Una historia para aprender
El día de hoy quisiera contarles mi experiencia y el arduo trabajo que tuve que hacer para poder salvar mi negocio y, de alguna manera, mi futuro.
Hace ya un año que empecé un negocio de ropa, lo empecé con muy poco dinero pero surgió por milagro. A pesar de tener una buena racha con las ventas y distribución a las tiendas, los impuestos de mi país eran demasiado altos y gastaba todo el dinero ganado para pagar cada una de las deudas; el dinero que ganaba no rendía para producir más ropa para vender, tuve que pedir prestado mucho dinero: a mis amigos, mis compañeros de trabajo, mi familia, mis maestros de la universidad (los más cercanos). Me endeudé en menos de cuatro meses y no había manera de progresar, finalmente un día cualquiera mi padre me comentó que un viejo amigo suyo lo había ido a visitar a su despacho, le dio una solución a mi problema, "SinImpuestos podría salvarle el negocio a tu hijo, a mí me ayudó a administrar mis cuentas, aunque eso es muy diferente a lo que vive tu hijo... El punto es que pueden darle la mejor solución para dejar de pedir tanto dinero, para que su negocio crezca y produzca más de lo que gasta en él. Recomiéndaselo". Y pues, a ese punto de mi vida, podría haber intentado todo con tal de salir de tantas deudas.
Contraté a SinImpuestos, gracias a mi padre, y luego de cinco meses mi negocio comenzaba a rendir más frutos. Me dieron la solución; establecer mi negocio en un paraíso fiscal, en Chipre. Me ofrecieron un precio realmente accesible y excepcional, me dieron los mejores consejos y me salvaron, por decirlo de alguna manera.
Hoy en día me atrevo a contar mi historia para que sirva de inspiración, para que puedan aprender de ella y para que, aquellos que no saben cómo salvar su negocio, sepan con quién pueden contar.
Hace ya un año que empecé un negocio de ropa, lo empecé con muy poco dinero pero surgió por milagro. A pesar de tener una buena racha con las ventas y distribución a las tiendas, los impuestos de mi país eran demasiado altos y gastaba todo el dinero ganado para pagar cada una de las deudas; el dinero que ganaba no rendía para producir más ropa para vender, tuve que pedir prestado mucho dinero: a mis amigos, mis compañeros de trabajo, mi familia, mis maestros de la universidad (los más cercanos). Me endeudé en menos de cuatro meses y no había manera de progresar, finalmente un día cualquiera mi padre me comentó que un viejo amigo suyo lo había ido a visitar a su despacho, le dio una solución a mi problema, "SinImpuestos podría salvarle el negocio a tu hijo, a mí me ayudó a administrar mis cuentas, aunque eso es muy diferente a lo que vive tu hijo... El punto es que pueden darle la mejor solución para dejar de pedir tanto dinero, para que su negocio crezca y produzca más de lo que gasta en él. Recomiéndaselo". Y pues, a ese punto de mi vida, podría haber intentado todo con tal de salir de tantas deudas.
Contraté a SinImpuestos, gracias a mi padre, y luego de cinco meses mi negocio comenzaba a rendir más frutos. Me dieron la solución; establecer mi negocio en un paraíso fiscal, en Chipre. Me ofrecieron un precio realmente accesible y excepcional, me dieron los mejores consejos y me salvaron, por decirlo de alguna manera.
Hoy en día me atrevo a contar mi historia para que sirva de inspiración, para que puedan aprender de ella y para que, aquellos que no saben cómo salvar su negocio, sepan con quién pueden contar.
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