregua, arrancó la primera fecha del Cosquín Rock; y Catupecu, Babasónicos, León Gieco e Intoxicados estuvieron a la altura de las circunstancias. También, las presentaciones de Massacre y Las Pastillas del Abuelo marcaron a fuego el espíritu del festival.


Desde hacía tiempo se hablaba de la separación de Intoxicados, para permitir la vuelta de Viejas Locas. Eso marcó de tensión toda la fecha. Pero Pity no quiso ir con vueltas: “nos tomamos un descanso y no digo que sea el fin de un ciclo. Espero que puedan entender”, dijo, antes de invitar al escenario a Skay Beilinson.


Además, Gieco sorprendió tocando con la gente de D-Mente y con la presentación del tráiler de una película que presentó. Por su parte, los de Catupecu Machu prefierieron innovar con los invitados: Germán Daffunchio, de Las Pelotas, y Walas, de Massacre.


Pero todo empezó más temprano, con otras bandas. Con poca afluencia de público, Volador G abrió el festival de montaña. La potencia calma de la banda fue un buen aperitivo para el prologo.


La gente arrancó con su hit “Amor que sobra”. La gente, ya más en clima, siguió todas las canciones cuando su cantante Ulises Miguel Eyherabide le deseó a Charly García una pronta recuperación. La banda mostró su particular estilo en el breve tiempo.


Con la aparición de Walas sobre el escenario, levantó la temperatura de la fecha. El líder de Massacre, muy bien acompañado por la banda, aportó carisma y potencia con temas como la “Octava maravilla”, “Te leo al revés” y “Plan B”. No faltaron los extravagantes comentarios de Walas: “Dijo la prensa norteamericana que los Massacre deberían ser prohibidos”.


Y no dejaron pasar la oportunidad, señalando las sierras, de recordar al bocha Sokol, el ex integrante de Las Pelotas hace pocas semanas fallecidos. Para ello, se prendieron con “Cruachan”, un cover de Sumo (banda a la que perteneció Sokol también). “Bocha, para usted”, gritó Walas.


Ya la gente empezó a colmar el predio del Cosquín Rock. Y Walas seguía animando, como buen show y front-man: “Estamos cerca del Uritorco, lo que es sinónimo de extraterrestre. Por eso me puse guantes, para recibir a su majestad de Marte”.


Con “Sofía, la super vedette” empezaron los matices del show. También pasaron el clásico “Mi mami no lo hará”, para después arrancar con un “tema psicológico”: “Divorcio”.
El gran cierre de Massacre fue con “Diferentes maneras”, con el que Walas se despidió de sus “amores” entre el público. “Gracias Bocha, para vos.”


Entremés
Las Pastillas del Abuelo confirmaron su gran momento, con su excelente y reciente producción discográfica bajo el brazo. Al grito de “fiesta, fiesta”, pasearon temas como “Puta” y otras canciones. Saludaron a sus colegas músicos y se divirtieron con el público, que coreaba cada estribillo.


Se lucieron con lo que mejor les sale: las letras, en cortes como “Los oportunistas” y “La chacarera”. El Piti bailó por todo el escenario, y la banda se mostró con algunos set instrumentales. La gente ya mostraba toda la parafernalia de banderas, remeras y gestos: los seguidores del rock chabón ya había llegado casi todos, y convivían sin problema con los fans de Babasónicos, de otro estilo.


Todavía no oscurecía del todo, pero el juego de luces en el escenario principal se hacía notar. “Gracias gente, hay que divertirse”, decía el Piti. Con “Desde la postura”, la banda había llegado al clímax de su número, y prologar a Gieco ya no parecía una mochila difícil de llevar. “Muchas gracias, a las bailarinas.”


Antes del cierre, se animaron a un cover de Los Redondos, con los acordes de “El Parabellum del buen psicópata”, enganchado con algunas partes de sus canciones. Un gran momento del recital, en el que Las Pastillas demostraron madurez en vivo.


Y presentaron el recital de Gieco: “Se viene el más grande, eh. Muchas gracias, Córdoba”.


Platos fuertes
La presentación del León, con D-Mente como banda acompañante, llamó mucha atención en la previa al festival. Pero no fue Gieco la primera cara visible. Andrés Giménez y compañía arrancaron cantando temas propios.


Ese inicio sorprendió a más de uno, hasta que Giménez explicó que “León está calentando para hacer un show más que rockero”. Para amenizar, tocaron el corte “Luz”, producción de D-Mente, que colmó de distorsión a todo el predio.


Y los aplausos estallaron cuando, finalmente, Gieco subió a escena. La primera canción, con un video, se la dedicaron al presidente boliviano Evo Morales. “Es la reivindicación indígena en América latina”, dijo. Sonó, como se esperaba, “Cinco siglos igual”, que ya venía cantando con Giménez en dueto y a capela. De fondo, un video mostraba la temática de la canción.


Al cierre de la canción, Gieco comentó su experiencia como director de la película “Mundo Alas”, de la que pasó un tráiler en medio del festival. La gente los ovacionó y el músico presentó a los actores de la cinta, como Alejandro Davio, para que se subieran a cantar con él. Así pasó “La colina de la vida” y “La memoria”, clásicos que todavía erizan la piel. Una chica y un bailarín en silla de ruedas hicieron del deleite con sus coreografías, en el segundo tema.


Con el regreso de D-Mente, tocaron “El país de la libertad”, que se lo dedicaron al “Ángel de la bicicleta”, como se lo conoce al chico de Rosario asesinado durante un operativo policial. Curiosa la versión del tema, con el aporte de Giménez y su banda.


La versión de “Ídolo de los quemados”, a puro riff, fue de lo mejor de la presentación. Ahí, pidieron armar una ronda grande en el medio de la gente, para dar paso a “Pensar en nada”, que alguna vez Gieco tocó con Los Piojos.


El cierre fue con “Sólo le pido a Dios”. Y una lección de buena convivencia música, a la que Gieco nos tiene acostumbrados.


Los Catupecu arrancaron mansos, con “Viaje del miedo”, pero demostrando que son una de las bandas que mejor trabajan los arreglos de voces. Después, con un juego de luces azulado, siguieron demostrando todo el poderío de la banda. Lo que siguió fue “Óxido en el aire”, con la guitarra de Ruiz Díaz a full.


No podían faltar “Y lo que quiero es que pises sin el suelo” y “A veces vuelvo”, con toda la gente coreando estribillos. La batería descansó algo con “Entero o a pedazos”, sin que Catupecu perdiera contundencia.


Pero el gran momento era otro. Ya por la tarde se rumoreaba que la banda sumaría a invitados rutilantes. El primero fue el Dr. Iguana y Walas de Massacre, para tocar “Plan B”, un tema que desde hace tiempo viene versionando Catupecu y esta vez sumó a su cantante original, para tocarlo en vivo. Pese a que todos se conocían la canción, hubo un pequeño gag, cuando se confundieron la letra.


A la siguiente canción, Ruiz Díaz presentó a uno de sus ídolos musicales (“lo iba a escuchar con su primera banda, y ahora con la segunda”): así apareció Germán Daffunchio, de Las Pelotas y ex Sumo. ¿El tema elegido? “Magia veneno”.


Con “Dale!” estalló la Plaza Próspero y hasta la montaña saltó. Los gritos de Fernando se escucharon hasta en La Falda y el campo volvió a estallar.


Glamour y adios
Quizás la nota más glamorosa la dieron los Babasónicos, en esta apertura. Dárgelos y compañía tal vez eran lo más distinto, en estilo, en esta primera grilla. Pero subieron aportar sus facetas más rockeras, intercalando sus hits como “Microdancing” con cortes más cargados de guitarras y distorsión.


En un clima atrapante, la banda tocó “Los románticos” que hizo cantar a propios y ajenos, entre el público. Dárgelos y los suyos saben moverse sobre el escenario, a fuerza de carisma y exóticos vestuarios. La presencia de los Baba se convirtió en una inesperada antesala de Pity y los suyos, con la expectativa sobre Intoxicado y su transición a –otra vez– Viejas Locas.


Se hizo rogar, pero subió. Pity Álvarez arrancó contando anécdotas de su juventud y de sus proyectos. Hacía ya unas semanas se venía hablando mucho sobre la continuidad de Intoxicados y el regreso de Viejas Locas. Incluso se especuló sobre cuál sería la formación en el Cosquín, si la vieja o la más reciente banda de Pity.


El músico decidió explicarlo por su cuenta, apenas subió a tocar:
“Intoxicados se va a tomar un descanso, pero los necesitamos mucho. Todo tiene un ciclo, y no quiero decir que esto va a terminar, simplemente vamos a parar por un año y medio. Para mí intoxicados es lo más. Espero que sepan entender”


Pero sin más preámbulos, decidió empezar la lista con temas de ese amor, Intoxicados. “Espero que la vida” fue lo primero en escucharse. También pasaron “Reggae para los amigos”, con la banda entre tímida y golpeada por la despedida. El campo, entre la emoción y el festejo en cada tema.


Los Intoxicados llevaron el recital a su costado más instrumental, conectando entre sí por el lado de los acordes y las notas. Silencios, algunos aplausos encendidos, perdidos entre la muchedumbre.


Y lo que tenía llegar, llegó. Con “Perra”, sin que sobre el escenario se mueva nadie, entró Viejas Locas. Todos cantando como en las viejas –locas– épocas. Pasó también “Nunca quise”, de nuevo con Intoxicados, y el hit “Fuego”. Pero si esto a alguien le podía saber a poco, el público estalló cuando en escena apareció nada menos que Skay Beilinson*, el guitarrista ricotero.


“Chau, chicos, esto fue Intoxicados”, se despidió el Pity.
Quizás haya sido la mejor despedida de Intoxicados. O la mejor bienvenida para Viejas Locas. Quién sabe.

Fuente: http://www.terra.com.ar/canales/cosquin2009/196/196149.html