Auditoria energetica
Las auditorías energéticas normalmente introducen una serie de mejoras técnicas en el lugar de estudio para poder alcanzar una serie de objetivos fijados para conseguir un proceso más eficaz.
Para llevar a termine una auditoría energética es necesario la participación de una serie de profesionales expertos en la gestión energética capaces de analizar e introducir las mejores tecnologías para aumentar el rendimiento energético.
Generalmente, en toda auditoría energética existen dos fases bien diferenciadas. La primera fase consiste en la realización de un estudio detallado de la situación energética actual del lugar y la elaboración de un análisis de los costes y de los diferentes usos según las zonas que se pueden distinguir. En cambio, la segunda fase consiste en la identificación de las áreas, equipos o instalaciones susceptibles de sufrir una mejora y una lista con las posibles medidas que pueden ser aplicadas siempre dirigidas para la obtención de un desarrollo sostenible.
Cuando se realiza una auditoría energética se consigue conocer en profundidad el implanto energético existente en el lugar y la obtención de las soluciones técnicas más adaptas para mejorar el sistema.
Las auditorías energéticas se pueden realizar en edificios residenciales, alumbrado público, instalaciones industriales, comercios y hoteles. De este modo, existen distintos tipos de auditorías según la empresa auditada. De hecho, el nivel de complejidad de una auditoría depende de las características de la empresa.
Una vez realizada la auditoría e implantadas las mejoras energéticas se obtiene el certificado de eficiencia energética, el cual indica el cumplimento de la normativa relativa a la eficiencia energética.
En España, las auditorías energéticas comienzan a utilizarse en la década de los 70-80 cuando tiene lugar la crisis del petróleo que produjo un aumento del precio y una escasez del producto. Con lo cual, la Administración se vio obligada a ofrecer incentivos a las empresas para que racionalizaran el consumo energético, con posterioridad se realizaron estudios técnicos que demostraban que se podía disminuir el consumo energético.
En la actualidad, las auditorías energéticas son obligatorias en empresas con más de 250 empleados o con un volumen de facturación mayor de 50 millones y un balance general mayor de 43 millones de euros, según el nuevo Real Decreto 56/2016.
En la actualidad, las auditorías energéticas son muy populares porque son una herramienta eficaz para alcanzar la eficiencia energética que permite un uso más ecológico y sostenible de la energía. La eficiencia energética es la política que plantean numerosas organizaciones para combatir el cambio climático, junto al desarrollo de las energías renovables y la disminución del tráfico.
Para llevar a termine una auditoría energética es necesario la participación de una serie de profesionales expertos en la gestión energética capaces de analizar e introducir las mejores tecnologías para aumentar el rendimiento energético.
Generalmente, en toda auditoría energética existen dos fases bien diferenciadas. La primera fase consiste en la realización de un estudio detallado de la situación energética actual del lugar y la elaboración de un análisis de los costes y de los diferentes usos según las zonas que se pueden distinguir. En cambio, la segunda fase consiste en la identificación de las áreas, equipos o instalaciones susceptibles de sufrir una mejora y una lista con las posibles medidas que pueden ser aplicadas siempre dirigidas para la obtención de un desarrollo sostenible.
Cuando se realiza una auditoría energética se consigue conocer en profundidad el implanto energético existente en el lugar y la obtención de las soluciones técnicas más adaptas para mejorar el sistema.
Las auditorías energéticas se pueden realizar en edificios residenciales, alumbrado público, instalaciones industriales, comercios y hoteles. De este modo, existen distintos tipos de auditorías según la empresa auditada. De hecho, el nivel de complejidad de una auditoría depende de las características de la empresa.
Una vez realizada la auditoría e implantadas las mejoras energéticas se obtiene el certificado de eficiencia energética, el cual indica el cumplimento de la normativa relativa a la eficiencia energética.
En España, las auditorías energéticas comienzan a utilizarse en la década de los 70-80 cuando tiene lugar la crisis del petróleo que produjo un aumento del precio y una escasez del producto. Con lo cual, la Administración se vio obligada a ofrecer incentivos a las empresas para que racionalizaran el consumo energético, con posterioridad se realizaron estudios técnicos que demostraban que se podía disminuir el consumo energético.
En la actualidad, las auditorías energéticas son obligatorias en empresas con más de 250 empleados o con un volumen de facturación mayor de 50 millones y un balance general mayor de 43 millones de euros, según el nuevo Real Decreto 56/2016.
En la actualidad, las auditorías energéticas son muy populares porque son una herramienta eficaz para alcanzar la eficiencia energética que permite un uso más ecológico y sostenible de la energía. La eficiencia energética es la política que plantean numerosas organizaciones para combatir el cambio climático, junto al desarrollo de las energías renovables y la disminución del tráfico.
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