Zumarán Oliva es un personaje de ficción. Nació en la ciudad de Nueva Palmira – Uruguay, el 13 de diciembre de 1910, pero debido a su inmortalidad aparenta unos 29 años. Actualmente vive en la ciudad de San José de Mayo. Es retirado de la actividad de superhéroe y su último trabajo fue de asesino por encargo a las ordenes del viejo Norris. En la actualidad se encuentra huyendo del viejo Norris, porque supuestamente asesinó a su hija, la cual apareció muerta al lado de Zumarán sin que este recuerde bien como sucedió todo. Nos narrá su vida desde ese punto a través de su Facebook personal.

El Facebook de Zumarán es: http://www.facebook.com/zumaran.oliva


Y estás son algunas de las entradas. Cada párrafo es una entrada.

I

Me despertó la vibración del celular sobre el parquet, y luego, aumentando progresivamente de volumen la melodía de “Oso del Sueño" que había cargado la última vez que estuve en casa. La habitación en penumbras. El celular sonó hasta que terminó la canción y lo dejé donde estaba, debajo de la cama junto a los envoltorios de los preservativos, la lata de “Dark Dog” y la ropa interior de una mujer que no conozco.

II

Lentamente penetraban los primeros rayos de sol a través de los pequeños orificios de la persiana, de la única ventana de la habitación. No sin esfuerzo intenté despertarme, intenté recordar donde me encontraba, quién era la mujer que dormía a mi derecha, completamente desnuda, boca abajo, cubierta únicamente por una sábana verde hasta las caderas; pero no recuerdo nada.

III

Me asomé por encima de la mujer para averiguar de quien se trataba, la reconocí al instante, sin embargo estoy convencido de que la última vez que la había visto se encontraba con vida. Me siento sobre el borde de la cama, me observo, estoy completamente desnudo. Abro la caja de cigarrillos Nevada y envuelto en papel higiénico encuentro lo que busco.

IV

Revuelvo en la mesita de luz hasta encontrarme con el desmorrugador de metal oxidado con las inscripciones de mis iniciales y lo armo en hojillas de menta. Luego de la última pitada me vuelvo a recostar en la cama y duermo unas horas más. Otra vez el sonido del celular sobre el parquet. Esta vez lo recojo, hay cinco mensajes nuevos, son todos del viejo Chuck. De nuevo a la realidad, ahora lo sé, sé que no hay salida.

V

Sé que voy a morir, pero no la esperaba tan pronto. ¡Qué caso tiene pensar en eso ahora! Aún desnudo voy a la cocina y me preparo un churrasco a la plancha, un poco de sal y aceite de ajo. Caliento las papas que hice al horno en el microondas. Observo por la ventana, ahí van los pitucos para el colegio, tan ignorantes como aquellos que no tienen más remedio que serlo.

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