Los dos aviones del Ejército del Aire que se estrellaron ayer mañana en Albacete colisionaron entre sí antes de caer al suelo. Eso es lo que han contado algunos testigos a la comisión encargada de investigar el accidente, que tardará varios días en emitir las conclusiones definitivas. Los tres pilotos que tripulaban los Mirage F-1, dos capitanes y un teniente, murieron en el accidente. Por el momento se desconocen las causas que provocaron la colisión de los dos aparatos en el aire, pero lo más probable es que uno de los pilotos perdiera el control de su avión y se cruzara en la trayectoria del otro, señalaron fuentes del Ministerio de Defensa. Los dos cazabombarderos despegaron en la mañana de ayer de la Base Aérea de los Llanos (Albacete) para realizar ejercicios de combate aire-aire, que consisten en un entrenamiento uno contra uno empleando la simulación de todos los sistemas de armas: misiles infrarrojos, cañones, cohetes y bombas. Durante las maniobras se realizan persecuciones a gran velocidad, aproximaciones desde varios ángulos y técnicas de escape. Normalmente, un avión desempeña el papel de agresor y el otro debe defenderse del ataque. Las maniobras formaban parte del plan de instrucción del teniente Roberto Carlos Álvarez Cubillas, de 29 años. Por eso volaba en el mismo aparato que el capitán Fernando Negrete Usón, que era su instructor de vuelo. Negrete, había acumulado más de 1.200 horas de vuelo y era un experimentado piloto de la promoción 52 de la Academia General del Aire. Había alcanzado la calificación de "Combat Ready 3", que es el máximo nivel profesional en la aviación militar. El capitán Jerónimo José Carbonell Rodríguez, de 29 años, pilotaba el otro avión siniestrado y acumulaba casi 600 horas de vuelo. Se licenció en la promoción 56 de la Academia General del Aire y había llegado a "Combat Ready 2". El teniente Roberto Carlos Álvarez Cubillas, también de 29 años, tenía una experiencia de 49 horas de vuelo y estaba comenzando, según fuentes de Defensa. Los Mirage F-1 son aviones de diseño francés, están fabricados por la empresa Dassault, constan de un solo turborreactor, alcanzan una velocidad máxima de 2.335 km/h (Mach 2,2) y son de color gris claro. Los aparatos estrellados habían sido modernizados recientemente, aunque tienen 30 años de antigüedad. En los últimos 25 años, un total de 13 pilotos del Ejército del Aire ha muerto en accidentes de Mirage F-1. Estos aparatos entraron en servicio a partir de 1975 y las últimas unidades fueron entregadas a mediados de la década de los 80. En la actualidad, el Ejército del Aire tiene operativas 36 unidades del Mirage F-1, todas en la Base Aérea de los Llanos. Según fuentes de Defensa, estos aparatos han ido dándose de baja y están próximos a su retirada para ser sustituidos por los Eurofighter.

Fuente espejo aeronautico