Burros y cebras enseñan educación vial en Bolivia



Enseñan a peatones y conductores en la ciudad boliviana de El Alto, en un esfuerzo para resolver el atolladero que se produce en las horas punta en la principal vía entre esa ciudad de caótico tráfico y La Paz, capital del país


Jóvenes disfrazados de cebras y burros enseñan educación vial a peatones y conductores en la ciudad boliviana de El Alto, en un singular esfuerzo para resolver el atolladero que se produce en las horas punta en la principal vía entre esa ciudad de caótico tráfico y La Paz, capital del país.

Desde primera hora de la mañana, unas 40 cebras hacen ademanes insistentes para que conductores y peatones respeten los pasos peatonales y las señales de tráfico, mientras los burros ironizan y avergüenzan a los irrespetuosos.

Bajo el nombre de ´La Ceja se despeja´, en alusión al sector más prominente de El Alto (a 12 km de la capital), la alcaldía de esta populosa ciudad de 800.000 habitantes lleva adelante este proyecto en un intento por poner orden en la circulación diaria de alrededor de 60.000 vehículos por este punto vial obligatorio para trasladarse a La Paz.

"Las cebras interactúan con los peatones y choferes para inducirlos a respetar los pasos peatonales y las señales de parada, mientras que el burro actúa generando vergüenza en el mal peatón para que también respete la normas", señaló a la AFP Henry Contreras, encargado del proyecto.

Aunque reconoció que el cambio requerirá de un titánico esfuerzo, en una ciudad de fuerte migración indígena que ha crecido a ritmo vertiginoso hasta convertirse en la tercera ciudad más grande de Bolivia, después de Santa Cruz y La Paz, y en la que la trasgresión de las normas de tráfico es muy frecuente.

"Para muestra, un botón", señaló al revelar que en el primer día de la puesta en marcha del proyecto, el pasado jueves, una cebra fue atropellada por un autobús, cuyo conductor se resistió a respetar las señales.

Las ´cebras´ y ´burros´ son jóvenes alteños que recibieron capacitación en las normas viarias y relaciones públicas para lidiar con conductores y peatones que han hecho de infringir las reglas una costumbre, y que por la premura de llegar a sus lugares de trabajo están casi siempre malhumorados.