El primer lunes de Carnaval fue pura alegria




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Después de 35 años, el primer lunes de Carnaval fue pura alegría




Numerosos desfiles, murgas coloridas, música y mucha espuma fueron los elementos centrales de una noche que despertó nostalgias en los mayores y entusiasmo en los más jóvenes. Una escena repetida en barrios de todo el país.

Agustín “Tinti” Fernández tiene 86 y dedicó toda su vida a la murga. Ayer sintió que retrocedía en el tiempo y su corazón se encogía de felicidad. Por primera vez, desde que la última dictadura lo eliminó del calendario hace 35 años, se disfrutó en numerosos barrios en todo el país el esplendor y la alegría del Carnaval en su primer día feriado (hoy será el segundo) gracias a su restitución por decreto el año pasado, en el marco del Carnaval Federal de la Alegría 2011, de la Secretaría de Cultura de la Nación.
Con aires renovados, más color y música que antaño, según recordaban los mayores, con la espuma como una de los protagonistas y con el cierre de Los auténticos decadentes ante cerca de 20 mil personas en Boedo, el feriado de Carnaval regresó para “traer alegría” a los barrios y resignificar el uso de los espacios públicos, según sus propios participantes. Tiempo Argentino acompañó los desfiles murgueros y la fiesta en Boedo, barrio mítico de “tango y murga”, según pregonaba el presentador desde el escenario dispuesto sobre la Avenida Boedo.
Al igual que en otros 35 barrios porteños, desde las 19, las distintas murgas desfilaron por el corredor armado entre las avenidas Independencia y San Juan. Los mocosos de Liniers, Los Dandys de Boedo, Los fabulosos de Quilmes y Los chiflados de Boedo, que para el cierre ostentaron la agrupación más numerosa (240 miembros) fueron parte del corso que bailoteó al ritmo de los tambores y silbatos (en total fueron 107 murgas en la ciudad). Detrás de los vallados se podían conseguir choripanes, bebidas y latas de espuma por 6 o 7 pesos. Los viejos señalaron este aspecto como el distintivo. “Antes usábamos pomos con agua”, explicaron Norberto Clemente, de 68 años, y su esposa Beatriz, de 69. Miguel, un padre de 4 hijos, contó a Tiempo que para las 21 ya llevaba gastados 220 pesos en aerosoles.
La frase de Arturo Jauretche, “nada grande se puede hacer con la tristeza” fue uno de los lemas que se enarbolaban en las comparsas. Es que la “alegría” fue una de las palabras más escuchadas ayer, como dijeron casi al unísono Gerardo López, de 51 años, y su hijo Matías, de 18, que compartieron por primera vez en sus vidas un feriado de carnaval.







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