Diez experimentos cientÃÂficos más crueles y extraños
Los diez experimentos cientÃÂficos más crueles y extraños de la historia
Tusko, el elefante, vivÃÂa lo más tranquilo en el zoológico de Lincoln Park, en Oklahoma, cuando Warren Thomas, director del zoo, se acercó a él pensando que harÃÂa una gran contribución a la ciencia. Era el año 1962, cuando Thoms le inyectó una jeringa llena de LSD al elefante Tusko.
Luego de unos minutos, Tusko revoleaba la trompa para todos lados, furioso, antes de caer rendido como si hubiese recibido un disparo. Una hora más tarde estaba muerto. Thomas y sus colegas concluyeron entonces que “Al parecer el elefante es altamente sensible a los efectos del LSDâ€Â.
35 años después el pobre Tusko era reconocido por su puesto en la ciencia, con el primer puesto en la lista de los experimentos cientÃÂficos más estúpidos de la historia, compilados por la revista New Scientist.
El autor de la lista, Alex Boase, luego escribió un libro, con muchos más experimentos del estilo, llamado Elephants on Acid and Other Bizarre Experiments.
“Comencé a coleccionar ejemplos de experimentos bizarros hace años cuando estudiaba historia de la ciencia en la universidadâ€Â, dijo Boase al periódico Times, “Confieso que no tuve un motivo intelectual, simplemente los encuentro fascinantesâ€Â.
El Top Ten es el siguiente
1) El elefante y el ácido.
Aquàentra el que ya comentamos, en el que Warren Thomas inyectó 297 miligramos de LSD a un elefante, que es 3000 veces la dosis humana. QuerÃÂa saber si con esta droga alucinógena podÃÂa inducir el musth, un estado de los elefantes que se da una vez al año, cuando tienen un incremento de la excitación sexual, lo que los vuelve más agresivos.
El resultado fue un desastre de relaciones publicas, ya que mató al elefante. Adujeron en su defensa que no esperaban que pudiese pasar eso, ya que ellos habÃÂan probado el ácido también.
2) Terror en los cielos
También en los 60, diez soldados en un entrenamiento de vuelo fueron informados por el piloto de que el avión no funcionaba bien y tendrÃÂan que aterrizar en el océano. Luego se les acercó un formulario de seguro de vida antes del accidente, para que el ejército no fuese responsable de las muertes o heridas.
Pero el asunto es que en realidad eran parte de un experimento, no pasaba nada con el avión, sino que un grupo de cientÃÂficos querÃÂa saber si los soldados cometÃÂan más errores al llenar un formulario si su vida estaba en peligro… sÃÂ, leyeron bien.
3) Cosquillas
En los años 30, el profesor de psicologÃÂa Clarence Leuba, de Ohio, tenÃÂa la hipótesis de que la gente aprendÃÂa a reÃÂrse cuando le hacÃÂan cosquillas, no que era algo innato. Lo probó en so propio hijo, que apenas nació prohibió a toda la familia que se riese en relación a las cosquillas cuando el niño estaba presente.
Pero el experimento se le frustró cuando descubrió a su esposa jugando con el niño, haciéndole cosquillas, y riendo. Pero Leuba, no se amilanó y volvió a probar con su hermana…
4) Caras pintadas y ratas descabezadas
En 1924 Carney Landis, de la Universidad de Minnesota, quiso investigar las expresiones faciales de disgusto. Para poder exagerar las expresiones, dibujó lÃÂneas en los rostros de los voluntarios con un corcho quemado, antes de pedirles que olieran amonÃÂaco, que escucharan jazz, que mirasen fotografÃÂas o pusieran la mano en un balde lleno de sapos.
Luego le pedÃÂa al voluntario que decapitara una rata blanca. A pesar de que todos dudaban, y algunos maldecÃÂan o lloraban, la mayorÃÂa aceptaron hacerlo, mostrando lo fácil que mucha gente se inclina ante la autoridad. Las imágenes quedaron muy raras. Boese cuenta “Parecen miembros de un culto preparándose para hacer un sacrificio al gran dios del experimentoâ€Â.
5) Los muertos vivos
Robert Cornish, de la Universidad de Carlifornia, creÃÂa, en los años 30, que habÃÂa perfeccionado una forma de levantar a los muertos. Experimentó poniendo a los muertos en un subibaja para hacer circular la sangre, mientras les inyectaba adrenalina y anticoagulantes.
Luego de aparentes éxitos experimentando con perros estrangulados, consiguió un prisionero condenado a muerte, Thomas McMonigle, que aceptó ser un conejillo de indias. Pero el estado de California le negó el permiso a Cornish, por miedo a que tuviesen que liberar a McMonigle si la técnica funcionaba… ¿Eh? ¿Que por qué no se lo negaron por locura? No sé.
6) Comida de uñas subliminal
En 1942, Lawrence LeShan intentó influenciar a un grupo de jóvenes de forma subliminal para que dejasen de comerse las uñas. Mientras dormÃÂan, les pasaba un disco con una voz diciendo: Mis uñas saben terriblemente amargasâ€Â. Pasó que el tocadiscos se rompió, asàque él mismo decÃÂa el diálogo todas las noches.
Y pareció funcionar, ya que para el final del verano el 40 por ciento de los niños dejó de comerse las uña. Aunque la explicación de Boese suena más interesante, según él los niños pensban “Si dejo de comerme las uñas el hombre raro se irá lejosâ€Â.
7) Los pavos lo hacen hasta con un palo
Martin Schein y Edgar Hale, de la Universidad de Pennsylvania, se dedicaban a estudiar el comportamiento sexual de los pavos allá por los años 60. Descubrieron que las aves no son muy exigentes a la hora de elegir pareja.
Cómo llegaron a esa conclusión es lo peor de todo… tomaron un pavo hembra y le fueron cortando partes del cuerpo hasta que el pavo macho perdió interés. Incluso cuando lo único que quedaba era la cabeza en un palo, los machos seguÃÂan excitándose…
8- Perros de dos cabezas
El cirujano soviético Vladimir Demikhov creó un perro de dos cabezas en 1954. Unió la cabeza de un cachorrito al cuello de un pastor alemán. La segunda cabeza podÃÂa tomar leche, si bien no lo necesitaba, pero el tema era que la misma chorreaba por el cuello, ya que el esófago no estaba conectado. Ambos animales murieron por culpa del rechazo de tejidos, pero eso no detuvo a Demikhov para crear 19 animales bicéfalos más en los siguientes 15 años.
9) El doctor que tomaba vómitos
Según Stubbins Ffirth, médico de Filadelfia en el 1800, la fiebre amarilla no era una enfermedad infecciosa, y lo probó en sàmismo. Primero se echó vómito en heridas abiertas, luego lo tomó. No cayó enfermo, pero no porque la fiebre amarilla no fuese infecciosa. Luego fue descubierto que debÃÂa ser inyectada a la corriente sanguÃÂnea, que solÃÂa ser por un mosquito.
10) Ojos bien abiertos
Ian Oswald, de la Universidad de Edinburgo, quiso estudiar condiciones extremas para quedarse dormido en 1960. Para eso les puso cinta en los ojos a los voluntarios mientras les ubicaba un banco de luces de flash a 50 cm frente a ellos, y ubicaba electrodos a sus piernas que les administraba shocks eléctricos. También les ponÃÂa música con el volumen muy alto.
Los tres sujetos del experimento pudieron dormirse en 12 minutos. Oswald especuló que la llave de todo era el estÃÂmulo monótono y regular…
De cientÃÂfico y de loco, todos tienen un poco… :P
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y uno mas....
El pequeño Albert
Watson pasó a la historia de la PsicologÃÂa por los experimentos realizados junto a Rosalie Rayner para demostrar sus teorÃÂas acerca del condicionamiento de la reacción de miedo en un niño de once meses de edad y que ha pasado a la historia con la denominación de Pequeño Albert.
En él Watson pretendÃÂa demostrar cómo los principios del condicionamiento clásico, recientemente descubierto por Ivan Pavlov, podÃÂan aplicarse en la reacción de miedo de un niño ante una rata blanca.
Albert fue escogido como sujeto de experimentación por su gran estabilidad emocional. Mediante el experimento, Watson pretendÃÂa demostrar cómo podÃÂa condicionar la reacción de miedo de Albert hacia una rata blanca, que inicialmente no provocaba en el niño ninguna reacción aversiva, cómo podrÃÂa generalizar esta conducta a otros estÃÂmulos similares y, por último, cómo eliminar esta conducta.
Según describen Watson y Rayner (1920), los objetivos que perseguÃÂan con su experimento eran dar respuesta a las siguientes preguntas:
* ¿Puede condicionarse a un niño para que tema a un animal que aparece simultáneamente con un ruido fuerte?
* ¿Se transferirá tal miedo a otros animales u objetos inanimados?
* ¿Cuánto persistirá tal miedo?
El procedimiento seguido fue el siguiente: Se seleccionó a un niño sano de nueve meses, Albert, para el experimento. Se le examinó para determinar si existÃÂa en el un miedo previo a los objetos que se le iban a presentar (animales con pelo), examen que fue negativo. Sàse identificó un miedo a los sonidos fuertes(como golpear una lamina metálica con un martillo fuertemente).
El experimento dio comienzo cuando Albert tenÃÂa 11 meses y tres dÃÂas. ConsitÃÂa en presentar al niño un objeto de color blanco al tiempo que un ruido fuerte (que se lograba golpeando una barra metálica detrás de la cabeza del niño). Después de varios ensayos, el niño sollozó ante la presencia de una rata, y posteriormente generalizó su respuesta a otros estÃÂmulos: un perro, lana, un abrigo de piel, etc.
El experimento no pudo llegar a término, no alcanzándose la fase de descondicionamiento, debido a que Albert fue sacado de la unidad hospitalaria en que se encontraba antes de su conclusión.
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6 Comentarios
Despues lo leo, ahora tengo fiaka pa leer!