¿Cómo Formamos Hijos Triunfadores?

Hace siglos, un famoso pensador griego dijo: "Lo único permanente es el cambio".

Debemos preparar a nuestros hijos para un mundo en constante cambio, para el mundo del futuro, ni el de nuestros padres, ni el nuestro.



En este mundo actual lo determinante para triunfar será el carácter, no el conocimiento.

Tener temple para salir de los fracasos adecuadamente y hacer de ellos un desafío en lugar de una tragedia. Eso será lo que busquen los seleccionadores de personal.



Para los trabajadores independientes, debe ser un requisito autoimpuesto.

Un hijo forja su carácter si percibe la autoridad de sus padres.



Con presencia de autoridad, los niños y jóvenes también actuarán con autoridad para resolver sus propios problemas.



Sin embargo, en ausencia de autoridad serán débiles de carácter y actuarán por impulsos, con los consecuentes problemas de adaptación.



¿Qué pasa si hay exceso de autoridad?..., en realidad siempre es mejor a carecer de ella.

Entonces podemos preguntarnos… ¿Cuál es el límite?



Hay una regla práctica y fácilmente identificable "La autoridad no debe humillar".

Es muy importante recordar que lo que es el niño hoy, será el adulto del mañana.

Si queremos que no sufran, entonces debemos prepararlos para sufrir. Si le evitamos todo sufrimiento… ¿Cuándo aprenderán y cómo crecerán?



En lugar de resolver todos sus problemas, hay que ayudarlos a que los resuelvan ellos mismos.

"Les tenemos que enseñar a utilizar la caña de pescar en lugar de darles los peces"…



Nadie logra metas exitosas y duraderas sin un poco de sufrimiento. Para comprender esto basta con pensar en los deportistas destacados de alto rendimiento, en lo que significa llegar a una olimpíada y lograr un lugar destacado.



Debemos enseñarles a hacer esfuerzos suplementarios, que sepan que siempre se puede hacer un poquito más.



Nadie recoge su cosecha sin haber sembrado muchas semillas y abonar mucha tierra.

También es muy importante enseñarles a carecer, si no aprenden a carecer de algo tampoco aprenderán a arreglárselas en distintas circunstancias.



Aunque tengamos el 100%, debemos darles un poquito menos de lo que necesitan.

Es la única forma de que aprendan a apreciar lo que tienen, a no ser ingratos, a valorar la vida gozando de las pequeñas cosas, a no ser quejosos.



La mesa del hogar es una excelente oportunidad. Debemos darles los alimentos que nosotros decidamos que son buenos para ellos, es decir, lo que necesitan en lugar de lo que quieren. ¿Qué hay berrinches?...No importa, que no coma; lo comerá en la próxima comida.



A través de la comida podemos enseñarles a carecer de lo que se quiere, lo que les permitirá no ser quisquillosos en sus relaciones.



También hay que educarlos en el servicio, que es la base del liderazgo. Una familia normal es un equipo de trabajo en el que todos deben realizar distintas labores para mantenlo en condiciones.

Las escuelas más importantes de liderazgo del mundo, enseñan a los jóvenes a carecer para que entiendan el mundo que los rodea y lo puedan liderar.



Cuándo les damos dinero para sus gastos, es conveniente establecer cantidades fijas y medidas por período de tiempo, cuotas semanales ó mensuales, con el objetivo que aprendan a administrarse.

Construyamos hijos luchadores, en lugar de debiluchos sobreprotegidos.



Hijos que tomen los problemas como desafíos para poder mejorar.

Recordemos que "Nadie alcanza altura en un solo vuelo"…



Debemos ilusionarlos con ideales, metas futuras y sueños para que tengan buen corazón y sean felices.

Es importante transmitirles que ser triunfador no equivale a tener dinero.

Triunfador es quien es feliz con lo que hace con su vida.


Los hijos con carácter templado, conocimientos del carecer, educados en el servicio y plenos de amor e ilusiones, serán triunfadores.

Los padres tenemos la enorme responsabilidad de criar hijos que transformen nuestro país para que reine la libertad, la abundancia, la justicia y fundamentalmente la felicidad.

http://sabercomomujer.blogspot.com/