En Siemens, el soborno era un recurso más de negocios

En Siemens, el soborno era un recurso más de negocios


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Para entender cómo uno de los mayores grupos industriales del mundo paga multas y solventa reformas (US$ 2.605 millones en total) por coimear funcionarios extranjeros, hay que fijarse en un ejemplo: Reinhard Siekaczek, un polaco germanizado.

Ex ejecutivo medio de la compañía bávara. Formaba parte del grupo que canalizaba torrentes de sobornos y prebendas alrededor del planeta. Sus beneficiarios iban de Argentina o Venezuela a Vietnam, Israel, Italia, Brasil, etc. Su relevancia táctica se desprende de declaraciones propias o evidencias judiciales en Alemania y Estado Unidos.

Lo que sorprende es hasta que punto la corrupción de terceros formaba parte de la cultura en Siemens. El fenómeno, reflejado en deposiciones de Siekaczek y actuaciones fiscales, se manifestaba en redes de cuentas bancarias secretas (Suiza, Luxemburgo, Montevideo, diversos “off shore”). Enraizado en la empresa, el virus había copado divisiones enteras –con telecomunicaciones al frente- y usaba una trama de transacciones legítimas que funcionaba como cubierta.

Según el ejecutivo clave, de 2005 a 2006 manejaba una partida anual de US$ 50 millones para sobornos. Hay casos anteriores, como el argentino (1974/8), centrado en el mundial de fútbol y el régimen militar. Pero lo de ahora tiene alcances mucho más amplios.

Esos pagos “eran vitales para competir fuera de Europa occidental. Especialmente en telecomunicaciones, Debíamos impedir que languidecieran los negocios, pues comprometían mano de obra en escala masiva”, explicaba candorosamente Siekaczek. Naturalmente, “Siemens no ha sido el único gigante víctima de la justcia”.

A varios años de una ley del congreso norteamericano, que prohíbe a sociedades radicadas en el país sobornar para obtener negocios en el exterior, otras jurisdicciones se han sumado a la tendencia. Hubo casos como Daimler, Johnson&Johnson, varias farmoquímicas y petroleras, Monsanto y docenas más.

Algunos ejemplos son espectaculares. Albert Stanley, ex director ejecutivo de KBR (subsidiaria de Halliburton) acaba de declararse culpable de repartir coimas y sobornarse a sí mismo. Pero, como sabe todo Washington, el vicepresidente Richard Cheney dejó de dirigir Halliburton para ir a la Casa Blanca. Desde ahí, continuó logrando contratos del Pentágono para su grupo en Irak. Pero Siemens tiene alcances geográficos poco frecuentes. Inicialmente, la justicia alemana abrió actuaciones en 2005. Al año siguiente, intervinieron tribunales norteamericanos… por culpa de la compañía. Para expandir negocios, el grupo se registró en Wall Street y esa “carta de ciudadanía” la puso en evidencia ante los fiscales federales y estaduales neoyorquinos. Así se llega a dos multas casi iguales en Alemania y EE.UU., que suman US$ 1.605 millones (más otros mil millones para investigaciones y reformas internas), un duro golpe aun para una empresa de ese tamaño.

En Argetina, una subsidiaria del grupo –no la de 1974/8- pagó no menos de US$ 40 millones en sobornos y consiguió un contrato leonino de mil millones para confeccionar documentos de identidad nacional. Eso sucedió mayormente bajo el régimen de Carlos S.Ménem. En Venezuela fueron US$ 16 millones para aceitar ferrocarriles urbanos.

De acuerdo con la Securities & Exchage commission (comisión federal de valores) hay cuatro países líderes en coimas: Afganistán, Haití, Irak y Birmania. Somalía era el quinto, pero hoy se ha balcanizado y carece de gobierno central. En cuanto a Siemens, sostiene que sus “estrellas” son o han sido China, Rusia, Israel, Venezuela y Argentina.





Espero les sirva la información. Saludos!.

Fuente: http://www.mercado.com.ar/mercado/vercanal_nota.asp?id=358969