Lebensborn "los criaderos de niños nazis" (WWII)

Lebensborn "los criaderos de niños nazis"


Este proyecto, al que se bautizó con el nombre de “Lebensborn” (Fuente de Vida), se inició el 12 de diciembre de 1935 bajo la dirección de Heinrich Himmler, aunque luego Martin Bormann se convertiría en el auténtico padre del proyecto que tenía un único objetivo:

"Crear una superraza de arios" que respondiera a la pureza y a los criterios de perfección biológica que establecían la superioridad de su raza sobre todas las demás.

Era el sueño sobre el que el propio Himmler ya había edificado las temibles SS. Todos los miembros de las SS habían pasado por el proceso de los seleccionadores de la raza, mediante criterios estrictos, en los que se contemplaban todas y cada una de las medidas antropomórficas, además de otros aspectos: ojos azules, pelo rubio, estatura mínima de 1,75 metros, y un árbol genealógico que se remontase al menos hasta 1.750. Himmler presumía de sus superhombres ante el Führer, pues para él eran perfectos, el máximo exponente de la raza aria.



Bautizo de un niño nacido en un Lebernsborn



Himmler y Bormann habían hecho los cálculos: una vez ganada la guerra, sus arios serían los grandes señores del Reich y constituirían una guardia pretoriana de 400.000 hombres y mujeres. Para ello, y amparado en las Leyes de Nuremberg, la conciencia racial de Hitler, personificada en el propio Himmler, convirtió a las SS en un batallón de sementales que sólo podrían casarse con mujeres arias: rubias, de ojos azules y una estatura mínima de 1,60 metros. Además, cada familia de las SS debía tener un mínimo de cuatro hijos.

 

De este modo, se puso en marcha el proyecto “Lebensborn”. Al mismo tiempo, Goebbels apoyaba la iniciativa con una campaña publicitaria sin precedentes, en la que se pedía a las mujeres alemanas que tuvieran hijos para Hitler, hijos que deberían reemplazar a los soldados alemanes que morían en el frente. Para cumplir estos objetivos y con la promesa de importantes privilegios y beneficios económicos a las mujeres que aceptaran este papel reproductor, se establecieron en Alemania clínicas especiales para que éstas pudieran dar a luz y cuidar de sus hijos. Todo ello se llevó a cabo con el máximo secreto, en castillos apartados y con una fuerte vigilancia.


Pero la obsesión por conseguir la superraza estableció claras diferencias de trato. Las esposas de los SS guardaban y criaban a sus hijos. Sin embargo, aquellas mujeres que reunían las características de la raza aria y que habían sido reclutadas con fines reproductores, convertidas en madres ilegítimas, sólo podían permanecer junto a sus hijos durante un periodo de tres meses. La razón era simple: los niños nacidos en los “Lebensborn” pertenecían al Reich y no podían sufrir la influencia de sus padres. Por eso aunque las madres no quisieran renunciar a sus hijos, éstos les eran retirados a la fuerza. También los bebés que nacían con deformidades de algún tipo eran exterminados de forma inmediata.



Salida de niños Lebensborn adoptados


El inicio de la guerra ofreció la posibilidad de exportar su proyecto a los países conquistados. Para ello, envió a sus seleccionadores de la raza para instalar sus criaderos arios. En todos ellos se seguía un riguroso registro de nacimientos, aunque en los mismos no figuraba el nombre del padre y se cambiaban los nombres y apellidos de los niños que, transcurridos tres meses, eran dados en adopción a matrimonios de las SS que habían hecho méritos para obtener aquel privilegio.


En Noruega se construyeron nueve “Lebensborn”. De hecho, este país fue declarado «puro para la raza aria». Se construyeron maternidades en un antiguo hospital de Luxemburgo y en un castillo de Lamorlayc, en Francia. En Holanda, sin embargo, se instaló una guardería, al igual que en Bélgica, en el castillo de Wegimond. Todos los países conquistados rindieron su tributo al sueño de una raza purificada y superior.

 

Sin embargo, parecía que todo aquello no era suficiente. En enero de 1944, Martin Bormann, por aquel entonces la persona más próxima a Hitler, recibió el encargo de potenciar el programa. Sus seleccionadores de la raza recorrieron Polonia y los países del Este en busca de niños que reunieran las características arias y, por tanto, susceptibles de ser germanizados. Más de 200.000 fueron raptados, sometidos a un exhaustivo análisis antropométrico y enviados a los centros de “Lebensborn”, donde se les cambiaba los nombres y las fechas de nacimiento y eran convertidos en perfectos alemanes.

 


Casa de acogida Lebersborn con la bandera de las SS


Algunos de estos niños importados tuvieron la suerte de ser dados en adopción a familias nazis. Sin embargo, la mayoría tuvo que someterse a los experimentos de los médicos nazis y muy en especial las niñas, que una vez que cumplían los diez años, eran sometidas a un tratamiento hormonal que adelantaba la pubertad y las convertía en máquinas reproductoras de las SS, pasando directamente a los “burdeles biológicos”.

 

Ni siquiera durante el proceso de Nüremberg, se pudo saber cuántos niños nacieron del “Lebensborn”. En cualquier caso, la mayoría de ellos siguen vivos y desconocen sus orígenes. Son los hijos del Führer y del Reich, aunque pocos de ellos lo saben a ciencia cierta, simplemente buscan su identidad, su pasado, sus padres, sus raíces, perdidos entre los delirios racistas y la irracionalidad de Hitler.