"Guitar Hero" y "Rock Band" generan más ganan
Una verdadera máquina de hacer guita(r).
Videojuegos como "Guitar Hero" y "Rock Band" ya generan más ganancias que las ventas de discos a gigantes como Metallica y Aerosmith. ¿El futuro de la música o un simple pasatiempo virtual? Opinan los ases de la guitarra local.
Perder el tiempo pifiándole a Sweet Child O'Mine? ¡Esto sí que no es trabajo! Ahora sí, los que dicen que la práctica indiscriminada del Guitar Hero no provoca lesiones, mienten: los dedos te quedan mochos de tanto darle a las teclas de la guitarrita, y la mano, con la movilidad de una muñeca de trapo. Todo para que al final de nivel la voz del GH te nomine: "No fuiste lo suficientemente rockera". O que te dé un revés el impresentable de Bret Michaels (¡!). Y sí, cuando apretás la tecla incorrecta, ¡más abucheos que Macri en el show de Queen!
Para ser un Guitar Hero solo basta una consola de videojuegos, un controlador (con chiches como una palanca para distorsionar), y el título que más vendió en todo el mundo (14 millones de copias) en sus cuatro versiones. Si el karaoke y el Pump It Up te desafiaban en tus habilidades para el "Yo sé" (bailar), el jueguito creado por Harmonix (también responsable del exitoso Rock Band) te cumple la fantasía de estar a la altura de Slash.
La moda de los jueguitos para ser rockstar tiene futuro. "El jugador siente que realmente está tocando la guitarra sin necesidad de conocimientos previos", nos dice Baudouin Corman, director de marketing de Gameloft, que creó el Guitar Rock Tour, jueguito para móviles que en Argentina ya practican cientos con el iPhone.
Los titulares relacionados con el Guitar caen como lluvia de fuegos artificiales en show de Alice Cooper. Death Magnetic (Metallica) apareció antes en el Guitar que en las bateas. Y Aerosmith levantó más plata en el juego que con la venta de CDs. Bill Gates desafía a sus amigotes en Microsoft: las fuerzas armadas intentan "tocar" sus temas favoritos, y hay enfrentamientos de GH en los breaks de giras como Family Value. "La nueva gran cosa" es la última versión de GH, Guitar Hero World Tour, donde podés elegir hasta a Jimi Hendrix, se suman más controladores como batería y micrófono, y podés componer, grabar e intercambiar tus propios temas.
"Con respecto a la lógica entre el jueguito y la música, lo que los une es que podés conocer la rítmica de una canción golpeando las notas. Un chico que arranca con el Guitar está obligado a moverse al compás de la canción", reflexiona Alejo Sendra, guitarrista salido de conservatorio que encaró When You Were Young, hit de The Killers, y sólo reporta haberse lastimado con el Winning Eleven.
Si tus chupines de cuero no son lo suficientemente ajustados, los contratos no te llueven y las groupies no abundan, ya es hora de dejar el air guitar. Cualquiera puede simular que toca como las legendas de las seis cuerdas. Desde Tom Morello hasta Jack White, todas las grandes "hachas" del rock moderno participan del negocio y no se quieren quedar afuera del furor.
Y el Sí! apunta a Patricio Sardelli, líder de Airbag, factible figurita en una imaginada versión local del juego. Asumido detractor del Guitar "porque no tiene onda", Pato se expone con curiosidad a la experiencia. Y después de comprarse una guitarrita blanca de 400 mangos en un shopping ("sin la viola no daba, ni en pedo juego con el joystick") se aparece en la nota con los ojos eyectados y con su campera de cuero cerrada aunque haga 34 grados a la sombra. Si en el GH la historia de una banda comienza en una competencia, la de los chicos de Don Torcuato arrancó directamente en el Luna Park hace cinco años. "¿El mayor exceso de rockstar? La limusina por toda la ciudad".
"Está bueno cuando pasás de combi a micro de gira. Y te aparecen los gastos: las pizzas, las chicas, el micrófono que rompiste", lanza el fan del Mortal Kombat. La cuenta más desmedida que tuvo que pagar en su vida real fue "un camarín con ambientación y un catering de frutas exóticas que no habíamos pedido". Una ganga comparado con las historias rockeras que hicieron que unos enojados Van Halen destrozaran un recinto por no recibir, tal cual habían ordenado, una bandeja de M&M's de color marrón.
Lo que más le interesaba probar, cuando se inclinó por los temas más difíciles (y eligió como personaje a un "tipo glammer con muñequeras y cadenas") era ver si el hecho de ser guitarrista le daba ventaja. "Y la verdad es que no. ¿Sabés por qué? Hay temas que ya los sabés tocar y cuando se te presentan ahí decís 'no, así no es'. Pero no respeta las leyes de la música, y me chupa un huevo". La diferencia entre tocar y jugar es todo para el lookeado Patricio: "Al principio me tiraban con todo, sobre todo si no tocás bien. Te abuchean y te tiran botellazos, pero te vas superando". Y festeja uno de los consejos del jueguito: "A la hora de los bises, nunca improvises: un clásico siempre funciona".
Después de 24 horas sin dormir desafiando sus prejuicios, y arrancando con una de Van Halen para pasar por Message in a Bottle (The Police), Hangar 18 (Megadeth) y Rock and Roll All Nite (Kiss), el seguidor de Rata Blanca y Led Zeppelin se sincera: "Pasé de odiar el Guitar Hero a amarlo. Tenés que relajarte y divertirte. Si sos un cuadrado no es para vos. Si te querés cagar de risa con tus amigos, lo tenés que probar". Y mientras sigue mascando chicle, se toma tres segundos y lanza top tres de violeros que deberían estar en un Guitar argento: "Pappo, Walter Giardino, y (ja) me voy a poner a mí".
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