¿un clic a 'copiar y pegar', o a la ciencia?

Las posibilidades educativas de hoy, mouse en mano, son la feliz ocasión para que los estudiantes vayan mucho más allá de ser simples repetidores de sus preceptores.





No se repone la sociedad de hoy del escándalo acaecido en Alemania en días recientes cuando su Ministro de Defensa utilizó el clic para 'copiar y pegar' gran parte de su tesis doctoral en Ciencias Jurídicas. Sustenta esta triste realidad una reflexión sobre la manera de acudir al recurso contemporáneo tan vivo en la mente de las personas: la informática.

Somos herederos de hombres grandes -uno de ellos lo fue Johann Guttemberg (1398-1468)- homónimo y a la vez compatriota del ministro en cuestión. Sus fortalezas han forjado en la historia los avances en las ciencias por medio de las investigaciones y de las sabias formulaciones, las que le han despejado sombras a la humanidad en su esfuerzo cognoscitivo.

Aquellos hombres: si miraban al agua se preguntaban por su fuerza y por su riqueza para generar vida; si contemplaban el sol se interrogaban acerca de su papel en la totalidad del cosmos; si percibían el movimiento de algo que estaba a su alcance querían responder a estas preguntas: ¿Por qué se mueve? ¿Qué le ayuda o le disminuye su acción motriz?; si su atención se centraba en el propio cuerpo, no les faltaba la inquietud: ¿Qué lo compone, cómo opera, cómo se relacionan sus diversos órganos? La indiferencia a sus ambientes no les era su gesto peculiar.




Ahora: somos legatarios de un acercamiento inmediato a ellos por un recurso que está al alcance de nuestros ojos: internet. Con el apoyo de este medio, nos son familiares sus encumbrados pensamientos y los frutos de sus inquietudes.

A la luz de estos hechos, una persona joven de hoy enfrenta su gestión formativa y educativa. ¿Cómo puede realizarlo? Una respuesta simple sería: haciendo un clic en su computador.

Si el proceso educativo se limita a conseguir información con hacer clic, 'n' veces, será sólo un medio que hace salir a alguien de su analfabetismo. Interesante circunstancia pero digna de un proceso más espacioso.

Venga de nuevo la mirada al ayer de los hombres de ciencias. Recorrieron un estadio personal de aprendizaje. ¿Cuál?

A sus periodos de observación les asociaban las preguntas: el momento del ¿por qué?

A la pregunta le ofrecían múltiples amagos de respuesta: son los balbuceos, los lapsos del 'quizá', los ratos de la experimentación. Con éstos quieren explicar, por ejemplo, si quien se mueve es el sol o es la tierra. ¡Vaya reto igual!




El día culmen de su empeño lo labraban con las teorías creativas que hoy se apellidan 'ciencia'. Representan la explicación de los hechos ya naturales, ya sociales. Son las verdades que le desenmascaran el rostro a la ignorancia. Retornemos a la jornada actual. Hagámoslo acompañados de la pedagogía descrita en las líneas previas.

Quien desee hacer de su educación frente a la pantalla del computador un reto como el de esos seres pensadores no se podrá decir: me es suficiente solicitarle, decirle a Google que me enseñe. Tendrá que plantearse: la enseñanza de Google. ¿Cómo la encauzo a través de mis preguntas sobre el saber y, de qué modo, con mis propios balbuceos, voy formateando el disco duro de mi vida con las respuestas, con los hallazgos y con las ideas que yo mismo alcanzo a descubrir, a crear y a formular? Cuando esto le acontece en la tarde de cualquier momento vivido en el parque biblioteca de un barrio citadino, por ejemplo, a un estudiante de séptimo o de noveno grado, está, él, reviviendo la experiencia que hace un poco más de 500 años realizó Galileo cuando analizó el cotidiano fenómeno de las sombras que cambiaban sobre ciertos puntos de la tierra. Tal fue el recurso propicio para empezar a concluir que era la tierra la que se movía en lugar de hacerlo el sol.




Con Google ante nuestros ojos y con el acto personal de preguntar y de responder, como gesto académico, se vive un proceso formativo que supera la exclusiva y a veces triste repetición de conocimientos: 'copiar y pegar'.

El crecimiento personal tiene vínculo intenso con el 'crear y con el encontrar' lo nuevo. Si se detecta ahora en los secretos rincones del cerebro se convertirá en nuevo germen de desarrollo para las mismas ciencias. También es factible estar ahora a las puertas de ser gestor en nuevos conocimientos. ¡Bello reto!

Las posibilidades educativas de hoy, mouse en mano, son la feliz ocasión para que los estudiantes vayan mucho más allá de ser simples repetidores de sus preceptores. El futuro cognoscitivo les será feliz en la medida que sean autodidactas, quizá con el auxilio del buscador electrónico, pero no con la miopía de creerse formados por el hecho de repetir de memoria las 123 o 315 entradas que Wikipedia les brinda sobre? "la tarea que el 'profe' nos colocó ayer".


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