La Historia de Cancún
Cancún está en Quintana Roo que fue asiento de los itzaes que llegaron del Sur. Pueblo Maya que aprendió a convivir con la selva. De su grandeza quedan vestigios extraordinarios como la fortaleza de Tulúm, la Ciudad de Cobá y Kohunlich, entre otros. Existen restos de innumerables sitios conocidos, pero inexplorados en su mayor parte. No es exagerado afirmar que en cada pedazo de selva se encuentran huellas de su esplendorosa cultura. Está situada a 229 km de Felipe Carrillo Puerto, al final del corredor turístico. Su nombre tiene varios posibles significados: “abundancia de bajos”, “olla de culebras” o “serpiente de oro”.
Quintana Roo lleva el nombre del Patricio de la Independencia, Don Andrés Quintana Roo, poeta y escritor, nacido en Mérida, Yucatán de cuya provincia formaba parte el ahora 31 Estado de la República.
Si Hernán Cortés hubiera fundado Cancún, habría empezado por la Plaza de Armas; el abate Rojas, quien participó en la fundación de Zacatecas junto con Juan de Tolosa, habría empezado por la Catedral, pero el Banco de México, con impecable lógica bancaria, empezó por los hoteles y el aeropuerto -Fernando Martí Brito, cronista de la Ciudad.
Aún en medio de una grave crisis social -motivada por la intolerancia, que derivó en la ya mítica matanza de Tlaltelolco-, el presidente Gustavo Díaz Ordaz se dio tiempo para encargar al Banco de México, en 1968, un Plan Nacional de Turismo.
Ese plan tenía el objetivo de contribuir al crecimiento del Producto Nacional y al equilibrio en la balanza de pagos que, en aquellos tiempos, se financiaban con excesivos créditos del exterior y contribuyeron a la abultada deuda externa que tiene actualmente el país.
Además, el Plan debía generar oportunidades de inversión para el sector privado, crear empleos, alcanzar la autodeterminación y la comercialización de la oferta turística nacional en el exterior y lograr la autonomía tecnológica en los servicios turísticos, entre otras cosas.
La estrategia del Plan se encaminó a la consecución de su principal objetivo: consolidar el papel estratégico del turismo en el desarrollo económico, para incorporarlo al proyecto nacional como un sector de exportación de primer orden.
Con base en esos lineamientos, el Banco de México creó en 1969 el Infratur, para llevar al cabo un Programa Integral de Centros Turísticos. De esa forma, se iniciaron los estudios tendientes a identificar las zonas propicias para la ejecución de proyectos de infraestructura turística y Cancún y Zihuatanejo fueron seleccionados como prioridades de inversión.
Por aquellos tiempos Quintana Roo apenas tenía poco más de 40,000 habitantes, concentrados en Chetumal, Cozumel e Isla Mujeres. Los censos de aquella época no le daban importancia a la isla de Cancún, habitada sólo durante algunas temporadas del año.
Durante siglos nadie se percató de lo que hoy se llama el Caribe Mexicano, hasta que apareció Cancún, una ciudad que surgió de la selva y se convirtió en la capital del turismo internacional de México.
El mar que hoy recorren las embarcaciones turísticas fue de piratas; de los mayas macehuales que por medio siglo controlaron las costas y tierras del Caribe mexicano, hasta que una acción militar encabezada por el Gral. Bravo “conquistó” a una ya abandonada Chan Santa Cruz (hoy Felipe Carrillo Puerto) y transformó al entonces Territorio Federal en asentamiento de un campo de trabajos forzados que le generó a Quintana Roo la terrible “Leyenda Negra” de la selva.
Las tierras que hoy ocupan miles de mexicanos que vinieron de diferentes partes del país en busca de mejores condiciones de vida, fueron también de los chicleros, quienes vivían en medio de la selva y sufrían grandes penurias, mientras en las costas los ranchos copreros y los fareros cuidaban la soberanía del Caribe mexicano.
La presencia maya en la costa oriental de la península de Yucatán se remonta a la llegada de los putunes o mayas chontales, que trajeron desde el actual estado de Tabasco el arte de la navegación, que les permitió dominar las costas.
Establecieron puertos de apoyo al comercio, entre los que destacaron Cozumel, Xcaret, Xel-Há y desde allí se internaron al centro de la Península en el año 918 después de Cristo.
Los putunes conocían originalmente la navegación en ríos y en el tranquilo Golfo de México. Para transportarse en el Caribe y cubrir grandes distancias sustituyeron los cayucos por canoas más grandes, capaces de ser cargadas con mucha mercancía y llevar pasajeros.
Después del descubrimiento de la península de Yucatán y de varias expediciones destinadas a explorar esta región, los Reyes de España otorgaron en 1526 la autorización al Adelantado Francisco de Montejo para conquistar estas nuevas tierras.
Así, en octubre de 1527 arribaron a las costas de lo que hoy es Quintana Roo las primeras embarcaciones españolas al mando de Montejo. Esta expedición desembarcó a sólo 2 kilómetros de Xel-Há, rumbo a Tulum, en un sitio que los indígenas llamaban Zamá.
En el siglo XIX los piratas aún controlaban las costas orientales de la Península de Yucatán, aprovechándose de las rebeliones indígenas y del abandono de la región. Entre los más famosos de la época se encuentran Jean Lafitte, Molas y Mundaca, quien construyó una hacienda en Isla Mujeres, en donde murió.
La presencia mexicana en el Caribe en forma efectiva comienza en el sur, por medio de un repoblamiento en el cayo San Pedro, hoy territorio beliceño, que por su distancia fue un refugio perfecto en 1848, para quienes huían de la Guerra de Castas.
En el mismo período se repueblan Cozumel e Isla Mujeres, ambas despobladas a causa de su falta de seguridad frente a los piratas y tiempo después sucede lo mismo con Holbox.
Las repoblaciones toman carácter legal, cuando el 21 de noviembre de 1849 se erige en pueblo el rancho de San Miguel, en Cozumel. Un año después, el 17 de agosto de 1850, se erige el pueblo de Dolores en Isla Mujeres, quedando desde ese momento ratificada en forma permanente la presencia mexicana en la costa del Caribe.
El proceso de repoblamiento de las costas fue muy lento por una serie de problemas, como el aislamiento, el conflicto armado con los mayas y los huracanes.
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Quintana Roo lleva el nombre del Patricio de la Independencia, Don Andrés Quintana Roo, poeta y escritor, nacido en Mérida, Yucatán de cuya provincia formaba parte el ahora 31 Estado de la República.
Si Hernán Cortés hubiera fundado Cancún, habría empezado por la Plaza de Armas; el abate Rojas, quien participó en la fundación de Zacatecas junto con Juan de Tolosa, habría empezado por la Catedral, pero el Banco de México, con impecable lógica bancaria, empezó por los hoteles y el aeropuerto -Fernando Martí Brito, cronista de la Ciudad.
Aún en medio de una grave crisis social -motivada por la intolerancia, que derivó en la ya mítica matanza de Tlaltelolco-, el presidente Gustavo Díaz Ordaz se dio tiempo para encargar al Banco de México, en 1968, un Plan Nacional de Turismo.
Ese plan tenía el objetivo de contribuir al crecimiento del Producto Nacional y al equilibrio en la balanza de pagos que, en aquellos tiempos, se financiaban con excesivos créditos del exterior y contribuyeron a la abultada deuda externa que tiene actualmente el país.
Además, el Plan debía generar oportunidades de inversión para el sector privado, crear empleos, alcanzar la autodeterminación y la comercialización de la oferta turística nacional en el exterior y lograr la autonomía tecnológica en los servicios turísticos, entre otras cosas.
La estrategia del Plan se encaminó a la consecución de su principal objetivo: consolidar el papel estratégico del turismo en el desarrollo económico, para incorporarlo al proyecto nacional como un sector de exportación de primer orden.
Con base en esos lineamientos, el Banco de México creó en 1969 el Infratur, para llevar al cabo un Programa Integral de Centros Turísticos. De esa forma, se iniciaron los estudios tendientes a identificar las zonas propicias para la ejecución de proyectos de infraestructura turística y Cancún y Zihuatanejo fueron seleccionados como prioridades de inversión.
Por aquellos tiempos Quintana Roo apenas tenía poco más de 40,000 habitantes, concentrados en Chetumal, Cozumel e Isla Mujeres. Los censos de aquella época no le daban importancia a la isla de Cancún, habitada sólo durante algunas temporadas del año.
Durante siglos nadie se percató de lo que hoy se llama el Caribe Mexicano, hasta que apareció Cancún, una ciudad que surgió de la selva y se convirtió en la capital del turismo internacional de México.
El mar que hoy recorren las embarcaciones turísticas fue de piratas; de los mayas macehuales que por medio siglo controlaron las costas y tierras del Caribe mexicano, hasta que una acción militar encabezada por el Gral. Bravo “conquistó” a una ya abandonada Chan Santa Cruz (hoy Felipe Carrillo Puerto) y transformó al entonces Territorio Federal en asentamiento de un campo de trabajos forzados que le generó a Quintana Roo la terrible “Leyenda Negra” de la selva.
Las tierras que hoy ocupan miles de mexicanos que vinieron de diferentes partes del país en busca de mejores condiciones de vida, fueron también de los chicleros, quienes vivían en medio de la selva y sufrían grandes penurias, mientras en las costas los ranchos copreros y los fareros cuidaban la soberanía del Caribe mexicano.
La presencia maya en la costa oriental de la península de Yucatán se remonta a la llegada de los putunes o mayas chontales, que trajeron desde el actual estado de Tabasco el arte de la navegación, que les permitió dominar las costas.
Establecieron puertos de apoyo al comercio, entre los que destacaron Cozumel, Xcaret, Xel-Há y desde allí se internaron al centro de la Península en el año 918 después de Cristo.
Los putunes conocían originalmente la navegación en ríos y en el tranquilo Golfo de México. Para transportarse en el Caribe y cubrir grandes distancias sustituyeron los cayucos por canoas más grandes, capaces de ser cargadas con mucha mercancía y llevar pasajeros.
Después del descubrimiento de la península de Yucatán y de varias expediciones destinadas a explorar esta región, los Reyes de España otorgaron en 1526 la autorización al Adelantado Francisco de Montejo para conquistar estas nuevas tierras.
Así, en octubre de 1527 arribaron a las costas de lo que hoy es Quintana Roo las primeras embarcaciones españolas al mando de Montejo. Esta expedición desembarcó a sólo 2 kilómetros de Xel-Há, rumbo a Tulum, en un sitio que los indígenas llamaban Zamá.
En el siglo XIX los piratas aún controlaban las costas orientales de la Península de Yucatán, aprovechándose de las rebeliones indígenas y del abandono de la región. Entre los más famosos de la época se encuentran Jean Lafitte, Molas y Mundaca, quien construyó una hacienda en Isla Mujeres, en donde murió.
La presencia mexicana en el Caribe en forma efectiva comienza en el sur, por medio de un repoblamiento en el cayo San Pedro, hoy territorio beliceño, que por su distancia fue un refugio perfecto en 1848, para quienes huían de la Guerra de Castas.
En el mismo período se repueblan Cozumel e Isla Mujeres, ambas despobladas a causa de su falta de seguridad frente a los piratas y tiempo después sucede lo mismo con Holbox.
Las repoblaciones toman carácter legal, cuando el 21 de noviembre de 1849 se erige en pueblo el rancho de San Miguel, en Cozumel. Un año después, el 17 de agosto de 1850, se erige el pueblo de Dolores en Isla Mujeres, quedando desde ese momento ratificada en forma permanente la presencia mexicana en la costa del Caribe.
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