Una ciudad china decidió desterrar al Windows
Están obligando a todos los dueños de los cibercafés locales a sustituir los sistemas operativos por otro llamado "Linux Bandera Roja", fabricado en el país asiático, y por el que les cobran 720 dólares
Según informó un diario de esa ciudad, el Jiangnan Metropoli News, desde hace dos años el gobierno de la ciudad está forzando la instalación en más de 600 locales de internet de este sistema operativo, muy similar en aspecto al Windows XP, pese a las reticencias de los dueños de los cibercafés.
El Linux Bandera Roja fue desarrollado desde 1999 por la Academia China de Ciencias, el principal organismo de investigación estatal del país asiático, y aunque en teoría su instalación en los ordenadores es gratuita, el gobierno local está cobrando a los cibercafés unos 5 mil yuanes (unos 720 dólares o 570 euros).
Según las autoridades, la medida sirve para acabar con el uso de copias piratas de Microsoft en los establecimientos públicos, pero los dueños de los cibercafés se quejaron a la prensa de que algunos de ellos usaban una versión legal de Windows y aun con todo se les obligó a sustituirla por el Linux chino.
La medida llega en un momento de mala relación entre Microsoft y los internautas chinos, ya que la empresa de Bill Gates, en un intento de combatir la piratería en el país asiático, ha iniciado una campaña en China que ha alterado el funcionamiento de millones de ordenadores nacionales que tenían copia "pirata" del programa Windows.
Ante esta campaña, los internautas chinos han acusado a Microsoft de entrar en la intimidad de sus ordenadores personales y cambiar sus configuraciones, a través de la instalación de un programa que recuerda continuamente a los usuarios chinos que han de cambiar su versión pirata de Windows por una con licencia.
El "destierro" de Windows en Nanchang no es la única medida ordenada a los cibercafés chinos que ha levantado ampollas en el país asiático, donde los usuarios de Internet sufren las molestias del control policial de páginas web y la censura.
Recientemente, la instalación de cámaras y escáneres para la identificación de usuarios en muchos cibercafés de todo el país ha generado igualmente malestar entre los clientes de esos locales, así como de sus dueños, que han tenido que gastar una alta suma de dinero en instalar estas tecnologías por orden gubernamental.
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