Albert Einstein y sus 10 lecciones de vida
Albert Einstein y sus 10 lecciones de vida
La verdad admiro mucho a este tipo, no solo por su intelecto, si no por su bondad y modestia. Albert Einstein fué un físico asombroso. Pero no sólo es recordado por su contribución a la ciencia. Algo por lo que la gente lo llama genio: sus palabras. Era un filósofo que entendió las leyes del éxito y las explicó con la misma claridad que con sus ecuaciones. Aquí está una selección de sus mejores citas-lecciones, que todos podemos aplicar en nuestra vida diaria.
“Alguien que nunca ha cometido errores nunca trató de hacer algo nuevo”.
La mayoría de la gente no intenta nuevas cosas debido a su miedo al fracaso. No debemos tener miedo a fracasar. A menudo los "fracasados" son los que aprender más sobre el hecho de "ganar" que los "ganadores". Nuestros errores siempre nos dan oportunidades de aprender y crecer
“La educación es lo que queda después que uno ha olvidado lo que aprendió en la escuela”.
No solemos recordar lo que aprendimos hace 30 años. Pero sí lo que hemos aprendido en el camino. Las lecciones de la vida se quedan para siempre con nosotros. La verdadera educación comienza desde dentro.
“Soy lo suficiente artista como para dibujar de mi imaginación. La imaginación es mas importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado. La imaginación envuelve al mundo”.
Cuando reflexionas sobre lo lejos que los humanos hemos llegado desde la época de la prehistoria hasta la era actual de avances tecnológicos, sientes de veras el poder de la imaginación. Lo que tenemos ahora fue construido primero en la imaginación de nuestros antepasados. Lo que tendremos en el futuro será construido de nuestra imaginación.
“El secreto de la creatividad es saber esconder tus fuentes”.
La creatividad y la unicidad a menudo dependen lo bien que ocultamos nuestras fuentes. Podemos estar inspirados e influenciados por otras personas extraordinarias; pero cuando estás bajo la mirada expectante de todo el mundo, debes ser una fuerza única e individual que aprendió valores diferentes de la gente diferente.
“El valor de un hombre debe medirse por lo que da y no por lo que recibe. No trates de convertirte en un hombre de éxito sino en un hombre de valores”.
Si piensas en toda la gente "top" en el mundo, verás que ellos han aportado algo de valor al mundo. Debemos dar para poder tomar. Cuando tu objetivo es contribuir o aportar valor al mundo, serás elevado a un nivel más alto de vida.
“Existen dos maneras de vivir: Una es pensar que nada es un milagro, la otra es pensar que todo lo es”.
Cuando nada es un milagro, ganas el poder de hacer lo que quieras y no tienes límites. Y cuando todo es un milagro, te detienes a observar cada pequeña cosa maravillosa que hay en el mundo. Cualquiera de las dos opciones te dará una vida productiva y feliz.
“Cuando me examino a mí mismo y mis métodos de pensar, llego a la conclusión que el don de la fantasía ha significado mas para mí que cualquier otro talento para tener pensamientos positivos y abstractos”.
Soñar con todas las grandes cosas que podemos alcanzar es la llave a una vida llena de positivismo. Deje que tu imaginación vuele y crea el mundo en el que te gustaría estar.
“Para ser un miembro inmaculado de un rebaño de ovejas, uno debe, sobre todas las cosas, primero ser una oveja”.
Si quieres ser un empresario exitoso, debes emprender un negocio enseguida. Desear algo, pero temer las consecuencias no ayudará. Lo mismo se aplica a todo - para ganar un juego, lo primero que hay que hacer es jugar al juego.
“Debes aprender las reglas del juego. Y después debes jugar mejor que nadie”.
Aprende las reglas de tu juego y empieza a jugar lo mejor que puedas. Sigue compitiendo como si tu vida dependiera de ello. Y al cabo de un tiempo no tendrás a ningún competidor. En ese punto, mejora tu marca.
“Lo más importante de todo es nunca dejar de hacerte preguntas. La curiosidad tiene su propia razón de existir”.
La gente inteligente pregunta. Sigue preguntando a otros y a ti mismo para encontrar soluciones. Esto te ayudará a ganar conocimientos y a analizar tu crecimiento en todas las áreas de la vida.
Einstein y...sus inventos
En 1927 Einstein se puso manos a la obra con otro invento en compañía de su colega Leo Szilard. Diseñaron una bomba frigorífica que no era mecánica sino electromagnética. Un metal líquido se movía en un sentido y el contrario dentro de un tubo cuando se veía afectado por un campo electromagnético alternante. La bomba era elegante conceptualmente hablando y, desde un punto de vista práctico, más silenciosa que los modelos existentes. Los dos hombres patentaron su invento en 1930 [en la imagen], y en los siguientes dos años consiguieron siete patentes más. Pero el invento quedó prácticamente en nada comercialmente hablando, porque la competencia, que nunca está quieta, había mejorado considerablemente las bombas basadas en gases por lo que no había necesidad de usar un equipo que usase metales potencialmente tóxicos. Muchos años después, en los inicios de los reactores nucleares de uso civil, se consideró seriamente la posibilidad de usar la bomba Einstein-Szilard pero no llegó a generalizarse su uso industrial.
Otro invento de Einstein fue una cámara de exposición automática desarrollada en 1936 con su amigo Gustav Bucky. Además, Einstein fue el coautor de artículos de contenido experimental sobre audífonos y membranas semipermeables para coloides.
Einstein y...Mileva Marić Einstein
Mileva Marić, familiarmente Mila, fue la primera esposa de Einstein. Su relación fue emocionalmente intensa desde el comienzo hasta el final. Comenzó como una aventurilla en la universidad, alimentada por su mutua pasión por la física, la desaprobación de sus amigos y de la familia de Einstein, y el ardor de la juventud. Terminó con un amargo y largo divorcio, crisis físicas y mentales por ambas partes, y una separación de por vida.
nació en Hungría en 1875, cuatro años antes que Einstein. La mayoría de las mujeres en el este de Europa simplemente no iban al colegio, pero gracias a la mentalidad de su padre y a su influencia política, Mila fue una excepción. Tras graduarse con las mejores notas en el instituto, Mila se marchó a Zürich, entonces un refugio para las mujeres intelectuales. Empezó a estudiar medicina en la Universidad de Zürich pero un año después decidió que quería estudiar física, para lo que se matriculó en el Politécnico. Aquí es donde conoció a Albert Einstein.
Einstein se enteró sin duda de la llegada de Mila el primer día: era la única mujer en su promoción de cinco estudiantes. Iniciaron una amistad que pronto desembocó en algo más.
Mila recordaría esta época feliz llena de café, salchichas y física.
Sus estudios no iban muy bien. La joven pareja no le caía nada bien al tradicional profesor Weber. En el que se suponía que sería su último año de estudios, 1900, Einstein consiguió aprobar sus exámenes con este profesor, siendo cuarto de su promoción de cinco y consiguiendo su título.
Tras graduarse Einstein decidió irse con sus padres a Milán, dejando a Mila para que terminase sus estudios. Los repetidos intentos de encontrar un empleo de Einstein se encontraban con lo que Einstein interpretaba eran sabotajes del profesor Weber, hasta que finalmente encontró un puesto para enseñar matemáticas en un colegio cerca de Zürich.
En Julio de 1901, embarazada de tres meses, Mila volvió a suspender el examen. Esto supuso el fin de la carrera académica de Mila, y la imposibilidad de conseguir su habilitación como profesora de secundaria. Se fue a casa de sus padres, donde dio a luz a su hija ilegítima, Lieserl, en febrero de 1902.
Poco después la pareja se reunía en Berna, dejando a Lieserl con los abuelos maternos, y se casaba el 6 de enero de 1903 en una ceremonia civil en la que los únicos asistentes fueron los contrayentes y dos amigos de Einstein y Mila, Conrad Habitch y Maurice Solovine. Einstein después diría que se casó por su “sentido del deber”. Muy poco después Mila regresa a Hungría y vuelve a Berna sin su hija. El rastro de la hija de Einstein se pierde para siempre, dada probablemente en adopción. Einstein nunca la conoció.
En el otoño de 1903, la pareja se mudó al más famoso de los siete apartamentos en los que vivió en Berna, el que hoy es un museo, la Einsteinhaus.
La familia Einstein hizo un viaje a la casa de la familia de Mila en el verano de 1905. Era la primera vez que Einstein se encontraba con sus suegros.
Fueron frases como esta y la cacareada habilidad matemática de Mila lo que dio pábulo a especulaciones en los años 80 y 90 de que fue Mila la verdadera autora de las teorías [plural] de la relatividad de Einstein.
La pareja no era especialmente feliz. Y cometió el error que muchas parejas cometen intentando salvar el matrimonio: otro hijo. En el verano de 1910 nació Eduard. Pero esta felicidad fugaz duraría poco. Sucesivas mudanzas a Praga, Zürich y, finalmente, Berlín hicieron que Mila se sintiese más y más sola y miserable. Einstein viajaba sin parar y evitaba volver a casa.
Einstein siempre se sintió muy atraído por determinado tipo de mujeres. Su recientemente adquirida fama le resultaba muy útil para conseguir nuevas amantes.
En febrero de 1916, Einstein propone por primera vez el divorcio. Mila, con 41 años, sufre varios ataques al corazón. A efectos prácticos, el matrimonio ha acabado y Einstein ya vive con Elsa y las hijas de ésta. Finalmente, el 14 de febrero de 1919 el divorcio es una realidad. En el acuerdo final, la pareja decide, según la opinión más extendida, que, en el caso de que a Einstein le concedan el Nobel, el retendrá la medalla y el diploma, pero que el dinero será para ella, que es lo que finalmente ocurriría.
Poco antes de que Einstein abandonase Europa para no volver, en 1933, Einstein y Mila volvieron a verse después de 16 años, por última vez. Einstein fue a visitar a su hijo Eduard, esquizofrénico, que estaba internado en una institución mental. La relación con Einstein y Elsa fue cordial aunque distante.
Mila moriría en Zürich en agosto de 1948.
Einstein y...la belleza matemática.
Einstein sometía a sus propias teorías y a las de los demás a un sencillo test de verosimilitud: ¿había belleza en su formulación matemática?
Cuando Einstein habló años después acerca del descubrimiento de la teoría general de la relatividad, describió un momento en el que todos sus pensamientos se fundieron y, de repente, las fuerzas de la gravitación tuvieron sentido.
Numerosos científicos continúan usando el rasero de belleza y simplicidad para guiar su trabajo, y muchos han descrito la belleza que percibieron la primera vez que aprendieron la teoría de la relatividad.
Einstein y...Franklin Delano Roosevelt
Poco después de que el mundialmente famoso Albert Einstein emigrase a Estados Unidos en el otoño de 1933, él y su mujer fueron invitados a cenar por el presidente Roosevelt el 24 de enero de 1934 en la Casa Blanca, donde pasaron la noche. Años después, la relación establecida aquella velada animó a Einstein a escribir una carta a Roosevelt que contribuiría a cambiar el curso de la historia.
La invitación inicial a cenar en la Casa Blanca vino tras la insistencia del rabino Stephen Wise. Alarmado por las políticas racistas de Alemania y ante lo que él creía inacción de Roosevelt, Wise usó sus contactos para convencer a un asesor del presidente para que éste recibiera a Albert Einstein, argumentando que, de no hacerlo, sería un desprecio hacia los judíos.
En 1930 se había fundado el Instituto de Estudios Avanzados en Princeton, del que se había hecho cargo su primer director, Abraham Flexner. Contratar a Einstein había sido una maniobra genial (y de suerte) por parte de Flexner, y una que algunas veces el valoró con satisfacción y otras con arrepentimiento.
Flexner abría todo el correo que llegaba al Instituto para Einstein. Fue Flexner el que telefoneó al secretario de prensa de la Casa Blanca para declinar la invitación alegando que el profesor Einstein había venido para investigar, no para dedicarse a la política. Cuando Einstein se enteró, accidentalmente, de lo que había pasado, a la vergüenza que sintió por lo que el presidente de la nación que le acogía podía haber pensado, se unió la furia contra Flexner.
El encuentro entre los Einstein y los Roosevelt es evidente que fue agradable. Sin embargo, ninguna de las partes comentó demasiado qué había sucedido o de qué se había tratado. Eleanor Roosevelt escribiría a una amiga: “los Einstein llegaron [...] y son únicos, tan alemanes y tan sencillos con muchas sabias y delicadas cualidades alemanas”. Parece ser, por un comentario posterior que habría hecho Elsa, que Roosevelt propuso a Einstein que aceptara una ciudadanía honorífica, tal y como proponían dos miembros del Congreso, pero Einstein habría declinado el trato especial.
Si bien este encuentro no tuvo demasiadas consecuencias, el siguiente contacto de Einstein con Roosevelt puso al físico a la vanguardia de la era atómica. Los descubrimientos realizados en 1938 tenían a los físicos alborotados con las posibilidades que podía tener el estudio del uranio.
Años después, en 1942, con Estados Unidos en guerra tras el ataque japonés a Pearl Harbour en diciembre de 1941, se puso en marcha el proyecto Manhattan, que terminaría con la construcción y detonación de la primera bomba atómica. Aquella carta fue la única contribución, indirecta, al proyecto por parte de Einstein. Su pacifismo y sus “sentimientos filocomunistas” impidieron que el F.B.I. emitiese la autorización para que se le invitase a participar plenamente. Pero esta es otra historia.
Esta es la recopilación que me pareció muy interesante y didactica, espero que les haya gustado!
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